Tus ojos demuestran sed y lujuria, el que te muerdas el
labio inferior las ganas de que sea tuya, tu sudor el calor que tienes y el
esfuerzo que tratar de controlarte, tu piel roja y erizada la excitación que te
provoco, el cómo juegas con tus dedos las gran ansiedad que transita por tus
venas y tu respiración… el instinto que quiere salir de ti.
Yo me quedo parada pegada en la pared con aun subidos los
brazos y el rostro de perfil, las piernas abiertas y solo cubierta por mi pantalón
de mezclilla y mi sostén rojo. Mi respiración es agitada, en mi cuello se notan
rastros de que alguien estuvo trabajando en él, en mi vientre plano ahí algo de
sudor que recorrió todo mi cuerpo para poder haber llegado ahí y mis piernas se
muestran temblorosas pero no por cansancio.
Giro poco a poco mi rostro seductoramente para que me veas
de frente. Te miro como un animal mira a su presa, respiro por la boca como si
hubiera escalado una montaña y necesitara aire y me voy inclinando poco a poco
hacía ti despegándome de la pared en la que se ve el rastro de mi ardiente
espalda.
Me ganas el movimiento y te abalanzas hacia mí devolviéndome
a la pared. El golpe es en seco al igual que mi gemido al sentir tu fuerza en
mi cuello, en mi espalda, en mi vientre, en mis muñecas y entre mis piernas.
Estoy entregada a ti… o eso es lo que debes pensar.
Tomo fuerza y te empujo alejándote de mí. Te quedas atónito
y observas como me voy acercando a ti seductoramente con mis largas piernas.
Mis manos llegan a tu pecho y lo recorren lentamente; en ellas puedo sentir el
aire que sale por tu nariz y boca. Tu cuerpo estilizado sería el triunfo de
cualquier mujer al que le gusten hombres atléticos, pero no a mí.
Llego al cuello de tu camisa y te la jalo botando todos los
botones de ella quitándotela violentamente hasta dejarte con tu piel a mi
disposición. Eso te gusta, diste un pequeño gemido al momento en lo que lo
hice.
Tus cuadros, tus bíceps, tus hombros, tus musculosos brazos,
tu tono de piel bronceada, tu cuello y tu marca de tu vientre me hacen suspirar
y mirarte aun con más intensidad. Poco a poco eres mío.
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