jueves, 31 de enero de 2013

Con el sello de la casa.


“Te amo” era lo último que nos decíamos antes de caer muertos sobre las sabanas de la cama, antes de que nuestros corazones dejaran de palpitar y dieran su último movimiento; sin poder pensar en algo, dejando que el cuerpo se desvaneciera y cayera cansado. Lo último que veríamos sería la luz de la Luna que entraba infraganti por nuestra ventana, sin preguntar y haciendo el favor de iluminar solo lo necesario. Lo último que escucharíamos sería nuestro propio respirar agitado y el de la pareja que estaría igual. Lo último que sentiríamos sobre nuestra piel serían nuestras manos enlazadas con la única fuerza que nos quedaría; sobre nuestro corazón sería el amor que nos tenemos y que nunca nos abandono hasta el fin de nuestros días; sobre nuestras mentes sería la imagen de la primera vez que nos vimos.

Tus labios seductores a la vista y afrodisiacos al tocarlos, una magnitud sin dirección que rondaría por mi corazón al sentirlos. Una experiencia fuera de serie y unas emociones que jamás se repetirían con alguna otra cosa; un éxtasis y una droga que solo mata de amor y deja su rastro en el corazón y en la mente. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tus ojos oscuros como la noche, intrigantes y llenos de un misterio que encanta. Delatores propios de tus sentimientos y emociones. Hermosos sin dudar e hipnotizan tés al ser presa de su mirada. Redondos, chiquitos, cafés, solo tuyos y perfectos. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu piel suave y tersa. Con un sabor exquisito y un aroma que acapara los pensamientos. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tú forma de ser, valiente, fuerte, sensible, agresiva, problemática, agradable, seductora, indirecta, orgullosa, persuasiva, perseverante, obsesiva, poco materialista, materialista, inteligente, simpática, sensual, directa, emotiva, humana, débil, perfecta e imperfecta.  Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu amor verdadero, fiel, honesto, fuerte, perseverante, entregado. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu, a la que amo con locura y sin descripción alguna. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.


Siempre empieza con un beso tierno que enciende la chispa que colapsa en nuestros cuerpos y nos entrega emociones y sensaciones solo percibidas con tus labios y los míos.

Siempre empieza con un abrazo que nos une y que tiene una fuerza capaz de destruir cualquier barrera que se nos atraviese. Con tu rostro en mi hombro y el mío sobre tu cara, tu escuchando mi corazón que grita a más no poder tu nombre y yo tus pensamientos que piden que ese momento nunca se acabe. Mis lágrimas recorren tu cabellera y las tuyas mi pecho. Nuestros cuerpos piden nunca separarnos.

Siempre empieza con una sonrisa que expresa nuestra felicidad, nuestro amor, nuestra simpatía, nuestros pensamientos, nuestro humor; la forma en la que nos sentimos los dos juntos. Felices, atraídos y enamorados perdidamente.

Siempre empieza con un “buenos días”, como empezó nuestra historia juntos.

Siempre acaba con un “te amo”, la forma en la que decimos lo que sentimos por nosotros, por nuestro amor que se ha vuelto y será eterno.


Besando tu espalda te estremeces y cierras los ojos viendo las sensaciones que pasan por tu mente tratando de explicarte lo que sientes en esos momentos.

Besando tu frente, un símbolo del cuidado que quiero que tengas, de la delicadeza con la que trato, de lo importante que eres para mí.

Besando tu cuello, eso es muy personal; no hay descripción a esa sensación; solo es tentación, adrenalina y una explosión de nuestros cuerpos.

Besando tus labios, algo indescriptible, increíble, emocionante, excitante, fascínate, adictivo; algo que enamora de ti.

Besando tu amor, nuestro amor. Amor que nunca muere y solo crece.


Tú y tu.

Tú y yo.

Yo y tú.

Yo y yo.

Solo nuestro y nada más que nuestro.


Dos fiestas de graduación, una antes que la otra. Un departamento. Un auto para los dos. Una casa. Un perro. Un hijo. Una familia. Un auto familiar. Fiestas infantiles. Fiestas de púberos. Fiestas de adolescentes. Fiestas de graduación. Una mudanza a un pueblito. Una casita. Un par de sillas en el pórtico. Pero siempre una cama donde solo estaremos los dos, excepto cuando tengan miedo nuestros hijos.


Feliz cumpleaños.

martes, 29 de enero de 2013

Ser parte de...


Una familia.      
                Un miembro de una pequeña comunidad que te vio nacer, que te ve crecer y que algún día te vera morir. Uno nace, crece, se reproduce y muere, es la historia de la vida. Gracias al amor existes y gracias a eso mismo te logras mover en este mundo lleno de retos, decepciones y maravillas. Siempre hay un apoyo incondicional hacia tu persona de parte de los miembros.

Una amistad.
                No son eternas pero algunos logran serlo, son lazos en un momento dado más fuertes que los de la familia, hay un tipo de confianza hacia tus semejantes y un tipo de amor que puede llegar al enamoramiento. Una amistad nunca es fácil pero a veces se consigue sin buscarla; es algo maravilloso y necesario para poder sobrevivir.

Un equipo.
                De trabajo, deportivo, fraternal, etc. Ser parte de uno de estos dedica mucha perseverancia, esfuerzo, ánimos y hasta desgaste físico y moral, pero una vez que se logra el objetivo todos los miembros del equipo, conocidos o no, pueden victoria el fruto de su sus ganas.

Una relación.
                Algo… que muchos se atreven a describir pero lo hacen erróneamente, es algo indescriptible cuando es verdadero. Lastima y duele hasta el alma, pero nunca se piensa en eso hasta que llega; mientras tanto no puedo decir nada acerca de eso, solo que hay que sonreír, disfrutarlo, ser perseverante, honesto, fiel y entregado. Uno nunca espera el fin de eso, ya que esperamos que nunca acabe.

Ser parte de algo conlleva peleas, discusiones, arrebatos de ira y frustración; pero es algo hermoso, que seriamos de solo ser felices, conformistas y hasta hipócritas. Una vez dije que las peleas son necesarias y lo son; con ellas se llegan a acuerdos, se expresan ideas y hasta llegamos a la paz interna, descansamos al decir lo que tenemos que decir.

Siempre hay que agradecer.

                A la familia por estar a nuestro lado, por gastar en nosotros, por creer en lo que hacemos, por aguantarnos día a día y por estar presentes cuando y cuando no los necesitamos. Por ser nuestra familia que queramos o no, están ahí y siempre lo van a hacer

                A una amistad por tendernos la mano, por escucharnos, por ayudarnos, por salir juntos a obtener un poco de diversión que es muy necesaria. Por simplemente ser nuestros amigos.

A un equipo por el esfuerzo aun sin haber logrado los objetivos. Ya que todos son parte de algo, todos dependieron de alguno y si fallaron, no hay que recriminar; somos humanos y nos equivocamos.

A nuestra pareja por regalarnos un beso, un abrazo, un te quiero, un te amo, una mano sudada, un hombro al que llorar, un oído que escucha nuestros problemas, defectos y males; una mano que nos toca tiernamente, unos ojos que nos ven con orgullo y amor. Por ser nuestro amor.

Siempre hay un final, nunca hay que desearlo ni prolongarlo. Llega y lo tenemos que afrontar con la cabeza en alto, con el corazón bien puesto y con el alma en lo más alto.

viernes, 25 de enero de 2013

Solo un día más.


Expresamos nuestros sentimientos con honestidad y producto de la misma confianza que nos tenemos.

Contamos nuestros más grandes secretos y temores ya que confiamos en nosotros y sabemos que nos apoyaremos cuando lo necesitemos.

Reímos, hablamos y nos sonreímos en más de una vez en el día. Somos mejores amigos y los mejores comediantes de nuestras vidas paralelas.

Nos abrazamos con efusividad y nos besamos con aun más pasión, con sensibilidad, ternura y amor. Son verdaderos y expresivos, representan nuestra unión y nuestro amor.

Tomados de la mano paseamos por las calles de la ciudad disfrutando de sus paisajes y extrañezas que tiene para nosotros. Siempre nos sorprendemos por lo que vemos y los disfrutamos a todo momento.

De vez en cuando comemos y tomamos algo para tener la energía para seguir con nuestras actividades juntas; son momentos en los que nos vemos de otra manera. Masticando y bebiendo entre risas y pláticas de temas de interés. No solo nos decimos que nos amamos, sabemos comunicarnos y decirnos más palabras que solo sentimientos.

Nos sentamos en las bancas, en sillas, en nuestras piernas, en el pasto, en el suelo, en la banqueta; en donde sea pero siempre juntos. La veo con belleza y admiración, es una gran dama y una novia preciosa y perfecta.

Lloramos y nos limpiamos los mocos. Nuestro amor ha sufrido muchas cosas pero jamás se ha ido ni desvanecido a pesar del tiempo y de todo lo que ha pasado. La amo como desde el primer día.

No sé cómo expresarlo, solo lo siento latente y con fuerza dentro de mí ser. Es parte de mi cuerpo, es parte de mi alma, es parte de mi historia, es parte de mi mente, es parte de toda mi vida y jamás me alejare de ella.

Ella es única, perfecta e imperfecta, un ejemplo de mujer, una niña preciosa, una dama sensible, una guerrera valiente, una amiga de confianza, una persona con humanidad, y es mi novia. No tengo nada de qué arrepentirme, solo agradecer que estés a mi lado y luchare para que siga siendo así, no me importa  lo que tenga que hacer para estar a tu lado no un día más, sino una vida entera; aunque pensándolo mejor, tú eres mi vida y ya está dulce gracias a ti.

Te amo.

jueves, 24 de enero de 2013

Ansiedad.


Parece que naces y vives tu primer día en toda tu vida.

Sabía a quien atacar, cuando hacerlo, donde hacerlo y cómo hacerlo; pero ese como me metía de dudas, no estaba seguro del todo y era la primera vez que me pasaba pero no le tomaba mucha importancia, se me ocurriría algo al final y sería algo como los anteriores asesinatos, limpios, perfectos y una sensación de algo bien hecho.

Lo tenía que hacer, últimamente estaba muy ansioso y hace tiempo que no veía sangre correr por las manos de una persona mala, extrañaba eso en un punto de mi vida pero ya no lo sentía necesario, por un tiempo bastante largo había desaparecido y solo lo recordaba como una mancha en mi vida y un pase directo al infierno pero no pasaba de ahí; seguía viviendo mi vida con normalidad, más que de costumbre; pero ahora, sentía que lo necesitaba, que era algo que requería para poder seguir. Últimamente estaba enojado con todo mundo, no aguantaba nada y mi único respiro de alivio era cuando hablaba con mi prometida, era el único momento del día en el que me sentía aliviado de esta pesadez aunque ahora, en estos momentos parecía estar hambrienta, como una bestia que sale de un zoológico ansiosa de comer y cazar. Por un momento quería sentir de nuevo esa disque libertad, pero sabía que no estaba bien que era algo malo, pero no me podía detener ahora, estaba suelto.

Con solo pensarlo las manos me temblaban a más no poder, la cabeza me daba vueltas una y otra vez, no podía estar de pie y mi boca se secaba a cada respiro que daba. Era algo efervescente y adictivo que corría por mi cuerpo.

Era de noche y la vi salir de una tienda de licores, era una mujer caucásica de mediana edad, de cabello rubio, piel oscura y rasgos comunes; también era una alcohólica, materialista y asesina viuda de tres esposos. Siempre había salido impune en los juicios, pero no en el mío.

Por la calle donde caminaba había un callejón, en ese callejón había unas escaleras de emergencia de un lugar abandonado, en ese lugar abandonado estaban todas mis cosas; solo tenía que llevarla hasta allá. Todo lo tenía bien pensado, todo estaba preciso para que saliera perfecto, lo había pensado ya desde hace tiempo, estaba perfecto.

Salí de mi auto desde donde la estaba viendo y lentamente me fui acercando a ella para cuando llegara al callejón la empujara, pegaría su espalda a la pared, le taparía la boca con mi mano, mientras que me estuviera viendo estupefacta por la situación, con ojos de sorpresa y terror;  y con la otra le inyectaría la dosis; serán una lástima las botellas que caerían al suelo y se rompieran por la inercia de la situación.  Luego la cargaría por las escaleras de emergencia  hasta llegar a un segundo piso donde la colgaría como a todos de los brazos, la taparía con plástico y después de haberle explicado porque estaba ahí me daría el gusto de irla matando poco a poco. Después me desharía del cuerpo en un basurero no muy lejano y se lo dejaría a los perros de la calle, necesitaban comer. Era un plan perfecto.

Todo paso como debía pasar hasta el punto donde la deje en el piso de la habitación vacía y sucia, había ido a buscar la soga para colgarla y le había dado la espalda por un momento cuando me di la vuelta sentí como me golpeaba algo en la cabeza tirándome al suelo y dejándome aturdido por unos momentos. Estaba de rodillas inmenso en el dolor de cabeza cuando escuche que un objeto cayó al suelo, había sido un bate de baseball con lo que me había golpeado. La vi caminar lentamente, efecto de la dosis, para la ventana por donde la había introducido, tome el bate, parándome y caminando hacia ella espere a que se diera  la vuelta para golpearla en la cabeza y dejarla noqueada; así también fue. Había sido un golpe en seco y solo se escucho su cuerpo caer al suelo de madera podrida del cuarto.

Solté el bate y me di cuenta que en esos pocos segundos había cometido dos errores, el primero había sido haberle dado una dosis mínima, la había preparado mal; nunca lo hacía, y el segundo error había sido golpearla con el bate con las manos descubiertas, ahora tenía que quemarlo y eso me costaba tiempo y esfuerzo; odiaba hacer cosas de más.

Por el golpe no se levantaría en una media hora así que la prepare y me prepare a mi mismo para el gran momento.

En la habitación había una mesa en la que había puesto todos mis utensilios, perfectamente acomodados y en orden, pero cuando los tomaba me temblaba la mano, como si no debiera de hacerlo, sentía que me daba vueltas la cabeza y me mareaba de estar de pie ¿porqué? Me preguntaba.

“Eres débil y no puedes hacerlo, nunca pudiste; solo eres un enfermo mental que necesita su dosis, pero ni eso sabes hacer bien” la mujer me dijo mientras me trataba de apoyar en la mesa a causa del mareo. Ya estaba colgada pero no envuelta y bastante lucida aun por el golpe.

“No sabes lo que soy, ni por lo que paso; así que no me critiques vieja que tu ni un cuerpo sabes quemar” Le respondía mientras me volteaba a verla y acercándome a ella lentamente, me seguía sintiendo mareado.

“Eres débil, como mis ex –esposos; por eso se murieron y así te va a pasar a ti o peor aun te vas a quedar solo por seguir haciendo tu ansiedad, te vas a cerrar y cada vez vas a necesitar algo más fuerte para calmarte pero sigues siendo un inútil, estúpido joven que no sabe lo que quiere ni lo que siente” me dijo con un tono de voz que me irrito.

“¡No sabes nada de mí! No intentes suponer nada de mi ¡cállate!”

“Eres demasiado débil, un inútil, nadie te quiere, te vas a quedar solo, no tienes en quien confiar, nadie confía en ti, estas solo”

“¡Cállate, cállate…!” Había alzado el cuchillo en lo imponente y con rapidez lo enterré, pero no en su cuerpo; en el mío.

Sus ojos estaban sorprendidos, no creía lo que estaba viendo la vieja; yo me di cuenta hasta que la vi y no vi nada enterrado en su cuerpo, cuando seguí con la mirada mi brazo vi como el cuchillo estaba metido en mi muñeca, como mi mano brincaba como una cola de una lagartija y como sangre salía brotando en todas direcciones de mi brazo salpicando todo lo que estaba frente a  mí.

¿Cómo?  ¿Qué había hecho? ¿De qué se traba eso? Fueron las cosas que pensé antes de escuchar una risa, una maldita risa sobre mi nunca, una risa de una mujer que trataba de decir “Ni eso puedes, eres un estúpido, el que se muere eres tú y así vas a terminar” No aguante eso y con un fuerza me quite el cuchillo de la muñeca y gritando “¡cállate!” el objeto termino perpendicular en la garganta de la dama, lo sacaba y lo metía una y otra y otra vez mientras seguía gritando, luego de que termino destrozado su cuello pase a su estomago, y luego a su pecho salpicando todo, volviendo la habitación roja con un hedor a muerte. No paraba de gritar, no para de enterrarlo aunque ya estaba muerta, deshecha.

Deje de hacerlo hasta que me canse, era horrible; no tenía que ser así, así no era yo, por primera vez me arrepentía de lo que había hecho, todo estaba mal; había sido impulsivo, un niño malcriado ante la situación pero no dejaba de verla o lo que estaba de ella. Luego vi mi brazo y estaba morado, ya había perdido sangre y de seguro lo iba a perder también y hasta más que eso.

Me hinque en el charco de sangre suya y mía, solté el cuchillo y solo pensé en una cosa, en que lo había perdido todo, que no debía de ser así. Recordé que tenía mi celular en el pantalón, otro error; lo tome con la mano buena y limpiando la pantalla de tanta sangre trate de marca un número y cuando estaba sonando un golpe en seco se escucho en la puerta del cuarto, voltee a ver y reincorporándome volví a escuchar otro golpe pero ahora la puerta se habría y de ella salían policías tratando de apuntar, alce la mano donde tenía el celular y solo escuche un grito antes de los disparos “¡tiene un arma!” caí al suelo hincándome con tres plomazos en mi pecho. Veía todo borroso y solo escuchaba las pisadas de los oficiales rodeándome.
Me había seguido, la habían mandado como una presa que seguiría, me habían casado; todo estaba mal, siempre lo estuvo.

Antes de caer y como última voluntad de mi cuerpo recordé a quien le había llamado y vi el celular y estaba en la llamada, había contestado. Lo puse en mi oreja “Bueno” a penas alcance a decir “¿Todo bien? ¿Qué paso, escuche disparos? ¿Estás bien?” era ella, estaba preocupada y solo alcance a decir una cosa más “Dime que me amas” se guardo el silencio en el teléfono y dijo “Te amo más que tu” y solo conteste “Ahora estoy bien” tome el celular con fuerza y con lo último que me quedaba lo estrelle en el suelo destrozándolo. Nadie la tenía que molestar, nadie sabría de ella, estaría bien. Al final caí en la sangre sobre el piso sin vida.


La amo, no saben cuánto, ni ella lo sabe. Muy pocas veces le hablo de mi y cuando lo hago solo parece que se aleja de mi, solo soy un joven con problemas mentales; pero en serio quiero estar en ella.

Le he contado cosas que a nadie más, sabe mis temores como a las arañas, a regresar a una enfermedad y hasta el miedo que me tengo a mi mismo.

Hemos estado separados físicamente pero nunca me sentía tan cerca de ella, la necesito, la amo.

Le confió cosas porque creo en ella, se ha ganado mi confianza y puedo decir que no estoy solo, que puedo contar con ella.

A todas las personas, los cientos de personas que leen este blogg semana a semana, les quiero decir que no están solos. Nunca lo van a estar, así como yo tengo a mi ángel de la guardia esperándome y cuidándome desde que se de ella, ustedes también tienen al suyo.

No creo en Dios, pero me pregunto, hoy me pregunte mientras entraba al baño ansioso por hacer algo que me prometí no hacerme ni a la persona que amo que si en verdad existía; que si por alguna razón a los seres vivos nos daba esos segundos para detener nuestro tiempo y reflexionar.

Lo vi, brillante y filoso sobre la mesa, lo sentí y recordé todo lo que me hiso alguna vez. Solo me dejo solo, ahora no lo estaba, contaba con alguien en mi vida y la amaba con fuerza y aunque no lo crea nunca me había enamorado así de alguien.

Puede haber millones de personas en este mundo pero ninguna como ella, era única así como era. En sus problemas yo estaría y yo estaré ahí, podía confiar en mí, sus defectos me parecían hermosos, díganme algo mal de ella y lo amo. Se puede enojar lo que quiera conmigo por mis idioteces pero yo nunca me podría enojar con ella en verdad.

Ayer cumplimos 1.4 años, maravillosos.

Hoy casi vuelvo a cortarme.

Mañana por fin la veré.

Pasado mañana la volveré a ver.

El domingo la extrañare y el lunes y el martes y todos los demás días de este año y del que sigue.

Le pido que se quede por amor.

No creo en Dios, lo saben; pero solo a ella le diré un secreto acerca de Dios, nadie lo sabe; ¡nadie! Y quiero que ella si lo sepa, quiero que conozca mi vida entera para que después ya no tenga nada que contarle porque ella habrá estado en ella desde el punto que la conocí.

La ansiedad hoy casi me mata y me deja sin nada, soy más fuerte que eso.

Solo quiero besarla y acompañarla por el resto de su vida como su amigo, su novio, su esposo y su viejito quejumbroso.

Casi siempre que escribo acerca de ella, lloro; es un hecho y por notario público, pero no es de tristeza, sino de amor.

Quisiera ser más rudo, mas hombre, más arriesgado pero a cambio de eso se cocinar, cocer, hacer la limpieza, ser un poeta, un maestro, un amigo, un escucha, se hacer manualidades, se jugar video juegos, se limpiar un baño y hasta destapar un caño (cuantos en verdad lo saben), se estudiar, se lavar la ropa, se sembrar, se de electrodomésticos, se construir, se organizarme, se tranquilizarme y se amar. Y todas esas cosas, a su tiempo se las hare a ella. (aun así le rompería la boca a quien le hiciera daño)

Hoy, hoy solo quiero saber de ella y apoyarla en todo.

Tengo planes a corto, medio y largo plazo y en esos planes, aunque a todos les cueste trabajo verlo hasta a ella, está presente en cada uno de ellos.

No sabe las cosas que hecho por ella y nunca las sabrá, porque es el amor que tengo por ella; dejaría todo por un minuto a su lado. Hoy lo daría todo por estar con ella, pero la paciencia es una virtud y ya mañana será el día que por fin la veré con su nueva imagen y solo les diré una cosa, me la comeré viva.

Con o sin, enojada o feliz, llorando o riendo, maquillada o lagañosa, comiendo o durmiendo, abrazándola o besándola. La amo y no espero que me crea, solo lo hare y hoy podre decir que salí adelante por mí mismo y por ella.

Quiero una vida a su lado, es mi asesina perfecta, mi novia perfecta, mi amiga perfecta y es tan imperfecta que la amo como es.

Hoy la amo, mañana la amare y pasado mañana me casare con ella. No lo prometo, solo lo hare.

Quisiera saber cómo terminar este texto, pero hay tantas cosas que decir todavía. Pero a su tiempo.

Solo quiero estar con ella, eso es todo. La amo, la amor tanto.

sábado, 19 de enero de 2013

Paradas continúas.


Este texto no es de la película mexicana, no es de una combi donde se pueden hacer muchas cosas ni mucho menos de un transporte público, aunque si aparecen en el transcurso del texto.

Es acerca una historia donde está involucrada la fantasía y la realidad de dos mundos, donde un caballero disfruta un día junto a su princesa pasando por cosas increíbles y asombrosas, donde se juntan hechos históricos del planeta haciendo hincapié a las más grandes historias literarias de todos los tiempos y los más grandes sucesos que han pasado en este mundo.

El comienzo de esta historia se remonta a la Edad Media, donde los caballeros peleaban por orgullo y las damiselas eran rescatadas de las torres más altas de los castillos. El noble caballero salía a todo galope del castillo del rey en busca de su amada para poder pasar un último día a su lado antes de salir en busca del dragón que amenazaba a su pueblo. El noble jinete recorrió todo el reino en busca de su princesa, yendo desde lo más alto de las montañas hasta remontarse a los mas escondidos ríos, solo siguiendo pistas que su romance le dejaba en el camino; hasta que un día se juntaron por fin. El conoció a su tía que era una persona pacifica y volvió a ver a su hermana que ni lo saludaba, era algo común.

Saltamos a la época de Romeo y Julieta del maestro Shakespeare, los dos amantes caminaban por una senda donde  estaban rodeados de la música de la naturaleza y de animales de todo tipo. Llegaron a una pared abandonada donde se besaron por primera vez en el día y se dijeron sus dudas y preocupaciones; pero nada cambiaba en lo que sentían cada uno hacia el otro. Se besaban tiernamente y se decían al oído como un susurro cuanto se amaban y se habían extrañado. Eran momentos memorables y exquisitos, donde el amor predominaba y solo había abrazos, caricias y besos apasionados.

Cambiamos de época en la que los gangsters americanos existían, donde los bancos eran blancos fáciles y se usaban autos ostentosos pero de lo más hermosos. Una pareja de asaltantes escapaban a pie de la ley hasta que lograban subirse a un transporte donde despistarían a los policías, por desgracia el auto en el que se habían subido de prófugos tomaba una ruta diferente a su destino, lo cual hiso que se bajaran desesperados y regresaran a un camino que los llevaría directo a su destino; el error había sido del hombre y lo aceptaba pero seguía pasivo, solo que algo apenado aun sabiendo que la ley estaría bajo ellos.

Ahora estamos en una guerra, las balas pasaban en todas direcciones y solo zumbaban en el silencio del aire. Un soldado y una artillera tenían que pasar una trinchera si ser descubiertos por los enemigos que pasaban debajo de esta. Empezando a escalar el hombre se tropezó y casi caía al suelo, solo que su pareja, la artillare le tomo de la mano y lo apoyo a seguir adelante y así lo hicieron. Sigilosos pasaron la trinchera, pero ya casi al final el soldado casi vuelve a caer pero la artillera volvió a apoyarlo. Lograron pasar sin ser detectados.

Ahora los hippies es lo de moda, personas sentadas en el pasto descansando y viendo al cielo pensando en algo mejor. Pero también existían los conservadores que en su mayoría eran policías que impedían el desorden y obligaban a los pacifistas de hacer algo de su vida y levantarse del suelo. Una pareja de un pandroso y una pacifista no fue la excepción. Ellos fueron por un poco de mota antes de sentarse y dados los efectos alucinógenos pensaban que estaban sobre piedras, enanos y con piedras en los pies. Solo había amor, paciencia, honestidad, llanto, sonrisas, besos, abrazos y situaciones donde la gente se expresaba su amor. La pareja no fue la excepción y se dijeron hasta su vida entera, ambos muy atentos escuchando al otro, besándose en momentos y diciéndose cuanto se amaban y cuanto amaban a los animales, especialmente a los perros.

Ahora estamos en Inglaterra, la segunda guerra mundial había estallado y los jóvenes escapaban del país para poderse refugiar de las bombas que caían del cielo. Una pareja de novios tomo el transporte junto con demás personas para dirigirse a los trenes que los sacarían del país. Hablaban de sus vidas y bajo el cielo que se iba oscureciendo se empeñaban a llegar a su destino, a buscar alguna manera de huir y poder estar juntos. Llegando a los trenes no les costó trabajo abordar uno y poder dirigirse a su hogar que los estaba esperando. El tren iba lleno y solo se escuchaban charlas lejanas de las demás personas.

Estamos en el México antiguo, donde las castas eran muy marcadas, los edificios hermosos y las ropas ostentosas. Juárez había declarado sus leyes y el pueblo se lazaba se felicidad. Una pareja de mestizos iban a una tienda de raya y disfrutaban de postres varios mientras reían, charlaban y se demostraban su amor. Después de eso iban a un pequeño local secreto donde se discutían temas novedosos de la Europa, ahora se hablaba de un nuevo deporte donde se pateaba una pelota hasta meterla en un rectángulo, se llamaba futbol, era algo que muy pocos creían y se les hacia algo interesante y que se podía practicar donde fuera. La dama en esos momentos se dedicaba a ver a su novio mientras él comía comida que era considerada corriente pero era de lo mas deliciosa para él mientras escuchaban acerca de este nuevo deporte.

El final de esta historia casi llega y nos movemos a todas las épocas que han existido en este planeta, desde las cavernas hasta el siglo XXI, pero en diferentes lugares del mundo, pero con algo en común, era una pareja que espera el momento de despedirse por ese día lleno de aventuras y diversiones muchas. Al final todo se resumía en besos voraces, en comentarios amorosos y en corazones palpitando a mil por hora mientras los dos cuerpos se abrazaban y cerraban sus ojos tratando de hacer ese momento eterno. El hombre dejaba en su hogar a su preciosa amada prometiendo volver y no olvidarla; no la olvidaría y seguiría siempre enamorado de ella, eso eran un hecho. Mientras él se alejaba veía como ella se metía a su hogar y solo con un pensamiento mutuo aun sin verse “te amo, hoy me la pase increíble y quiero una vida eterna a tu lado”.

¿Qué tienen en común estas historias en diferentes épocas? Es la misma pareja y el mismo amor que nunca se separara.

jueves, 17 de enero de 2013

Manzanita con amaranto.


A seis días de otro festejo por paciencia, por entrega, por fidelidad, por amor, por pasión, por respeto, por compromiso, por tolerancia, por amistad, por un amor que ya hace tiempo se mantiene firme a pesar de caer y estar en el suelo; pero siempre termina donde pertenece, en lo alto del cielo donde una pareja expresa su felicidad, presume su amor y celebra el seguir con la persona que ama.

Hoy diecisiete de enero de 2013, una situación se metió en mi cuerpo por una visión de lo más común para ustedes, pero para mí fue un chispazo de imaginación, de fantasía, de realidad y como una llama en madera, se expandió por todo mi ser para poder terminar imaginando, pensando y al final escribiendo lo que ahora van a leer.

Al terminar un día arduo de estudios regreso a mi hogar por medio de un autobús de la misma institución; como es de costumbre a esas horas las personas se tienen que formar para poder subir por la alta demanda de esa ruta, y como era de costumbre aun viendo la fila que iba creciendo espere para formarme por el estar hablando con un amigo.

Ya arriba del autobús la mayoría de los estudiantes escogen los asientos de las ventanas y como sabía que ya no iba a haber un par de asientos solos decidí sentarme en el primer lugar que viera, ya que también no quería causar la burla de algunos de llegar al fondo del autobús y tener que regresarme por falta de asientos en la parte de atrás.

Vi mi primera oportunidad de sentarme pero la decline ya que en uno de los lugares (el de la ventana) estaba una chica sentada, pero no es por ser despectivo no nada del estilo pero esta mujer tenía un aspecto de lo más “fresa” que se podían imaginar. Detrás de ella había otra chava comiendo algo de un molde, igual sentada en el lugar de la ventana y mejor decidí sentarme a lado de ella, esta no parecía tan “fresa” como la otra.

Al pedirle permiso para sentarme y hacerlo me di cuenta de lo que estaba comiendo de su molde; manzana cortada en trozos cubiertos de amaranto. De inmediato pensé en mi novia, “mi manzanita” y en mi mente se aparecieron imágenes de los momentos de diversión que hemos pasado, todas las risas, los abrazos, los besos y de todos los momentos en los que hemos estado juntos. Desde la primera vez que la vi hasta la última, su sonrisa, sus ojos, su cabello, su piel, su voz; todo de ella me vino a la cabeza haciéndome sonreír y hasta lanzar una pequeña carcajada al recordad sus risas aunque no recordaba de que nos reíamos pero aun así.

Arranco el transporte y televisaron una película en las pantallas, no sabía el nombre de la película ni me llamaba la atención así que cerré los ojos mientras escuchaba mi música. Minutos después llego un mensaje a mi celular y al verlo vi que era mi preciosa. Volví a sonreír y a volver a ver el molde de la mujer que estaba a mi lado mientras degustaba su manzana con amaranto. Ya contestando el mensaje volví a acomodarme en mi lugar y a cerrar los ojos tratando de descansar.

Al principio no fue agradable, en mi  mente pasaban todos los momentos desagradables, las discusiones, las peleas, los llantos, la ira, los comentarios en forma de eco, los momentos de soledad y el  enojo mutuo en situaciones muy especificas, pero… como si me relajara volví a pensar en la comida de la niña. Era la imagen de la chava tomando con su tenedor un pedazo de manzana con amaranto y llevarlo a su boca para poder obtener todas sus aportaciones nutritivas además de satisfacer su hambre y como una enseñanza vino a mi cabeza una frase:

“A pesar de todo, la manzana sigue junta al amaranto. No importa lo que digan los demás ni lo que pase, la manzana sigue teniendo su autentico sabor, sus vitaminas y su virtud especifica; que ninguna otra fruta tiene. El amaranto le acompaña a pesar de ser cortada y degustada, tal vez no empiezan sus vidas juntos ya que la fruta empieza en un árbol y el amaranto es una semilla pero a pesar de todo y desde que se encontraron ya no se han separado. La semillita se ha aferrado a la fruta y juntos hacen una combinación deliciosa, agradable, curiosa y saludable. La manzana y el amaranto hacen bonita pareja.”

Volví a abrir los ojos, vi que todos los que me rodeaban estaban dormidos y al ver por la ventana en el lugar donde estaba alce la vista y me di cuenta en el número de asiento en el que estaba. Llámenlo coincidencia, destino o cualquier otra cosa, solo sé que la amo y sea como sea seguiré a su lado.

Al final llegue a mi destino y sin poderle agradecer a mi compañera de asiento por haber comido su alimento en el autobús ya que también se había dormido me baje y como es de costumbre en todo momento, volví a pensar en mi manzanita amada y yo siendo su amaranto, jeje; amaranto.


jueves, 10 de enero de 2013

El 23. Fin de dos vidas.


Era ella, la que estaba entre mis brazos y sobre mi cuerpo; abrazada contra mi cuerpo, sollozando y diciendo gracias a una divinidad.

Era en verdad ella, la persona por la que había pasado cosas que me marcarían de por vida, la persona que me mantuvo vivo durante un viaje con días oscuros en los que solo había sangre y muerte, la persona que tanto deseaba escuchar, tocar, sentir, oler, saborear, pero sobre todo ver bien y así es como estaba.

Nos levantamos del suelo y volví a sentir una inyección de adrenalina en el corazón al ver sus ojos oscuros de nuevo; esa mirada elegante, honesta, traviesa y seductora invadía mis pensamientos y dominaba mi corazón de principio a fin. Sin dudarlo ni pensarlo la bese atrevidamente como un amante lo hace, como un esposo fiel lo hace, como un novio devoto besa por primera vez a su novia perfecta; ella era perfecta para mi cuerpo, una droga para mi cerebro, una excitación para mi corazón, una belleza para mis ojos y un regalo para mi vida.

No sé cuánto duro el beso, solo se lo único que nos pudo detener fue un grito del joven de la terraza que nos invitaba a entrar al hogar de mi amada para resguardarnos de los males que se aproximaban.

Adentro la casa estaba intacta, como si nada hubiera pasado; los cuadros estaban en su lugar, los sillones estaban bien acomodados, las botellas de la cantina cerradas, los cristales y espejos enteros y limpios. “¿A caso morí?” pregunte en mis adentros pero sin decirlo en voz alta la respuesta llego a mí por la madre de mi novia. Una mujer agradable y divertida, lo seguía haciendo. Me explicaba que no habían bajado a la planta baja de la casa porque se habían dispuesto a refugiarse en lo alto de la casa para evitar que los “muertos” los escucharan y atacaran la casa como en la primera noche.

Le prestaba poca atención a las palabras que iban a mí ya que no dejaba de ver el rostro de mi amada y me convencía mas de que todo había valido la pena hasta que una pregunta llamo mi atención “¿Y tú como llegaste aquí? ¿Qué paso y qué te paso en los brazos?” Eso hiso que todos en la habitación, mi novia, su madre, su padre, su hermano y su hermana, y el joven me miraran con intriga.

“Después de haber tenido comunicación con Pame… y de pronto sentí que algo me tiraba al suelo y me di cuenta que era ella”

Durante la experiencia no se esperaron comentarios, preguntas, reclamos ni halagos de valentía; pero todo se resumía en que había ´pasado muchas cosas para poder ver a esa persona que tanto amaba.

Al final de todo me anime y pregunte acerca del joven que había visto en la terraza, ya que era uno de los más atentos a mis palabras y solo hacía gestos mientras comprehendía las cosas, no comentaba ni hablaba.

Resulta ser que el día después de la expansión el hermano de mi novia se había asomado a la ventana para ver si había algo y de pronto vio al joven perdido caminando por la acerca buscando donde esconderse; había sido víctima del virus en unos cines cercanos a la casa de mi amada y en su huida por sobrevivir había llegado ahí. Me decían que no hablaba mucho y solo se limitaba a comentarios poco oportunos; como si lo que hubiera visto lo traumatizara y lo dejara mudo, no sabían si tenía familia y aun cuando le preguntaban guardaba silencio y decía que no recordaba nada, solo sangre, gritos y de cómo corría de algo que no sabía que era. El joven estaba marcado de por vida.

El resto del día transcurrió tranquilo hasta que cayó la noche sobre nosotros y en ese punto me atrevo a decir que una de las mejor noches de mi vida.

La calle estaba oscura y solo se escuchaban pasos a lo lejos, yo estaba parado en la terraza de la casa viendo las estrellas y la Luna mientras pensaba en mi familia hasta que llego mi amada y me tomo del brazo abrazándolo “Es una lástima que tuvimos que pasar esto para ver tantas estrellas en la ciudad” le dije mientras reía entre palabras, ella solo guardo silencio y me abrazo más fuerte del brazo, lloraba. Le di vuelta para que pudiéramos estar de frente y limpiando su mejilla de las lágrimas le dije “gracias por mantenerme vivo” y nos unimos nuevamente en un beso pero ahora bajo las estrellas y la Luna como espectadores de nuestro amor. Después de eso la joven hermosa comento “mientras haya Luna yo estaré contigo” eso me hiso romper en llanto y volverla a besar pero ahora con más fuerza y pasión, nuestras manos eran exploradoras de los cuerpos que teníamos enfrente, nuestros labios eran dos imanes en los que pasaba energía que llegaba a nuestros corazones y mandaba a los pensamientos a un lugar hermoso.


Despertamos juntos por primera vez a la mañana siguiente.

Al día siguiente se necesitaba comida y víveres, me atreví a salir por ellos. Tome unas bolsas de tela y junto al joven salimos rápidamente a una tienda cercana; llevaba el arma y estaba listo para usarla pero paso algo que me destrozo emocionalmente. En el trayecto vi en una casa blanca a una familia asomada por una ventana pidiendo comida y agua, los padres no podías salir por miedo a dejar a sus hijos pequeños solos y que algo entrara a la casa o que no volvieran y dejaran a sus hijos encerrados; eran un niño de brazos y otro de seis años.

Entramos a la tienda y tomamos todo lo que podíamos, yo ya con la bolsa llena me fui a la casa blanca y les pedí que me abrieran para dejarles comida; así lo hicieron y me agradecieron con lágrimas y bendiciones. 

Regrese a la tienda, volví a llenar la bolsa y regresamos el joven y yo a la casa. No podía dejar de pensar en mi familia que había dejado atrás.

Les conté la historia a la familia de mi novia y ante mi frustración por no saber de mis padres me pidieron que regresara pero no solo, mi novia quería ir conmigo para acompañarme. Al principio me opuse pero después termine accediendo ante sus comentarios. Salimos en la noche, cuando teníamos la ventaja sobre los no vivos.

Hubiera querido que fuera bajo circunstancias diferentes que viajáramos solos, pero aun así me sentí feliz, seguro y acompañado por mi hermosa.

Era el cuarto día y ya estábamos a punto de llegar a casa de mis padres, se veía el fraccionamiento de lejos y parecía estar en buenas condiciones. Conducía rápidamente por la calle convencido de que volvería a ver a mis padres y con mi novia a un lado hasta que por un lado saliendo de los escombros de un edificio pegado a la baqueta salía un muerto que me provoco girar el volante y salir disparados a un sembradío y chocar de frente contra un árbol, teníamos los cinturones de seguridad puestos así que no salimos por el parabrisas, pero estos se atoraron al igual que las bolsas de aire.

Segundos después de habernos impactado recuperamos la conciencia y preguntándonos si estábamos bien tratábamos de zafarnos de los asientos pero era imposible hacerlo manualmente, necesitábamos herramientas para podernos sacar.

Tratamos durante minutos pero todo intento era imposible. Cuando mira a mi novia y tratándola de ayudar me di cuenta que detrás de ella se acercaban una buena cantidad de muertos vivientes; eso me altero y trate de sacarla lo más rápido que pude; ella también alzo la mirada y vi los mismo que yo pero detrás de mí y también la altero. Estábamos rodeados y aun zafándonos no tendríamos a donde correr y los dos nos dimos cuenta de eso.

Dejamos de intentar sacarnos de los asientos y solo nos miramos fijamente a los ojos. No dijimos nada y con lágrimas en las mejillas nos besamos por última vez y así lo seguimos haciendo hasta que sentimos que nos empezaron a jalar afuera del auto, nuestros labios se separaron pero nuestras manos seguían juntas.

Me atreví a abrir los ojos y como si se lo hubiera dicho, ella hiso lo mismo. Sin importar el ruido solo nos miramos y nos dijimos que nos amábamos aunque dentro de mí me arrepentía por haber aceptado que estuviera ahí, por no haber supuesto lo de los escombros, por no haber manejado más lento… por haberla ido a buscar, ya que si no hubiera sido así, ella seguiría viva.

Sabía lo que pensaba por mi expresión y solo me dijo “tranquilo, estoy porque quiero y quería estar contigo hasta la muerte. Te amo” y con una lagrima la sacaron del auto. Grite su nombre cuanto pude pero a mí también ya me habían sacado del auto, me tiraron al suelo y…

Vi mi vida pasar frente a mí, vi los momentos con mi familia, los momentos con mis amigos, los momentos con mi novia. Todos eran momentos de felicidad y risas.

Como ultima voluntad alcance a quitarme las vendas de mis brazos para que quien fuera viera que ame con intensidad a una chica llamada Pame y que hasta mi último respiro era lo único que siempre quise, estar con ella hasta la muerte.


Quisiera contar lo que paso después de eso, pero ahora ya no soy humano ni ella lo es.

martes, 8 de enero de 2013

El 23. Llegando al final.


Al fin llegaba tras un día más de viaje por una ciudad cubierta por sangre, muerte, gritos, disparos y de gente muerta caminando en un mundo de los vivos. Una noche en la que solo se escuchaban cristales romperse, gente correr por las calles tratando de no ser atrapadas, de uno que otro disparo y de ráfagas de luz aparecer y desaparecer en la oscuridad de las calles donde había poca luz, toneladas de basura, edificios destruidos, quemados y algunos protegidos por sus puertas y ventanas con cartones, maderas y metales varios.

No había tenido la necesidad todavía de usar el arma pero moría de ganas por escuchar su ruido, de propagar miedo a los que la escucharan, de arrebatar una vida de un muerto y de salvar a una posible victima en el futuro.

Cuando ya estaba cerca de mi destino acelere el auto a toda su potencia sin importar nada, estaba tan cerca de volver a ver esos ojos que hacían latir mi corazón a mil revoluciones por segundo, de sentir de nuevo esos labios tan deliciosos como un majar de dioses, de escuchar su voz entrar por mi cuerpo, de oler ese éxtasis de su cuerpo y de sentir su piel rosar contra la mía. Era una sensación de adrenalina la que me conducía por las calles, la que me había llevado hasta ese punto y de la que estaba locamente enamorado.

El día era soleado y no había ningún mal en su calle pero no todo estaba bien, en lo largo de mi camino en la ciudad me había dado cuenta que el señor tenía razón, no había ninguna persona viviente en las calles de día, solo en las noche donde los muertos tenían desventaja sobre los vivos pero aun así seguían siendo un peligro inminente, lo preocupante era que, no eran muchos, solo unos cuantos de las millones de personas que antes vivían en esta metrópoli. Me gustaba pensar que solo salían cuando realmente era necesario, que eso era lo obvio pero aun así esa situación me mantenía tenso.

Me baje del auto y empecé a caminar por la acera por la que antes tomado de la mano de mi novia no teníamos ninguna preocupación, no teníamos que correr ni esperar algo que saliera por los arbustos rápidamente y nos empezara a perseguir siendo nosotros su presa; esos días se habían acabado.

Las casas estaban protegidas por enrejados antes de todo, seguían así pero ahora los grandes ventanales tenían maderas al igual que las puertas. Antes la calle era limpia y solo veías las hojas de los arboles en el suelo, ahora veías basura, rastros de sangre, árboles caídos, carros chocados, casquetes de una bala que había sido lanzada y demás suciedad.

Llegue a su hogar y estaba intacto, solo con manchas rojas y raspones en la reja; pero todo parecía en orden, lo que me tranquilizo y provoco un suspiro de alegría. Me apresure a tocar el timbre pero no se oía que sonara, lo volví a presionar y nada. Me aleje de la puerta y parándome en la mitad de la calle empecé a gritar con euforia el nombre de mi amada una y otra vez, cada vez más fuerte; al principio sonreía luego esta fue desapareciendo mientras no había respuesta de la casa. Esperaba que saliera por la terraza pero nada sucedía; la casa parecía vacía hasta que la puerta de cristal de la terraza de su cuarto se empezó a abrir lentamente y


Y vi a un joven asomarse, no era de su familia, ni mucho menos de su escuela. No era mayor que yo pero tampoco más chico que mi amada que tenía que asomarse en su lugar. Mis terrores se habían juntado en ese momento y todo dejo de importarme. La felicidad de mi cuerpo se había disipado al igual que mis esperanzas.

Al otro lado de la calle se empezaron a escuchar gritos, no estaban lejos.

Lo vi mirarme con extrañeza y no pude gritar más y solo mire al suelo y camine en dirección contraria al carro. Estaba muerto en esos momentos, todo lo que había pensado en mi trayecto se había cumplido, debí ser más rápido, debí haberlo esperado de esa manera, ella debió de haber sido fiel, debió de haberme creído y esperado. Todo lo que pase por… nada, no estaba, se había ido, no me había esperado.

Camine solo con mis pensamientos, no escuchaba ni sentía hasta que sentí una mano sujetarme con fuerza de mi hombro y jalarme de la espalda. Ese era mi fin, en el lugar donde esperaba volver a sonreír y volverla a ver una vez más. No sabía que le había pasado ni en donde estaba, sabía que tenía que seguir buscando por donde fuera pero ahora tenía que resignarme.

La mano me jalo con fuerza, me dio la vuelta y antes de ver quien era escuche mi nombre ser pronunciado por aquella voz que tanto amaba y deseaba volver a oír. No se había ido, me había esperado como tanto deseaba; su voz me activo el corazón y me envió por unos instantes a todos mis recuerdos que tenía con ella., todas las sonrisas, risas, discusiones, pleitos, caricias, besos, miradas; toda mi vida que había pasado con ella y pude volver a sentirla cerca de mí sonriendo, mirando me con sus bellos ojos, diciéndome que me amaba.

Pero ahora un cuerpo se había abalanzado contra mí tirándome al suelo, se dice que antes de morir vez tu vida pasar enfrente de ti, no creía que eso fuera posible pero hoy era posible.

Su voz, su aroma, su mirada; la volví a escuchar y eso era una bendición de la vida propia.

Baje la mirada y vi que…

domingo, 6 de enero de 2013

El 23. Salvado.


Estaba sobre una cama, dormido y soñando creo por mi cara de tranquilidad. Una mano paso por mi hombro y después roso mi rostro lentamente. Despertaba y sentía la suavidad y la calidez de la piel; un ahora llegaba a mi nariz y reconocía esa sensación, esa calidez, esa suavidad y ese olor. Sonreía ante saber con quién estaba acostado. El cuarto estaba oscuro y solo escuchaba una respiración pausada en mi nuca, me decía “voltéate y veme a los ojos” y así lo hacía pero no la veía a ella sino a una mujer muerta con sangre saliendo de su boca cerrada, con los ojos rojos e irritados, con la piel rasgada entre costras y heridas vivas. No decía una palabra y solo la observaba a los ojos, estaba atónito; después abría la boca rápidamente y me mordía el rostro.


Despertaba sudoroso en un cuarto poco alumbrado lleno de hombre y mujeres de diferentes edades que me observaban asustados como si los fuera a atacar. Una mano me tomaba del hombro y me volvía a acostar; era un hombre ya mayor el que estaba sobre mis hombros, era él el que tomaba un trapo mojado y me lo colocaba en la frente diciendo que me relajara, que solo había sido una pesadilla y que todo iba a estar bien.

No podía cerrar los ojos y me volvía a incorporar pero ahora más lento. Era una habitación con las ventanas rotas, sin muebles y con bastante gente en él; estaban sentados en bancos, en el piso sucio, en sillas y en un sillón viejo; su ropa estaba sucia y todos tenían un aspecto de cansancio; había niños escondidos entre los brazos de sus padres; un perro y demasiados paquetes cerrados de comida por todos lados. Eran sobrevivientes de la catástrofe.

Me ponía de pie seguido por todas las miradas y preguntaba dónde estaba la salida, de inmediato en viejo se levantaba y me tomaba del brazo explicándome que había perdido demasiada sangre y que debía descansar y quedarme con ellos, que era la única manera de sobrevivir. Le quitaba mi brazo de entre sus manos y le empecé a explicar cómo había llegado a ese lugar desde que supe por última vez de mi amada y que ella me estaba esperando. Él me explicaba que había dormido por un día y que no era por molestarme pero lo más seguro era que… era lo peor, que hace ya varios días no veía a más gente viva y que probablemente eran los únicos de esa zona; pero no me importaba yo tenía que averiguarlo.

-¿Es la chica que tienes escrito en tu brazo acaso por la que vas y por la que casi mueres allá abajo? No lo vale, hijo. Quédate con nosotros y podremos salvarnos de este calvario que ha caído- Me decía el hombre.

-Para mí lo vale y si ha pasado lo peor quiero verlo con mis propios ojos; pero la seguiré buscando hasta encontrarla, no importa cuánta sangre tenga que derramar por ella ni cuántas vidas tenga que tener para volverla a ver por lo menos una vez más. No espero que me entiendan, ninguno de ustedes pero no pienso quedarme aquí y esperar; quiero intentarlo porque… la amo y eso es lo que me mantiene con vida-

Me acercaba a una de las ventanas y la gente se alejaba de mí como un leproso, escuchaba susurros y distintas opiniones de lo que había dicho pero ninguna me importaba. Estábamos en un primer piso y era fácil bajar por el techo de un camión, llegar a la calle y subirme a mi auto que no estaba lejos. Espere a que el lugar estuviera sin peligro y sin mirar atrás baje hasta la calle; caminando en ella escuche el grito del viejo y me aventaba un objeto cubierto por una tela, me decía que tuviera cuidado y que me deseaba lo mejor, yo le respondía lo mismo para su gente.

Ya en el auto, lo encendía y descubría que era lo que me habían aventado, era una pistola no muy grande pero si pesada; nunca en mi vida pensé tener una y mucho menos tener muy presente que la iba a utilizar en algún momento cercano.

La ponía en el asiento del copiloto y comenzaba a moverme de nuevo por la ciudad, pero ahora estaba cerca de mi destino. Veía mis brazos con vendados mugroso y ensangrentados pero bien hechos y una duda entraba a mi mente “¿En serio tengo que esperar lo peor?” y cerrando los ojos por un momento veía el rostro de mi novia sonriendo y diciéndome que me amaba. Abría los ojos y sonreía; una gota corría por mi mejilla y en voz alta me decía “Nada me va a detener para volverla a ver”.

miércoles, 2 de enero de 2013

El 23. Turista muerto.


Durante tres días desee estar muerto, de no haber tomado la decisión de salir de mi hogar, de estar solo en este mundo para no tener que pensar que todas las personas que conocía, quería y estimaba ahora eran humanos sin sentimientos, sin corazón, sin mente y sin vida; durante tres días estuve atrapado en mi auto tratando de llegar a la ciudad, 36 horas me tomo llegar a un lugar al que bajo circunstancias normales me tomaría llegar en cuarenta minutos, dos horas máximo.

Durante ese tiempo aprendí muchas cosas de los males que rondaban por todos lados. Una de ellas era que seguían siendo humanos, no veían bajo mucha oscuridad, necesitaban de comer y descansar, aunque esto último solo era cuestión de minutos y volvían a levantarse o a activarse. Otra cosa era que como todas las personas comunes no contaban con fuerza de convicción o tal vez era por falta de cerebro, de esto me di cuenta una vez que había una persona arriba de una casa y el carnívoro estaba en la calle viéndola y tratando de alcanzarla estirando sus brazos, al poco tiempo se canso y se fue.

Fueron dos noches y tres días en los que trate de conducir por la autopista tan rápido como pude pero siempre me encontraba bajo obstáculos como carros en medio de la calle, una acumulación de gente muerta caminando en mi dirección lo que me obligaba a esconderme en los asientos de atrás para evitar que me vieran y esperar a que pasaran, gente tirada en la acera de la pista sangrando y siendo comida y también hubieron obstáculos obvios como dormir lo cual me era casi imposible ya que cuando me lograba acomodar y ocultar en mi carro escuchaba en el silencio de la noche pasos cerca de mí  y de vez en cuando que volteaba a ver una ventana los veía pasar lentamente cerca de la puerta, en esos momentos deseaba no estar ahí, deseaba no tener que pasar eso y me preguntaba si valía la pena, bajo mi lento respirar para evitar mucho ruido y encogido en mi cuerpo tembloroso por las bajas temperaturas de la noche; no prendía la calefacción porque gastaría gasolina, batería y tal vez ellos sentiría calor y se juntarían, tampoco sabía cuánto me faltaba de viaje. No dormía o solo eran siestas de media hora porque no podía más.

Otra dificultad era la de comer, lo cual nunca pude disfrutar y solo añoraba aquellos tiempos en los que podía hacerlo en paz. Eran frituras y algo de fruta, botellas de agua y refrescos; siempre en mi auto siempre nervioso ya que estaba algo indispuesto en esos momentos para poder reaccionar a tiempo bajo algo que apareciera.

Pero la peor de todos, ya saben, las necesidades de todos el uno y el dos. Tomaba agua por los nervios y la sed que esto provocaba; pero no quería hacerlo en una botella; me arriesgaba a salir después de mirar a todos los lados y en lugares abiertos. El dos, muy poco pero igual; estaba a la deriva de todo.

En todo mi viaje no vi a nadie normal, a nadie caminar o andar igual en su auto tratando de pasar. En esos momentos me preguntaba si acaso era el único que lo intentaba o hasta el único vivo en esa zona. Siempre me detenía y comenzaba a pensar que debería volver pero no podía, aun en la soledad quería hacerlo, quería intentarlo por lo menos; pero en otros quería salir corriendo de mi auto y esperar a ser atrapado. Al final volvía a arrancar el auto y a seguir mi camino.

Trataba de recordar cómo se sentían sus labios al besarlos, sus manos tocando mi cuerpo, su piel siendo víctima de mis actos, de recordar cómo eran sus ojos, de volver a escuchar su corazón latir y de oír su voz una vez más. La vida nunca había sido ni fácil ni buena, ¿por qué tenía que serlo ahora? Me preguntaba como estaba, si estaba viva, si aun me quería, si aun ansiaba verme, si la vería por última vez, si estaría con alguien más. Me odiaba en esos momentos y a ella también pero lo único que hacía era acelerar el auto como el flujo de mis lágrimas llorando por ella.

Al fin llegaba a la ciudad. Estaba en ruinas, destruida, incendiada, solitaria, muerta por completo. Ahora estaba más que desilusionado pero aun tenía algo de fe sin saber que esperar en la siguiente calle.

 Recuerdo que moría de hambre y deseaba salir de ese auto después de tantas horas encerrado, escondiéndome y estando solo. Encontré una solitaria tienda de autoservicio muy conocida en la que las letras “o” y “x” se repetían y recordaba que hace mucho tiempo se decía que la gente tenía sexo en el…
Tres de sus cuatro paredes era de cristal lo que facilitaba que viera en su interior y notara que estaba vacía. 

Tras varias vueltas en sus alrededores deje el auto en la entrada y me encerré en su interior. Los focos del techo estaban hechos pedazos en el suelo al igual que algo del producto de la estantería. Aun los refrigeradores trabajaban y sin preguntarme porque abrí uno de ellos, tome una bebida con alta cantidad de azúcar, la abrí y bebí de ella sin parar, sabia a gloria. Di la vuelta y tome unos panques que disfrute tanto que me senté en el piso de la tienda y dejando de ver las paredes de cristal cerré los ojos tratando de gozar ese pequeño momento, hace mucho no tenía uno así pero me duro poco el gusto.

Cuando volví a abrir los ojos fue de un golpe a un vidrio, me había quedado dormido. Me levante del suelo y vi que estaba rodeado y que estaban a punto de entrar, los cristales estaban casi rotos por completo.

No había a donde ir ni por donde ver sin tener que observar personas ensangrentadas ansiosas de comer. El pánico me invadió y no pude hacer más que solo pensar en todo lo que había pasado para llegar, en todo lo que había dejado, en mi vida anterior a todo eso, en mi familia, en mis amigos, en mi novia, en todos los planes que tenía, etc. Empecé a maldecir a la persona o a la cosa que había provocado eso, me empecé a maldecir por haberme dormido, por haber salido de mi casa, por querer ir a buscar a alguien, por incluso tener la necesidad de comer. Después el llanto me invadió, no sabía qué hacer y ahora si estaba más solo que nunca.

Golpeaban sus cabezas, sus manos, piernas y todo su cuerpo contra el vidrio tratando de entrar. Estaba ya muerto en ese momento, no pensaba en otra cosa; las lagrimas brotaban contra mi cara, los gritos salían de mi boca sin tener algún sentido; y todo eso hasta que en el suelo vi un gran pedazo de vidrio de un foco y pensé en toda mi vida, en todo lo que había hecho y lo que me faltaba por hacer. Cerré los ojos y sin dudarlo preferí morir en ese lugar que en algún momento alguien que me conociera me viera deambular desecho físicamente y hasta matar a alguien más en mi posición.

Abrí los ojos y sonreí al final, tome el cristal y lo empecé a clavar contra mi piel era más el dolor mental que el físico. Había hecho lo que primero quería en mis brazos había escrito:

“Te amo” en el derecho y “Pame” en el izquierdo.

Aun lloraba de lo que había dejado y odiaba haber conocido a alguien en mi vida. Odiaba a mi familia, a mis amigos, a mi novia; odiaba la vida que solo era cosa de arrebatarse en cuestión de segundos. Odie estar vivo.

Ya estaba hincado sobre un charco de sangre cuando le grite a los visitantes de afuera que nunca me tendría vivo y aun siendo que reviviera lo abría intentado. Tome con fuerza el cristal y cerrando de nuevo los ojos  cuando sentí el frío del vidrio contra mi piel ya maltratada sentí un fuerte golpe en la cabeza, lo que me entumió las piernas y me tiro por completo al suelo, solo viendo borroso y con mi último vaho de aliento dije:

“Así que así se siente suicidarse y morir, no fue tan difícil. Perdón a todos y gracias a todos. Los amo. No cumplí mi promesa Pa...”