domingo, 31 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 17

-Fue la hermana de mi novio, mi mejor amiga a quien lastimaste y utilizaste. A quien humillaste y casi matas a golpes-

Comenzaba nuevamente a llorar.

-No era mi intensión, no quería, yo la amaba…- Trataba de darse a explicar y que lo entendiera cuando lo interrumpí con un gesto.

-Ya cállate, no sirven de nada tus explicaciones. Ya estamos aquí y no hay vuelta atrás a nuestros actos- Volvió a bajar la cara y lloro aun con más ganas.

Pasaron los minutos y el tiempo se nos acababa, tenía que apresurar las cosas mientras pudiera.

-Escúchame...- seguía llorando- ¡Escúchame de una vez! Aun puedes salir de esto- Se calló por unos momentos.

-¿Yo salir de esto? Tienes un cómplice y él va a hablar, va a decir que tú fuiste quien me trajo y engaño. Tú eres la que debe de estar preocupada. Eres una niña tonta.- Sonrió un poco.

-Me gusta que sonrías ahora, porque te la voy a borrar de ese lindo rostro. El supuesto cómplice ya hace muerto en el pasillo para llegar al cuarto; era un suicida. Esa es la razón por la que se tardan tanto en llegar- Y se cumplió, su sonrisa dejo de existir –Soy menor de edad aunque no lo parezca, tienes antecedentes de violencia y presuntas acusaciones de violación, la llamada a la policía era de que yo estaba secuestrada, de que se oían mis gritos de dolor y auxilio. Nadie puede decir que no era verdad. El arma que vacía que está en el baño tiene tus huellas; fuiste el último en tocarla, tengo tus dedos en mi cuello como intento de ahogamiento sin decir que estoy todavía mojada con golpes en todo el cuerpo y una costilla rota…-

-Pero mi dedo…-

-Pero mi dedo…- en tono burlón –fue mi respuesta a la violencia-

Estaba callado pensando en todo lo que había pasado y como podía salir de esta situación.

 -Si se te ocurre lo de la sustancia que te inyecte, también es utilizada como droga y creo que también tienes antecedentes por eso. ¿Se me olvida algo más?-

El llanto volvió y sin importar su mano, se llevó ambas al rostro tratando de cubrir toda su pena. Ya se había dado cuenta que no tenía salida.

-Aun tienes una salida, una última oportunidad que te ofrezco-

-¿Cuál?- Dijo en un grito de angustia y dolor.

-Quítate la vida- le dije mientras le enseñaba una segunda arma, una pequeña que guardaba en mi bolsa y que saque junto con el cuchillo y la lámpara cuando estaba oscuro el cuarto –Tiene una bala-

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