Abrí los ojos…. ¡Corre!
¡Corre lo más rápido que puedas!...... y no dude en hacerlo.
Como pude me levante de la cama sin importarme si te
despertaría o no. Me cambie de pantalones, me puse una playera y un par de tenis
mientras brincoteaba tratando de ponérmelos por el pasillo y las escaleras. Detrás
de mí solo sentía tu mirada pesada irse alejando mientras me veías con odio y
me gritabas que a donde iba y que que me creía al dejarte ahí. Golpeabas con
tus manos las sabanas y luego hundías tus dedos en tu cabello jalándotelo
fuertemente.
-¡Vuelve! ¡Regresa aquí a mi lado pedazo de mier…! ¡Me
perteneces, entiéndelo estup…!-
Llegue a la puerta, tome las llaves de mi auto y con las
manos temblando de prisa gire la perilla, abrí la puerta y aun no recuerdo si
la cerré cuando alce la vista y vi a la tu vecina que era una viejita que
gustaba de pasear a su perro chihuahua por las mañanas mirarme con ojos de
intriga y esa joroba que ya tenía. En el fondo de nuestro silencio incomodo
cuando nuestras miradas se encontraron estaban tus majaderías; en toda la
cuadra estaban escuchándose si es que no me equivoco.
-Am… usted vera que… pues… no se siente muy bien y pues… ya
sabe… la edad… mujer… am… ¿me entiende?-
¿Neta? ¿Dijiste que la
edad a una anciana que esta más vieja que una pasita en un carrito de
supermercado?
Por suerte creo que me escucho y me entendió o ni me escucho
y no supo que decirme o algo por el estilo ya que solo asintió y se fue pasó a
pasito por la calle con su perro que la jalaba desesperado.
Que viejita tan
agradable.
-¡Eres un pin… pedazo de mier…, te digo que regreses hijo de
pu…, pero ya!-
Ya vete de aquí.
Metí la llave al auto y lo encendí pisando a fondo y dando
vuelta en la primera calle que vi y luego en la siguiente y luego en la que
seguía. Y así fue hasta que de pronto me pregunte en donde estaba, había dado
tantas vueltas que había perdido el sentido de orientación y como toda mañana
de fin de semana; no había nadie a quien preguntar por direcciones y aunque lo
hubiera, soy hombre y no necesito direcciones.
A ver, piensa. ¿Cómo
se llama la calle?... Chichineca… No mam… ¿hay una calle
que se llama así? Ya valí ver…
-Tranquilo, sigue derecho y debe haber alguien por ahí que
te pueda decir donde verg… estoy. –
A unas cuantas calles vi a un señor con un traje de mariachi
y una trompeta que caminaba solitario; no estaba ebrio por su andar. Le
pregunte por la avenida más cercana y me dijo que estaba a unas cuantas cuadras
derecho y otras tantas dando vueltas; le agradecí pero después me dijo que él
iba para allá y después me preguntó que si lo podía llevar.
¿Qué es lo peor que
podría pasar? Que me matara a trompetazos y se quedara con el auto y tomara
todo mi dinero para promover uno de sus discos para después convertirse en una súper
estrella nacional de la música de mariachi y en la cima de su carrera caería en
las drogas y su esposa lo dejara y sus hijos lo odiaran y lo abandonaran en el
olvido al igual que el público que lo amo para que después termine cantando en
un hospital psiquiátrico porque las drogas lo dejaron frito y muriera en
completa soledad.
-Si claro, súbase don-
Me estuvo platicando que tuvo una noche larga donde dio
siete serenatas y que en esas siete vio de todo. Una pareja de enamorados, otra
donde el novio encontró a la novia con otro, donde un hombre le llevo serenata
a otro hombre a casa de sus papas religiosos, una donde la mujer le tiro todos
los regalos al esposo desde la ventana porque no le había gustado la sorpresa, otra donde
mejor la mujer invito al mariachi a echarse unas bien frías para después terminar
en la cama, etc. Historias de una épica pero tan épica que cuando llegamos a la
avenida mejor me detuve y me acomode en el asiento escuchando atento al señor
que al final me agradeció y se bajó con una sonrisa en su rostro.
Pin… mariachi hijo de
su pin… madre.
Encendí el auto y cuando iba en medio del trafico me extrañe
al darme cuenta que el radio estaba apagado. Lo encendí y estaba un locutor
hablando de lo que a las mujeres menos les gusta que el hombre haga en la
intimidad y entre esas estaba que usaran calcetines.
Lo que menos te
preocupa en ese momento son los calcetines o ¿hasta en eso ponen atención?
Por fin llegue a casa. Salí del auto, entre a casa, fui
directo al teléfono porque sabía que ahí había una pequeña sorpresa para mí y
así fue al escuchar el primer de diez mensajes de voz. Todos eran básicamente lo
mismo.
-¡¿Pero qué te crees hijo de pu.. al dejarme así tendida
como una zor… en la cama? ¿Acasó tienes mier… en los sesos hijo de tu chin…
madre que eres un pin… mal parido pend… pedazo de tu pu.. madre?!...-
Bla bla bla bla bla
bla bla bla bla. Eso debiste pensarlo antes de engañarme pend…
Me subí a mi cama y como la vi me tire sobre ella. Deje mi
celular en una mesita de un lado con movimientos lentos y jale la cobija haciéndome
el clásico taquito con el que acobijan a los bebes.
Ya me dio calor, pero
no me quiero mover. Quiero ir al baño, pero no me quiero parar. Tengo hambre,
pero no quiero preparar algo. Quiero ver la tele, pero el control está muy
lejos y no me quiero mover porque me va a dar frio y tendría que ir al baño y
luego a la cocina a ver que hay; para que vea que no hay nada y tenga que hacer
algo y cuando acabe y me siente a ver la tele me daré cuenta que habrá acabado
una película buena y me enojare y… que pin… hueva.
Sonó mi teléfono a los pocos minutos y destapándome vi que
era un mensaje de una chica guapísima que me invitaba a salir. Sin duda le dije
que sí y así como conteste me levante y salí de casa para tomar el carro y
escuchar el radio. Ahora era de lo que a los hombres no les gustaba de las
mujeres en la intimidad y comentaba que de las cosas más feas eran que no se
quitaran los calcetines.
Claro, eso es básico.
Es horrible ¿cómo no se dan cuenta de eso?