sábado, 14 de septiembre de 2013

Hermosa de verde.

Acostada en la pradera bajo un árbol estás dormida; donde puedes imaginar un mundo mejor, puedes soñar y hacer lo que quieras realidad; un mundo perfecto para ti, una vida perfecta para ti y estar con quien más deseas. Todo eso lo transmites  con tus ojos cerrados, con tu mano descansando en tu pecho y con tu cabeza ladeada.

No veo tus piernas ni más allá de tus senos que resultan ser lo más alto que hay mientras yo igual acostado te veo de tu frente hacia abajo.

El pasto verde se une a tu cabello que parece negro y café, a tu piel clara y a tu vestido blanco lleno de flores que se robó sin permiso del bosque. El árbol gentilmente te cubre con su sombra protegiéndote de todo mal, de la luz evitando que despiertes y dejándote descansar para que te siga observando desde lo más alto de su copa y cuando una hoja cae significa que el deseo de tocarte es tan suave como la caída lente de una hoja pero tan intenso que se las arranca para sentir un leve tacto de ti.

Tu cabello oscuro se mueve suave por la brisa y hace que tu mechón cubra parte de tu frente rosándola y acariciándola poco a poco arrullándote y demostrando su amor a ti, a tu belleza.

Tu boca está cerrada y yo imagino que pide ser abierta por algún valiente que se anime a despertarte de tu profundo sueño con un tierno beso sintiendo la calidez de tu aliento y de tu cuerpo mientras tu mano responde devolviendo una caricia tranquila y suave siendo lo primero en tocar después de descansar sobre tu corazón que sigue palpitando y dándote energía para volver a abrir esos ojos que ahora, por ahora, desconozco su color.

Tu pecho crece y se encoje periódicamente y tu mano lo cubre protegiéndolo de todo invasor. Portas una pulsera blanca parecida a un listón que se va cayendo poco a poco de tu muñeca mientras yo celoso de ella que te toca la veo rozar tu clara y suave piel.

Hay flores blancas sobre el verde pasto que te rodean al igual que demás árboles que dejan caer sus hojas tratando de sobarte una sensación de poder sentir tu piel. Flores de colores alegres pero pálidos en tu vestido blanco resaltan del fondo que sobre tus senos parecen florecer y cubrirse de nuevo para anunciar las estaciones del año.


El cielo es azul claro y parece que no lloverá sobre ti, por ahora podrás seguir durmiendo entre el verde de la naturaleza que te acepta y te acobija. Dulces sueños mi dama, descansa tranquila que algún día podré ver tus ojos y despertarte con un beso. 

Hermosa de café.

Tu suéter blanco tejido que deja ver tu pecho y dejando tu cuello desnudo es un vicio, es emoción, es esa sensación de cobijo y seducción. Lo café de tu cabello largo, ondulado y hecho un desastre es un conjunto de emociones por las que todos queremos pasar. Grandes son tus labios, rosados y con una leve sonrisa que encanta, que en loquéese a cualquier hombre rudo, que hipnotiza las sensaciones y rodea las perspectivas siendo el único universo existente. Ojos claros de tonalidades azules, el mar que está dentro está en calma pero como quiero verlo lleno de energía, con grandes y reflejando la fuerza de la madre naturaleza; de tu naturaleza. Tu piel hecha de porcelana que al tacto pareciera romperse. ¿Alguien es dueño de esos ojos, de ese cabello, de esa piel, de esos labios y de esa sonrisa tan tuya que no dejo de ver?

La mañana está a tu favor, los rayos de luz hacen brillar tu piel pero la calidez del Sol no es lo que calienta mi cuerpo; sino tu mirada, tu pose de ternura, tu leve sonrisa, tu cabello que con el poco aire que hay ondula con él que siendo tan largo parece moverse con gracia y alegría.

El puente oxidado detrás de ti te esconde en sus tonos cafés y negros pero tu piel te delata como una mancha de pureza entre tanto escombro y efecto de la naturaleza. Pureza cubierta de alegría.

Tus pequeños ojos, azules como el mar, tranquilos como el cielo escondido por las nubes andantes, alegres como una rosa floreciendo, intrigantes como la curiosidad de un niño. Escondiendo la fuerza de la naturaleza, la fuerza que está detrás de tu ternura y de tu sonrisa cautivante.

Porcelana rodeando tu cuerpo es lo que se junta con tu oscuridad, tan frágil, tan delicada, tan suave, tan lisa, tan perfecta. Mejillas tan deseables de sentir, un cuello tan seductor para rozar los labios y sin besar o morder, saber cuál es su textura, su color, su olor y su secreto oculto para enamorar.

Una sonrisa es lo que enamora a cualquiera y unos labios son el camino para llevar al éxtasis. El labio inferior es más grueso que el inferior y entre los dos; el secreto para enamorar. Un beso lento, una mordida suave y un paseo para descubrir el interior es lo que hay y es más de lo que se puede pensar que existe.

Tu mentón delicadamente definido es más que un detalle a destacar; es parte de la suave sonrisa que me regalas para imaginarte y tratar de describirte.

Un suéter cubre tu piel y tu cuerpo, parece rígido y hecho para tu medida a pesar de que tus manos desaparezcan mientras que tus brazos se acogen en él y se cruzan frente a tu cadera. Puedo ver tu cuello entero deseándolo cada vez más, tu pecho resalta del suéter con cuello v y tu persona me sigue mirando con esa alegría que me das con solo una sonrisa.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Hermosa de gris.

La música es una sana forma de elevarse.

¿Cómo decírtelo? ¿Cómo hablarte? ¿Cómo dejarte de ver? ¿Cómo dejar de desear esos labios color melón y con un sabor oculto que deseo explorar como un aventurero en busca del más grande tesoro de todos los tiempo? ¿Cómo pedirte que no parpadees para seguir viendo tus ojos grises? ¿Cómo no querer pasar mis manos por ese cabello claro como el cielo? ¿Cómo evitar ilusionarme sintiendo tus mejillas pálidas, con pecas y con un tono rosado? ¿Cómo quiero tocar tu nariz con la mía mientras nos hundimos en un profundo beso?

Tu cara medio inclinada y tu mirada fija con los ojos abiertos al igual que tu boca mientras veo tus dientes blancos y detrás de ellos oscuridad; oscuridad que deseo tocar y sentir en lo más profundo de mi corazón que inexperto por la situación choca dentro de mi cuerpo pidiendo alguna respuesta que mi cerebro es incapaz de dar; no puedo responder. ¿En verdad existes?

Tu cabello con una base negra y lo demás blanco iluminan la noche del bosque que tienes a tus espaldas resplandeciendo a los animales y a todo tu entorno mientras todos están callados contemplándote y pidiendo a los dioses que fueras un sueño porque este es el infierno y tu estas en él.

Tu piel pálida, tus pequeñas cejas y tu mirada me tienen cautivado en la locura, en un lugar de donde no quiero salir. Si tan solo pudiera hablarte y decirte que eres hermosa, si tan solo no estuvieras en mi mente, si tan solo pudiera descifrar que es lo que estás pensando, que es lo que tienes en tu cabeza.

Esos labios y ese cuello. Un paraíso que quiero probar del que no quiero salir; sentir tus latidos y tu calor. Hundirme en ese placer, en ese amor, dormir escuchando tu pulso y oliendo ese aroma tan tuyo que me excita y me mantendría despierto día y noche.

La noche es joven al igual que tú, la noche es silenciosa como mi locura por ti, la noche es oscura como lo profundo de tu boca, la noche es iluminada por las estrellas; tú iluminas mi noche aunque sea solo por hoy, por ahora y por un solo momento de mi vida.


Cruzas la oscuridad con luces, con tu mirada y mi mirada te sigue hasta que desapareces entre los árboles que ahora te reclaman por haber aparecido ante un mortal. El bosque y sus praderas te esconden, pero volverás al igual que la noche.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Hermosa de blanco.

Tus ojos grises como lunas en lo alto del cielo me miran fijamente y como un intruso en medio de todo, tu retina es pequeña y oscura; guardando secretos y siendo tan clara como la transparencia del cielo. Parpadeas una que otra vez, pero todo es lento para que pueda admirarlo hasta el final. Tienes alas que cubren tus ojos que me impiden ver tus hermosos ojos por un mínimo de tiempo que se vuelve una eternidad.

Tu ceja café y delgada destaca entre tu piel pálida que es acompañada por pecas en tus mejillas y en tu nariz que de un lado recibe al Sol y del otro esta oscura por su misma sombra. Puedo ver la mitad de tu rostro, pero a pesar de eso eres hermosa, una dama que me mira y que trato de describir con palabras que nunca serán suficientes.

Tu cabello era café pero lo volviste blanco y lo controlaste tratando de hacer una cola de caballo que destaca detrás de ti. Un mecho de cabello cubre casi la mitad de tu rostro y eso tu ojo no lo recrimina ya que se asoma con curiosidad tratando de quitarse ese cabello que le impide ver e mundo pero, ¿para qué? La belleza está detrás y por fuera de ese cabello, el merecedor de verlo libre será el compañero que pudo descifrar ese laberinto de cabello blanco por fuera y café por dentro.

Una bufanda negra cubre su cuello y a pesar de que detrás de ti estar el desierto invitándote a entrar en él, la portas con elegancia y dejando para todo aquel que te vea que la imaginación vuele.


No veo tus orejas por tu voluminoso cabello pero si veo tus labios de un rojo quemado, entre abiertos y tus dientes blancos son guardianes de tus pasiones que guardas custodiando tus palabras y tu aliento. Seductores y perfectos para regalarles un beso que nunca quisiera satisfacer sino dar hasta que yo, víctima de tu mirada, belleza, seducción e intriga muera entre tus brazos.

martes, 3 de septiembre de 2013

Hermosa de azul.

Estoy abriendo los ojos y poco a poco la puedo ver, su luz es lo que me hipnotiza. Soy invisible ante sus ojos cerrados y el único que contempla su belleza en esos momentos mientras las olas chocan entre si siendo el fondo perfecto la pintura de dama.

Su cabello oscuro baila con el fuerte viento que pareciera que saliera de la Tierra y brincara ante ella celosa por su rostro y cuyo viento le favorece y se enreda entre sus mejillas, su nariz y sus orejas que están ocultas por esos enormes audífonos coloridos. Sus labios están cerrados pero dicen palabras que no puedo descifrar.

Veo su garganta y lentamente está se contrae tragando saliva. Pasa su suave y pequeña mano sobre su dulce y tierna mejilla tratándose de quitar ese aire que intenta llamarle la atención para que abriera los ojos, para que yo pudiera ver esos ojos que vanidosos estaban entre las oscuridad de sus parpados.

Su piel de porcelana y de un tono rosado era todo lo que complementaba esa imagen; un contraste de colores y sensaciones que encantaban hasta al hombre más rudo y valiente de este mundo.

Su lengua sale poco a poco de sus seductores labios como si fuera un prisionero que vuelve a ver la luz del Sol, triunfante y lleno de alegría. Su musculo humedece poco a poco ese par de labios que hacen que me sienta indefenso y con el corazón gritando dentro de mi cuerpo a penas logro respirar y lanzar un suspiro que sale de mi boca como un humo caliente y gritando en silencio esa sensación de placer, emoción, excitación y seducción que me provocaba solo verla hacer sus gestos vánales y sencillos.


No puedo respirar y la luz poco a poco se va; ella va desapareciendo en la oscuridad y en un parpadeo regreso a mi vida perdiéndola de vista, donde jamás la volveré a ver.