viernes, 1 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 3

Tratas de tomarme por los brazos pero los evito y te vuelvo a empujar, ahora caes de espaldas en la cama. Es lo que tú y yo queremos; yo más que nada.

Te recargas en tus brazos elevándote pero yo me subo en ti a gatas. Te vas haciendo poco a poco hacia atrás hasta llegar a las almohadas en donde te detienes y te recuestas por completo mientras me miras con excitación y esa ansiedad que crece en ti de que sea tuya.

Llego hasta tu rostro y me recuesto sobre ti besándote poco a poco y lentamente la oreja, la mejilla, el cuello y al final los labios. Es un beso prolongado y romántico en donde tus manos me toman de los brazos y tus piernas tiemblan debajo de mí.

Me sostengo de un brazo y con la mano libre recorro tu pecho por el que quiere salir tu corazón expulsado, tu vientre en el que siento tu respiración agitada y llego al botón de tu pantalón que desabrocho haciendo un eco en la habitación. En ese momento me tomaste con aun más fuerza de los brazos y la intensidad del beso creció.

Ante esa situación giramos sobre nosotros y ahora a mí me dejaste debajo de ti y me dices al oído con tu voz agitada:

-Me encantas, me vuelves loco, me dejas sin respiración. Desde que te vi caminando en la calle supe que tenías que ser mía, ese cuerpo, esa mirada seductora; me matas preciosa, me matas y ya eres mía-

Lo abrazo de la espalda y le entierro las uñas haciéndolo gritar de placer y erotismo. Me acerco a su oído y le pregunto seductoramente:

-¿Ya soy tuya?-

-¡Si, claro que sí! ¡Mía, toda mía!- me responde casi en un grito de pasión.

-¿Estás seguro?-

-¡Que si maldit…!- Su voz se cortó de la nada –Si, si eres mí…- Su cuerpo se tensó y su mirada se dirigió al frente con los ojos cerrados de dolor.

-¿Cómo amor? ¿Qué dijiste que no te escucho bien?-

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