domingo, 29 de marzo de 2015

Hoy, 29 de marzo.

Hoy, 29 de marzo de 2015 la 1:38 de una madrugada con mucha lluvia y después de haber visto la película Interestelar; después de todo lo que ha pasado últimamente y a un poco más de un día de ir a Catemaco con Josy, Alejandro y la Chica para tomar una semana para pensar y repensar las tengo muchas cosas que decir; hoy lo que siento, con lágrimas en los ojos.

Número uno; te perdono. Te perdono hombre del metro, a ti que me tocaste en una mañana de día de escuela en quinto de primaria. No te conozco pero vi tu rostro muchas veces después y tú también me viste, nunca supe que hacer; y solo en ese momento intentaba alejarme de ti. Nunca supe tu nombre pero si conocí tu rostro y con eso me basto.

Número dos; lo siento. Siento haberme alejado de la mujer que ame y con la que pase una buena parte de mi vida, siento haber interpuesto otras prioridades que el amor hacía ti; por mucho tiempo. Siento haberte obligado a hacer cosas que no debías y que no debimos hacer. Siento mucho el que haya acabado así.

Número tres; gracias. Gracias por las enseñanzas, gracias por el tiempo y paciencia, gracias por las gracias y experiencias, gracias por los corajes y los momentos de ira, gracias por la pasión y las historias que jamás se olvidaran.

Número cuatro; me arrepiento. Me arrepiento de haberme agarrado a golpes contigo ese día fuera de la prepa, en los jardines; no debí haberme rebajado. Me arrepiento de haberte gritado mamá, me arrepiento de haberte engañado, me arrepiento de no disfrutarlo todo.

Número cinco; así somos. Así soy y así es como deben ser las cosas.


Nunca podemos salir de casa sin haber arreglado las cosas, no sabemos si regresaremos o si los volveremos a ver; sin embargo, tenemos que vivir con nuestras decisiones; buenas o malas, son nuestras y nos forman como seres humanos. 

sábado, 28 de marzo de 2015

Mil historias.

La claridad de tu piel, la claridad de tus ojos, la claridad de tu cabello y la claridad de tus labios. No sé qué historias escondes debajo de tus prendas pero quisiera averiguarlas y aprendérmelas una por una.

Las letras de tus dedos forman palabras con una caligrafía hermosa, con un estilo característico y con una delicadeza propia. Cada dedo es un sello que se queda en la piel de quien tocas, una impresión única e irrepetible marcada con la fineza de tus uñas que son la punta del tintero.

Tus líneas de los ojos finamente delineadas, tus cejas remarcadas de un tono café claro, tu expansión que te abre la oreja para que puedas oír mejor, tú anillo en el cartílago medio de la nariz con una piedra azulada y demás plateadas, tus labios rosas claros y tu piel blanca; eres un lienzo y una artista, eres una galaxia y una flor, eres una mujer de los ochentas y un zorro asechado a su presa y eres un diamante rodeado de selva y metales preciosos. Eres tú con ese cabello decolorado blanquezco y azulado, largo e intramuros que forman nuestros labios.

En uno de tus muslos hay una carta de la edad media, una carta cerrada protegida por un búho que nunca deja de cuidarla mientras esta parado en una rama a lado de su compañero rosado que abre las alas para salir liberado ante cualquier urgencia. En lo alto de la rama, una flor que se abre poco a poco, que se embellece conforme pasa el tiempo, una muestra de naturaleza roja que empieza a ser adentrarse a la eterna gloria.

Hay personas que cargar a sus espaldas sueños, deseos, secretos o maldiciones; palabras que nunca pudieron decir o seres que siempre quisieron ser pero tu; tu cargas a una mujer que mira más allá de la infinidad y como una diosa de la naturaleza, está rodeada de hojas y flores que adornan su cabello y su definido rostro. En lo bajo de su cuello muestra su corazón anclado a un deseo, a un amor que esperara hasta que sea el momento adecuado para abrirse y mostrar el otro perfil de la hermosa dama que tienes en una de tus alas.

En el centro de tu cuerpo no hay nada más, no hay nada que no fuera una flor que te protege de los males, una flor de loto que está en todo su esplendor y que sostiene tus pesares.

Como una pared antigua o un libro viejo, hay palabras en tu costado que no logro averiguar pero que cuentan mil cosas que seguro deseo repasar una y otra vez hasta que en mi mente se queden hasta el fin de los tiempos.


Eres un museo, un libro, un mundo, un filme y una mujer que puede contra algunas historias pero que cuenta otras debajo de esos ropajes. 

miércoles, 25 de marzo de 2015

Sonríe ante tu propio engaño.

Esa curva que enamora, esa curva con la que prometes, esa cuerva con la que comprometes, esa curva con la que te das a notar, esa curva con la que quedas instantánea y esa curva con la que engañas y has sido engañado. Esa sonrisa que da felicidad y tristeza.

Esa sonrisa que tiene el payaso para los niños en una fiesta al ver su alegría, entusiasmo y nerviosismo, es la misma sonrisa con la que el hombre detrás de la pintura y el disfraz expresa mientras empieza a ver y sentir cosas que lo levitan fuera de su sillón en su sucio departamento.

Esa sonrisa que tiene el soldado al recibir su medalla enfrente de su familia por parte de un alto mando producto de su esfuerzo proteger a su patria,  es la misma sonrisa que tuvo el soldado mientras quedaba plasmado en papel con la cabeza chorreando liquido rojo sostenida en su mano.

Esa sonrisa que tiene una enfermera al recibir las bendiciones de una familia que no conoce pero que estuvo al pendiente de uno de sus integrantes, es la misma sonrisa que tiene mientras es profanada por un hombre que no es su esposo en un lugar que para algunos puede ser conocido y para otros no.

Esa sonrisa que tiene la maestra de matemáticas cuando te da un examen en el que te fue muy bien y demuestra tu esfuerza, es la misma sonrisa que tiene cuando esta ahogada en licor con sus amigas los viernes por la noche y se vuelve parte de los inmuebles del lugar.

Esa sonrisa que te enseña tu novia al ser sorprendida por un regalo o flores, es la misma sonrisa que le da a un tipo con el que ya anda días después de ser cortada.

Esa sonrisa que tienes al terminar un trabajo o proyecto en el que te comprometiste, es la misma sonrisa con la que hiciste trampa en el examen,  con la que engañaste a tu novia con otra, con la que le mentiste a tus padres acerca de tu paradero, con la que le das a un conocido que te considera amigo, con la que compras alcohol o cigarros siendo menor, con la que robas algo para tu beneficio, con la que tratas de hacer feliz a la mayoría estando en contra de tus ideales, con la que le das la mano a alguien que no debería tener, con la que das cuanto te has quitado un peso de encima aunque eso haya llevado a la muerte de alguien más, con la que te engañas a ti mismo y a los demás.

Nos enseñan a sonreír, a disimular, a engañar y a mentir. Yo disimulo mucho pero tu igual. Yo engaño y tú también. Yo miento, pero tú lo haces de igual manera.

Esa sonrisa con la que un actor en obra demuestra, es la misma sonrisa que no puede hacer fuera de esté.

Con la sonrisa se hacen promesas y se deshacen, con la sonrisa vez al amor y al desamor, con la sonrisa besas y gritas, con la sonrisa dices te amo y dices púdrete, con la sonrisa llegas y con la sonrisa te vas.

Vive con una sonrisa, vive mandando todo al demonio. Tú, si tu pero no tu; sino que tú, aléjate de la vida que con esa sonrisa reíste y lloraste y ahora; te la m#$%aste.


Pensaste que era diferente, pensé que eras diferente y siempre teníamos una sonrisa en el rostro. 

domingo, 15 de marzo de 2015

Todo se vale, en la guerra y en el amor.

En la escuela y en la oficina, todo se vale. En el gobierno y en la sociedad, todo se vale. En la religión y en el ateísmo, todo se vale. En la guerra y en el amor, todo se vale y, en la vida y en la muerte, todo se vale.

Ser un soldado y ser un novio ¿Cuál es la diferencia? Usar las manos como armas y el corazón como granada, la mente como espía y el cuerpo como objetivo final.

Te colocas las botas y el uniforme para salir a conquistar nuevos territorios por curiosidad, respeto y honradez o para defender tus amadas tierras de aquellos intrusos que ofenden a la madre patria, a aquella que te ha enseñado tus valores y lo que eres ahora.

Tu arma la tienes desenfundada, lista para usarla en cualquier momento y ante cualquiera. Todo sea por justicia y paz de la soberanía de la nación. Si tienes que matar, lo haces; si tienes que sacrificar tu libertad por la de la mayoría, lo haces; si tienes que abandonar todo por un bien común, lo haces. Todo porque, es tu deber.

Caminas kilómetros, viajas en cualquier medio, hablas los idiomas que tengan que ser, te mueres de sed o hambre si es necesario y dejas todo atrás día con día, minuto a minuto y segundo a segundo para poder seguir; para poder sobrevivir en la selva, en el desierto, en la ciudad, en un pueblo y en donde sea, tu caminas y no te detienes.

Vez como se van las oportunidades de irte a casa se esfuman frente a ti, vez como no puedes salir y piensas estar en una emboscada, vez como tus amigos se van de pie o se van en una agachados, vez como la gente a tu alrededor le dejas de importar o le empiezas a importar más y sobre todo, vez como la gente que conocías ya no es igual.

Llegas con sueños e ideas, con propuestas y energía, con víveres y alimento, con calcetines secos y una linterna con pilas, con tu casco y tus botas relucientes y al final te vas cansado, sucio, vacío, seco y con una sonrisa por haber cumplido y sea como haya sido la misión. Ya todo se acabó.

La guerra es sucia, mala y viciosa y una relación es igual, pero ¿no las mejores cosas son así? Cuando acaba y te vas de la guerra, te vas pensando en la siguiente misión o en que todo se ha acabado para ti o en todo lo que paso o en nada, te vas pensando en la nada; como sea, todo se acabó y hay que seguir, consiente o vuelto un psycho.


Regresas y ¿Incendias una escuela o duermes en la tina del baño con un arma en la mano o vas a seminarios para veteranos o vives para contarlo a niños o tienes una familia normal o simplemente, regresas a la base y te vuelves a alistar? Decisiones, decisiones, decisiones… en la guerra y en el amor hay que tomar decisiones porque todo, absolutamente todo, se vale.