lunes, 18 de mayo de 2015

Media Naranja. Parte 9

Los pájaros cantaban, el señor Sol entraba por mi ventana y una calle silenciosa me daban los buenos días en un magnifico día con el que respondía con gran energía y alegría por mi parte.

Sin dudar tome el control de estéreo y comencé una canción que había preparado la noche anterior; un blues muy movido con una voz grave de cantante.

La escuche un minuto acostado en mi cama para después levantarme semidesnudo y dar unos pasos de baile mientras me estiraba un poco los brazos y piernas. Me prepare para darme un baño y mientras esperaba un poco y tiraba mi trusa sobre la cama cantaba feliz por la ocasión y no paraba de bailar. Uno que otro gallo salía de mi garganta a ritmo con movimientos de cadera que iban de atrás a adelante. Hace mucho no me levantaba con tanta alegría y felicidad.

Salí del baño dispuesto a secarme con el aire que iba a entrar por mi ventana al abrirla desnudo, apague el aparato de música y camine por todo el departamento escurriendo en agua. Tome ahora el control de la televisión y apareciendo las noticias de la mañana que apenas iban a empezar di vueltas sobre mi eje como una bailarina experta de ballet.

La puerta sonó y corriendo fui a abrir sin importar que estuviera con la piel al descubierto aunque ya sabía quién era quien tocaba.

-Ya casi empieza la mejor noticia que se ha presentado en este pueblo y…- Se dio cuenta de mi desnudes hasta ese momento.

-Yo estoy igual de emocionado, ya entra- La tome del brazo y la metí al lugar.

Nos sentamos en el sillón y subí el volumen del televisor.

“No puedo creer las ultimas noticias que han aparecido en los últimos días” Decía el señor serio detrás de un escritorio mientras se tapaba la cara indignado.

“Primero un camión lleno de gente inocente…”

-Hasta donde sé, si era inocente- Replicaba mientras me mofaba del hombre de traje.

“Después la universidad del estado con estudiantes con grandes futuros por delante…”

-Uno que otro huevón yo creó-

“Ahora, cuando pensábamos que las cosas ya habían pasado y que los tiempos iban a ser como la normalidad…”

-Nada va a cambiar ahora. ¡Ya dilo!- La ansiedad me ganaba y no pude evitar gritar.

“Pasaron treinta días y fueron treinta personas las secuestradas y asesinadas a sangre fría.”

-¡Qué horror!- Gritamos juntos.

“El día de ayer fue entregado un paquete en las oficinas del periódico El Mundo el cual contenía treinta y un videos, cada uno en un disco y en un sobre son la fecha del día que ocurrió el asesinato”

-Te apuesto el desayuno a que va a llorar- Me decía la mujer que estaba ansiosa a un lado mío.

-No entró, si va a llorar- Y dicho esto, el presentador se llevó una mano a sus ojos para cubrirse las lágrimas que comenzaban a salir de su rostro.

-Llorón-

“Lo siento mucho pero, es indignante lo que está pasando…”

-Y que se esperen a lo que viene en el video treinta y uno-  Dije mientras me paraba del sillón y me dirigía a la cocina a hacer un delicioso desayuno.

viernes, 15 de mayo de 2015

Media Naranja. Parte 8

Los días pasaban y la gente se iba relajando, todo volvía a la normalidad poco apoco aunque seguían sonando en los periódicos y en los radios las noticias que habían azotado al lugar y promesas de responsabilizar a las personas acreedoras de estos actos.

Todo ya estaba listo y ya se había cumplido un mes del atentado a la universidad y dado que eso era lo que ahora importaba en los noticieros ¿Quién iba a cubrir la noticia de desapariciones de personas? Y por esa razón, nosotros les íbamos a llevar la noticia; íbamos a ser los reporteros, camarógrafos y comentaristas de estos actos.

Para nosotros fue un mes de mucho trabajo, diario hacíamos una noticia nueva, diario dormíamos un promedio de tres horas y nos veíamos demacrados, pero lo valía; el informar a la gente siempre lo vale.

La jornada era despertar, ir a trabajar, hacer una investigación rápida, eliminar la información, salir del trabajo, ir a entrevistar a nuestro protagonista llevándolo a una bonita localidad y ahí hacerle unas preguntas, una serie de pruebas físicas y psicológicas y al final le dábamos como recompensa una estancia permanente en un lugar paradisiaco. Nosotros regresábamos a nuestros hogares hambrientos, cansados pero, con una gran sonrisa en nuestro rostro.

Ya teníamos los treinta y un videos en sobres separados y hoy era la noche de hacer entrega de nuestro trabajo a unas oficinas de un periódico local.

Caminábamos  por la acerca con tranquilidad y con una caja llena de sobres con los videos hasta que llegamos a las oficinas.

Entramos y con la excusa de dejar un paquete para un reportero nos permitió pasar la oficinista con rostro tan cansado como el de nosotros y el policía de una edad avanzada a las oficinas. Era un lugar lleno de escritorios, computadores y papeles por todos lados. El reloj marcaba las once de la noche y había muy pocas personas aun laborando.

Se respiraba un ambiente de café y cigarros y se escuchaban solamente los golpes de los dedos con los teclados de la poca gente que había.

Dejamos el paquete e un escritorio y nos fuimos de ahí; era un lugar viciado, oscuro y por eso incómodo. Nos despedimos de la secretaria y del policía y seguimos nuestro rumbo por la acera.

Teníamos el presentimiento de que iban a ser unas próximas horas muy agitadas.

viernes, 8 de mayo de 2015

Media Naranja. Parte 7

Las cámaras nos habían visto entrar a la universidad ese día, nos habían visto bajar del auto con la mochila, nos habían visto besarnos en la fuente, me habían visto cargar la mochila por los pasillos y dejarla en unos arbustos, me habían captado afuera del colegio y darle a un niño un control, me habían visto parado con la dama y nos habían visto parados del otro lado de la acera sonrientes, tomando chocolate caliente y sonriendo ante la situación; pero sobre todo, habían captado el momento en que la mochila había estallado en un salón donde guardan las cosas perdidas, un salón con ductos de gas y cables de electricidad, un salón que había volado en mil pedazos juntos con 40% de la universidad y decenas de vidas y otras cuantas directas al hospital. Las cámaras lo habían visto todo y nosotros las habíamos visto.

La semana pasó y la gente perdió la razón, perdió la cordura y la atención en lo que hacía. Gente se fue de sus hogares y supuesta seguridad para la gente llego con cámaras y policías por dondequiera. Todo el lugar se congelo en cuestión de días pero nosotros seguíamos con nuestras vidas al igual que la demás gente que no tenía de otra, todos pensaban que estas cosas pasan, que hay gente loca en este mundo, que había que tener mucho cuidado y que el mundo ya no era un lugar seguro. Y estaban en lo correcto pero, nunca lo había sido y el toque final tenía que comenzar.


Sin embargo, había que hacer muchas cosas antes que eso y eso le dio oportunidad a la población de relajarse un poco; a olvidar un poco los sucesos mientras el gobierno trataba de descubrir a los culpables de los atentados contra el camión y la institución, y lo iban a lograr, a su tiempo, pero cuando eso sucediera; ya todo habrá empezado. 

lunes, 4 de mayo de 2015

Media Naranja. Parte 6

Estábamos parados afuera de la universidad, viendo como los estudiantes entraban desanimados a sus primeras clases del día y de la semana. Hombres, mujeres; jóvenes y adultos caminaban por la entrada principal y entraban por los diferentes accesos vehiculares en autos de diferentes tipos.

Nosotros estábamos parados del otro lado de la acera tomando un chocolate recién hecho por una señora que se posicionaba con una mesa y diversos alimentos como sándwiches, tamales, tortas, ensaladas, yogurt, etc. Y bebidas como licuados, leche, café y chocolate entre delicias para aquellos que llegan a laborar a esas horas de la madrugada.

 No éramos los únicos parados, así que pasamos desapercibidos por entre las multitudes pero la hora se acercaba y también nosotros debíamos irnos a trabajar a nuestros respectivos oficios.

-¿Sabes algo? Creo que pediré otro ¿Tu gustas?- Me preguntaba aquella mujer de menor estatura que yo, cuerpo delgado y vestida como toda una oficinista aunque trabajara en una compañía de diseño de publicitario.

-No gracias, con este me basta y sobra- Le respondía el hombre con botas de casquillo de metal, pantalones de mezclilla y una camisa azul cielo que al final se terminaría remangando para poder moverse libremente por las máquinas de su manufacturera de metales.

-Tú te lo pierdes lindura- Desapareció de mi lado y se fue a formar en el puesto para su chocolate.

Le di un trago a mi chocolate cuando vi a un joven despistado tratar de cruzar la calle junto con otros estudiantes.

Él era el indicado.

-Oye amigo de la mochila roja. Amigo- Expresaba al aire mientras caminaba para estar a su lado.

-¿Yo? ¿Disculpe?- Giro sobre su eje y me volteo a ver con extrañeza.

-Se te cayó esto. Ten más cuidado- Le dije mientras le dejaba rápidamente en su mano una pequeña caja de metal con un botón rojo que decía “presióname”.

-No, disculpe esto no…- Trataba de explicarme cuando ya me había dado la vuelta y me alejaba de él. La misma gente lo empezó a empujar para cruzar y prefirió darse la vuelta y seguir el flujo.

Me volví a parar en donde estaba con anterioridad mientras veía que ya me estaba esperando la mujer.

-¿Él? Está muy simple, ¿no?- Su tono presentaba emoción y ansiedad.

-Sí; distraído, simple, desinteresado y curioso. No recordara nada, ahora solo disfrútalo- dije al final antes de darle un último trago a mi bebida caliente.

-Eso hare-

Solo pasaron un par de minutos, el tiempo suficiente para que el chico llegara al otro lado de la acera y entrara a la universidad cuando se escuchó un golpe seco que hizo cimbrar el piso y detener a toda la gente que estaba a nuestro alrededor haciéndolos voltear a ver al edificio de la institución.

Una explosión emergió por dentro del colegio originando llamas del tamaño de edificios, gritos de un concierto de música, gente corriendo como si estuvieran en un maratón y llanto como si vieran la película más triste de toda su vida.

Todo perdió el control, todos corrían y gritaban, todos se detenían al ver el horror y todos se preguntaban qué había pasado.

-¿Eso fue solo la mochila?- Me preguntaba extrañada pero fascinada.

-No, debieron haberla encontrado y haberla llevado a otro lado donde había maquinas, luz, gas y demás cositas-

-Entiendo, es hermoso-

-Sí que lo es- le dije al final mientras nos comenzábamos a mezclar con la gente y empezaban a llegar las patrullas y ambulancias.