viernes, 25 de mayo de 2012

El fin del asesino. Parte 6

La noche era fría y oscura; la Luna alumbraba todo el valle de una manera mágica y ancestral como en las épocas en la que grandes culturas gobernaban el continente; los únicos ruidos que se escuchaban eran el de los animales nocturnos buscando su alimento de cada día, cazando a su presa, viéndola fijamente hasta que en el momento oportuno se abalanzaban sobre este cogiéndolo y llevándolo a la muerte.

En la choza abandonada se vivía lo mismo que en el exterior, las velas alumbraban como el satélite natural del planeta, lo que podía pero era más que suficiente; los únicos sonidos eran el respiran de mi presa y mis palabras tranquilas que resbalaban por mi lengua como cual orador que convence a una multitud. Era una noche mágica, épica, llena de sentimientos y emociones, pero sobre todo de la sangre derramada por los que la ofrecen como en la máxima época de los Aztecas.


No me dejaba de ver mientras su sudor viajaba por su frente y solo cerraba los ojos para parpadear. Su respiración era constante, agitada, temerosa y delatora.

Estaba sentado encima de su cadera, de su cuerpo desnudo cubierto por plástico, lo tenía de frente como cual posición sexual, el horizontal y yo vertical, mis brazos estaban caídos y solo veía  sus ojos que soltaban sus últimas lagrimas.

-Es hora- dije pasivamente mientras él se tenso y sus ojos de movían de derecha a izquierda, hacia arriba y hacia abajo, tratando de encontrar la manera de salir de ese  lugar.

Me levante y salí de la tina igual cubierta por platico, me arrodille a la orilla y cogí el cuchillo, lo observe por unos segundos, como si hubiera encontrado un tesoro personal cuando desvié mi vista y observe que sus ojos tampoco dejaban de verlo.

Y sin que me viera solo dije:

-Has lastimado muchas veces y ahora te toca. Va a ser lento y doloroso- su cabeza temblaba, ahora si me miraba –y va a haber mucha sangre, pero por suerte solo va a ser tuya. Sé que estoy enfermo, pero pronto se acabara todo, lo presiento.-

Y alzando el cuchillo a contra luz, donde un as luminoso apareció encima de nuestras cabezas, con fuerza y precisión lo enterré en el tobillo del sujeto, se escucho hueco el impacto y salieron mares de sangre de su extremidad. Yo miraba fijamente con el corazón a mil por hora con la mano en el cuchillo aun con fuerza para que se hundiera más. Lo quite.

-¿Porqué te preguntaras?- Pregunte con un tono de excitación que no podía aparentar.- Por que va a ser lento y por todo tu cuerpo- Dije finalmente volviendo a ver el cuchillo que se encontraba en mi mano ahora lleno de sangre que goteaba de la punta, viendo como el liquido vital para la vida salía por su tobillo y decidido lo volví a enterrar en su cuerpo, pero ahora en su otro tobillo, luego en los dos muslos, luego en los dos antebrazos, seguidos por los brazos.

No paraba, no podía hacerlo. El tiempo pasaba lentamente cada que penetraba su piel, rasgaba su musculo e impactaba su hueso rompiéndolo y cortando venas, arterias, cartílagos y nervios y al final, cuando tocaba fondo lo dejaba enterrado por dos segundos para después sacarlo con velocidad y volverlo a introducir pero a otra parte de su cuerpo que se desangren taba empezando como una mancha, concluyendo con un charco de rojo vivo.

La adrenalina no dejaba que se desmayara, todo lo sintió, todo lo vio y todo se moría; pero aun no acababa.

-No te deseo la muerte, sino la justicia- dije con tono ahora cansado pero aun seguro cuando por última vez alcé el cuchillo y lo introduje directamente a su corazón, abriendo sus ojos como un par de platos, levantando su cuerpo pálido, viendo como sus ojos perdían la vida, como su cuerpo de desvanecía, como su cuerpo caía muerto sobre una tina ahora del color de la  pasión.

Solté el cuchillo y lo deje enterrado en su órgano. Me senté en el piso sucio de la casona y cerré los ojos. Todo había acabado.

lunes, 21 de mayo de 2012

18 años

Las grandes incógnitas de la vida son resueltas con los grandes procesos mentales de las mentes más brillantes de la Tierra, pero ¿Qué hay de los sentimientos? ¿Cómo explicamos esas emociones que tanto adoramos y sentimos alrededor de nuestro cuerpo?
La física y la metafísica, por ejemplo, explican los fenómenos naturales de la vida cotidiana de los seres humanos pero nunca nada acerca de los valores, de los sentimientos, de las emociones, de la sensación de estar enamorado de alguna persona en especial. Nos preguntamos a lo largo de la vida que es en verdad lo que queremos y en ciertos casos evitamos lo que en verdad queremos. ¿Por qué? Si es tan maravilloso sentir ser amado, sentir la mano de nuestro amor tocando nuestra mejilla.

Somos dichosos al recibir muestras de afecto de ese tipo como el ver reír a la mujer de tus ojos, el llorar sobre el hombro de tu hombre que trata de tener la cabeza fría pero inevitablemente también rueda sobre  su mejilla una lagrima que no significa dolor o tristeza, sino amor, respeto, aprecio y toda sensación de apego. Es hermoso el ser amado y el amar.

Todos cometemos errores, algunos son más graves que otros pero los de menor valor no deben ser despreciados ya que pueden tener grandes consecuencias. ¿Cómo superarlos? No lo sé y nunca lo sabré, ni la física ni la química ni otra ciencia analítica que exista en el planeta ya que te pueden dar mil y una teorías para seguir adelante, concejos de superación humana y hasta te trataran de vender una idea de la verdadera manera de “superar” los errores que cometemos. Pero solo nosotros sabemos cómo hacer, cada quien resuelve sus problemas de la manera que le es más efectiva.

 Las grandes mentes ven hacia el horizonte, sean una de ellas. Sientan lo que es las emociones, duden de la vida y de ustedes mismos, cometan tantos errores sean necesarios, caigan y vuélvanse a caer en el mismo hoyo cuantas veces sean necesario para al fin poderse levantar de este y alzar la cabeza como los triunfadores que somos lo humanos.

Soy dichoso al escribir un blog, soy afortunado de ser amado, soy insignificante cuando cometo errores, soy valioso cuando supero mis errores, soy inteligente cuando pienso, soy tonto cuando no siento, soy un joven que ve hacia el horizonte.

Me he caído y me he levantado, he llorado y he alzado los brazos en muestra de victoria, he sido amado y he amado, caí en el mismo hoyo durante mucho tiempo y salí, tuve malos días y hermosas tardes, tormento osas platicas y grandes momentos de risa.

Gracias a la vida he conocido mucha gente y muchos lugares que espero algún día tener tiempo para contarlos todos, desde la mujer que me atormenta hasta la que es la luz al final del túnel, desde un lugar mágico donde estas en el borde del planeta, hasta en el rincón más hermoso que jamás haya existido. La vida se vive una sola vez y las maravillas son eternas para la mente.

…fin del texto…y de la vida misma…

sábado, 19 de mayo de 2012

El fin del asesino. Parte 5

No traía nada, ni la jeringa con la morfina ni algo parecido; tenía que usar mis manos para hacerlo lo cual me incomodaba ya que si el cuerpo fuera encontrado tendrían las autoridades mis huellas digitales, pero primero para encontrar el cuerpo estaría muy complicado.


Me acercaba al sillón silenciosamente, en cuclillas y con el cuerpo encogido. La sombra del sillón cubría todo mi ser y su sonido evitaba algún indicio de mi presencia. Cuando llegue a la parte posterior del  respaldo del sillón me levante imponentemente sobre la sombra apareciendo ante la luz y aun sin ser visto. Cubrí con el antebrazo derecho el cuello del sujeto fornido y con la mano del mismo lado sujete mi otro brazo realizando una llave que impedía que el oxigeno le llegara al oxigeno provocando que se desmayara unos segundos después pero con lo que no contaba era que al cerrar la llave el hombre se paró de su lugar levantándome del suelo evitando que aplicara la fuerza que yo hubiera querido pero aun así la posición seguía siendo efectivo, solo tenía que aguantar por más tiempo.

El hombre se levanto inclinándose hacia el frente levantando me del suelo y cargándome hasta que salte el sillón. Se empezó a sacudir precipitadamente golpeándome con la pared con sus brazos tratando de abrir el candado, no podía gritar por lo mismo. Fueron un par de minutos de movimientos bruscos hasta que se arrodillo por falta de oxigeno y cansancio, sus brazos dejaron de oponerse y su cuerpo de relajo hasta que cayó dormido sobre el suelo lleno de botellas de cerveza y polvo. Estaba exhausto que tuve que reposar por un minuto sentado en el suelo a un lado del cuerpo.

Salí por la puerta trasera de la casa y camine por la calle hasta mi auto, lo cual encendí y acerque al hogar. No había aun nadie en la calle. Abrí la cajuela del vehículo y saque la jeringa con la morfina efectiva por unas tres horas. Regrese a la sala, inyecte al dormilón y lo arrastre por la puerta trasera hasta mi auto, lo introduje a los asientos de atrás y nos dirigimos a una pequeña cabaña abandonada.

¿Quién abandona una cabaña con una tina en el baño? No importaba, hoy yo se lo agradecía.

Llegando al lugar desolado y oscuro estacione el auto, saque de la cajuela un pliego de plástico de tres por tres metros y forre con este la tina del lugar; también saque unas lámparas y las acomode en baño para que tuviera luz; tape con telas las ventanas para que se siguiera viendo obscura para el exterior pero todo lo hice con mis guantes de látex.

Saque al hombre del auto, lo arrastre hasta la casucha, lo desnude y cubrí de plástico todo su cuerpo, excepto su cara la cual amordace su boca para que no hablara. Después lo introduje en la tina, en la cual cavia apenas al ras y al final me dedique a esperar a que el hombre golpeador se despertara y mientras pasaba eso empecé  a sacar de mi maleta que estaba en el auto todos mi utensilios.

Estaba sentado en la orilla de la tina cuando se despertó, estaba desorientado y la falta de iluminación le facilito que se adaptara a la habitación, trato de hablar pero se dio cuenta que no podía y después quiso mover su cuerpo paro tampoco pudo. Abrió los ojos y me miro fijamente preguntándose quién era el sujeto sentado a un lado de él.

-No me conocer si es lo que estas preguntándote- le dije tranquilamente.

-¿Ves esto?- le pregunte mostrándole una jeringa con un liquido transparente en su interior – para que me entiendas, es adrenalina, ya que no quiero que te duermas porque quiero que sientas cada cosa que te va a pasar en tu última noche de tu vida-

Volvió a intentar moverse pero era inútil, lo único que podía hacer era producir sonidos con su garganta y parpadear velozmente. Me acerque a él y lo inyecte.

-En los próximos segundos sentirás que tu corazón se agita rápidamente, como si estuvieras muy emocionado y algo que también produce es insomnio y grandes cantidades de sudor- Me incline para recoger un cuchillo pequeño y muy filoso que estaba en el suelo para después enseñárselo. Se paralizo.

-Has golpeado mucho a una mujer y supongo que no ha sido a la única, ahora a mi me toca hacer lo mismo contigo. Tal vez pienses que eso no es merecedor de algo como lo que estoy a punto de hacerte pero un golpeador es un golpeador y has lastimado a esa mujer de una manera incurable y también eres propenso a golpear a más gente, como a tu hijo.- Mientras hablaba sus ojos fijos y asustados me veían a mí y al cuchillo que brillaba por su filo y empezaba a sudar como loco; su cuerpo se llenaba de adrenalina.

viernes, 11 de mayo de 2012

El fin del asesino. Parte 4

La reunión se acabo sin mayor novedad. Todos nos agarramos de las manos y gritamos fuertemente “si lo podemos lograr” y al final más aplausos.

Fui el primero en Salir de la reunión y al cruzar la puerta me escondí detrás de unos árboles donde nadie me pudiera ver. Todos fueron saliendo con la cara en alto como si hubieran logrado algo extra normal cuando la verdad es que solo esa victoria les duraría un par de días o hasta unas cuantas horas para volvieran a abrir una botella de alcohol o a volverse a inyectar la droga sintética. Desvié mi mirada a aquella mujer golpeada que salía lentamente de la iglesia porque sabía que tenía que volver al infierno donde vivía. Camino hasta la acera de enfrente y dio vuelta a la derecha donde saco las llaves de su automóvil, siguió caminando hasta la esquina donde doblo a la izquierda y la perdí de vista. Todos ya se habían ido por lo que salí tranquilamente recorriendo el mismo trayecto hasta llegar a la esquina donde me pegue a la pared y voltee a ver cuidadosamente donde estaba la dama. Estaba parada enfrente de un auto rojo a media cuadra, memorice las placas y salí disparado para la dirección contraria de su posición para subirme a mi auto y alcanzarla en un punto donde ella saliera de su lugar de estacionamiento y poderla seguir con normalidad, y así fue.

La seguí con una cierta distancia entre autos pero sin perderla por más de media hora hasta un barrio de clase media baja, donde había poca iluminación de las calles y cada casa estaba separada por algo más de dos metros. Eran hogares de concreto de unos cuarenta metros cuadrados aproximadamente, de una sola planta, un jardín delantero; aunque la mayoría estaba seco, y de techos de entre lámina y tejado. Se detuvo frente a una casa roja y se bajo del auto rápidamente. La luz del hogar estaba prendida y cuando el auto se detuvo salió un hombre fornido, no muy alto, de tés morena y tatuajes en los brazos para luego agarrar del brazo a la mujer y arrastrarla al interior de la morada. Ahora veo porque no se metía con él, el físico la intimidaba y porque viajaba tanto para solo ir a una reunión en una iglesia, para separarse de él.

Me estaciones una cuadra adelante y me baje del auto, lo primero que notas es que no había nadie en la calle, estaba poco iluminada y además se oían en demasía los autos pasando por las calles aledañas, lo que dificultaba que se escuchara algo; era el lugar perfecto. Me acerque a la casa por un costado recargándome en la pared como si fuera a caer, me fui moviendo lentamente hasta la ventana en donde ya se alcanzaban a oír los gritos del hombre reclamándole a su mujer donde estaba, que tenía hambre y diciéndole una majadería tras otra hasta que un sonido agudo me estremeció seguido por el de unos cristales hechos añicos, la había abofeteado con tanta fuera que había sido lanzada hasta chocar con una mesa de centro la cual se rompió. Después el hombre se hinco para levantarla y colocarle otra cachetada pero ahora del otro lado y del mismo modo la mujer cayó al suelo casi inconsciente.

Con tal escena me moví ahora rápidamente hasta la puerta cuando se abrió de golpe, me detuve en seco y salió corriendo, con las fuerzas que tenía la mujer golpeada y detrás de ella el fortachón gritando mas groserías. Me dieron la espalda cuando de pronto note que habían dejado la puerta abierta, fue cuando me introduje al hogar silenciosamente y al primer cuarto que vi entre y cerré la puerta pasivamente. Escuche el auto arrancar el irse a toda velocidad mientras seguía gritando el hombre. Después hubo un silencio y escuche cerrarse la puerta de golpe.

El cuarto estaba a obscuras solo debajo de la puerta entraba algo de luz la cual se vio interrumpida por las pisadas del gigante, seguía diciendo obscenidades mientras yo recordé que la mujer había comentado algo de un niño, su hijo y me pregunte donde estaba él cuando me di la vuelta y lo vi.

Estaba bajo su colcha temblando de miedo tapándose el cuerpo completo para hacerse invisible. Aun no me había visto cuando fue bajando la tela lentamente hasta que apareció su cabello rojizo como el de su madre, su frente morenita y sus ojos obscuros, ahí fue cuando se detuvo y me miro fijamente sin decir ni una sola palabra pero dejo de temblar, como si yo le diera confianza y a continuación bajo por completo la sabana, estaba sentado con su pijama viéndome fijamente.

Estábamos de frente, sin decir nada. No estaba en mis planes entrar esa noche a la casa ni mucho menos que me viera el hijo; por primera vez durante mucho tiempo no supe que hacer.

El cuarto no era muy grande y estaba pintado de un azul cielo muy bonito, adornado con estampas de súper héroes, con juguetes tirados en la alfombra que tapizaba la habitación. Era un hermoso cuarto para un niño de su edad. Que desgracia.

-¿Vienes a salvarnos?- dijo el niño en voz baja, con la cabeza inclinada hacia adelante y una mirada de timidez.

-No- le respondí fríamente moviendo hacia los lados la cabeza.

El niño se volvió a enderezar, agacho la cabeza y dijo:

-Mi mamá dice que algún día iba a venir un súper héroe a salvarnos y a llevarnos a un lugar mejor- y señalo una imagen pegada en la pared de un héroe de caricatura en una pose de victoria.

-Yo no soy un héroe- conteste.

-Lo sé, no tienes capa- El niño dijo decepcionado cabizbajo. Se me había olvidado su papá.

-No todos los héroes usan capa- le dije para animarlo con un sonrisa y una risa.

-Entonces, ¿si eres un héroe?- volvió a alzar la cabeza y a volverme a ver a los ojos. No supe que contestar cuando el joven se acostó en su cama, se acomodo y al poco rato se quedo dormido.

Seguía parado en la puerta de su habitación, pensando en lo que acababa de suceder cuando escuche que la televisión se prendía y empezaba a funcionar. Abrí con cuidado la puerta y tenía un pasillo enfrente, de un lado la puerta de salida y del otro al hombre que me daba la espalda mientras él estaba sentado en el sofá viendo la televisión son una cerveza en la mano. ¿Qué hago? Me pregunte, salí del cuarto del niño y antes de cerrar la puerta lo volví a ver pasivo en su cama, alcé la cara y cerré la puerta silenciosamente.

Era hoy o nunca.

sábado, 5 de mayo de 2012

El fin del asesino. Parte 3

La alarma empezó a sonar en la mañana como cualquier otro día, me levante desgreñado como cualquier otra mañana, me quite la ropa para dormir como cualquier otra persona para entrar a la regadera caliente que me estaba esperando. Me prepare unos huevos revueltos, un jugo de naranja, un vaso con leche y pan tostado con mermelada para empezar las comidas del día, después fui al baño a lavarme los dientes y alistarme para ir al trabajo. Hasta ese punto mi día es tan normal como cualquier otra persona que vive sola en un departamento en una bonita zona de la ciudad.

Llegue al trabajo tranquilamente, salude al policía “buenos días” como un trabajador normal. Me dirigía a mi oficina pero siempre que volteaba miraba un rostro familiar y lo saludaba con un ademan con la mano. Tenía una oficina independiente de las demás, de buen tamaño y con un buen aspecto; siempre me gusto tenerla ordenada. Cuando me preparaba para sentarme en la silla que muy pocas veces utilizaba mi secretaria de aspecto cansado y ya de una edad madura entro en la habitación y me dijo las noticias del trabajo; como cualquier otro día y me recordó que tenía una junta para presentar el nuevo proyecto y al final siempre le agradecía aunque esa información ya la supiera.

La tarde laboral transcurrió normal, la junta fue un éxito con muchos aplausos y apretones de manos con empresarios que ni sabía sus nombres pero si sus intereses y todos sonreíamos y reíamos de chistes que eran solo frases con un tono humorístico “jeje”. No falto la hora de la comida con los compañeros del trabajo que me invitaban a comer con ellos en un restaurante, la cafetería de la fabrica o hasta de los tacos de la esquina, que sin duda eran los más buenos y siempre terminaban hablando de la chica bonita de la fabrica o de la jornada de futbol más reciente, y más risas “jeje”.

Salía de trabajar a las seis de la tarde y me dirigía directamente a mi hogar para cambiarme de ropa y dirigirme a las platicas de “autoayuda para adictos” en la iglesia de la colonia pero ahí es cuando dejaba de ser un día normal, cuando entraba al armario y zafaba una pared sobre puesta y sacaba una maleta con mis reales artefactos de trabajo. En un maletín metía todo lo necesario y hasta de más, nunca se sabe.

Ya anochecía en la ciudad de la furia en la que vivía y presagiaba que iba a ser una noche perfecta, oscura, silenciosa y emocionante. Llegue a la casa del seños y entre a una de las puertas traseras del convento en la que ya se encontraban mis amigos “adictos” y como el caballero que soy los saludaba uno por uno y entablaba una conversación corta con uno de ellos en la que hablábamos de cómo nos superábamos día a día, yo mentía. El padre salió de un cuarto y nos invitaba a entrar a aquel en el que contábamos nuestros problemas a gente que en verdad no conocíamos.

Entro la mujer, a la que iba a cambiar su vida desde aquella noche aunque no lo supiera. Solo era cuestión de una hora de escuchar el lloriqueo de alguien y después todo cambiaría.

“Aplausos”

El día empezó normal y termino igual, para mí.

martes, 1 de mayo de 2012

Aviso importante de “El fin del asesino”

Debido a circunstancias de la vida se ha cancelado temporalmente la saga de “El fin del asesino”.
Espero su comprensión ante tal hecho y quiero que sepan que esto es más duro de lo creen ya que no tengo en estos momentos la capacidad de pensar en una historia apta para ustedes el publico ya que en lo único que pienso es en la desaparición de este autor que no merece ni su tiempo ni nada parecido.

Con una lagrima y un corazón sin sangre les pido perdón de ante mano y ojala no caiga en las manos de lo que más temo, yo mismo. Dejen sus comentarios o contáctenme por mi correo electrónico.

Gracias por su atención y perdón de nuevo.