viernes, 23 de diciembre de 2011

3 meses con Pamela

Con la pistola en la sien de la cabeza y ¿dónde estás tú?
Parado en las vías del metro y ¿dónde estás tú?

A punto de saltar del puente y ¿dónde estás tú?

Con el cuchillo en la muñeca y ¿dónde estás tú?

Con el asesino en frente y ¿dónde estás tú? Estas detrás de mí. Estoy entre mi vida que eres tú y la muerte que es la bala que mata sin preguntar.

Estoy delante de ti a pesar de todo.

Estoy cuidándote a pesar de todo.

Estoy amándote a pesar de todo.

Doy la vida por ti, doy el sudor, doy la sangre, doy el tiempo, doy todo por ti.

La bala camina y te cubro.

La bala atraviesa y te cubro.

La bala quita y te cubro, y ¿dónde estás tú? A salvo, mi vida esta salvada.

Me levanto con un beso tuyo.

Sueño y vivió con una mirada tuya.



P.D- Estoy vivo, sigo vivo. 3 meses de vida fascinante, 3 meses de alegorías y 3 meses a tú lado.

P.D. 2- Confió, creo y sueño en ti.

La chica que lloro y me rompio el corazón.

Era el día 23 de diciembre a las 1:30 de la tarde en la estación del metro Zócalo dirección Tasqueña. El suceso duro menos de 5 segundos pero fue más que…no quiero decir sorprendente pero fue algo que, bueno me llego y no he dejado de pensar en eso desde que lo vi.

Iba bajando las escaleras cuando de pronto una joven mujer de buen aspecto, con pantalones de mezclilla y una chamarra rosa; iba en dirección contraria a la mía pero cabizbaja.

Estaba llorando, pero de una manera que reflejaba tristeza pero también vergüenza pero no de estar llorando sino de algo que paso, que le paso a ella. Uno se imagina mil y una cosas que pasan en el metro día a día pero ella por un segundo me miro y me sentí contagiado y no quiero decir lo que pensé que le paso pero creo que era inevitable.

La perdí de vista y quería regresar a buscarla y preguntarle que le pasaba pero estaba petrificado ante ella, me rompió el corazón.

Subí y no he dejado de pensar en ella, en esa mirada que dijo mal de mil palabras.

Y ahora querido lector te preguntaras o argumentaras “tu que sabes de eso, no sabes que se siente” o…te equivocas si se y lo viví, es todo lo que tengo que decir.

P.D.- Felicidades amor por estos 3 meses, te adoro.

P.D.- Algún día hablare de eso ultimo, pero no hoy y espero que mejor sea tarde que temprano, espero entiendan.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Blanco azulejo

Era un día caluroso, mientras estaba sentado en una banca de uno de los tantos parques de la ciudad de Oaxaca observaba un local lleno de cuchillos de infinidad de tipos; eres algo imponente y me pregunte “¿qué pasaría si?” y volvió ese ser dentro de mí que tanto había extrañado ya hace más de dos meses, he aquí su regreso.
Un niño atendía el local cuando este argumentaba, sería mejor matar a alguien con un cuchillo tan grande como este y cogía uno tan largo como sus piernas. Con indiferencia me paraba de la banca y me acercaba lentamente a él diciendo: “creo que, estas equivocado, si quisiera matar a alguien sería con este” y recogía un cuchillo pequeño, como un mondador y lo acercaba a su cuello lentamente hasta que el filo rozaba su garganta he imaginaba…
Besando a una bella mujer a solas, en una casa pintada en blanco y con solo el sonido de nuestros corazones latiendo a mil por hora; parados y desnudos sobre el piso blanco de azulejo mientras sacaba lentamente ese mondador de la mesa del local de mi bolsillo trasero y lo enterraba profundamente sobre el cuello de la hermosa mujer que gimió lentamente y con sus manos empezó a aferrase mas fuerte a mis brazos pero siguiéndome besándome apasionadamente.
Un trazo de sangre empezaba a salir por el cuello paseando por lo que restaba de su cuello, el pecho entero, la cadera, el muslo, la pierna y hasta el pie, se empezaba a marcar sobre el suelo esa mancha roja que crecía lente, pero constantemente alrededor del pie de la blanca dama.
El beso siguió y nunca se detuvo, el gemido siguió y nunca se detuvo, la pasión siguió y nunca se detuvo.

Todo termino cuando nuestros labios se separaron y separe el frío metal del mondador de su cuello. Ella caía lentamente arrodillándose frente a mí y luego cayendo de espaldas con los ojos abiertos y el orgasmo en todo su cuerpo que empezaba a sentir el frío del piso y de su propia muerte. Y ahora la mancha roja crecía precipitadamente alrededor del cuello, cubriendo su cabello obscuro y rodeando su cabeza.

Me senté sobre sus pies mientras ella terminaba de respirar y de desangrarse sobre el blanco azulejo.

P.D.- Si no hubiera sido por el viaje no hubiera reencontrando a mi asesino. Gracias Oaxaca.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La ví cerca.

Como una bala atraviesa el cuerpo de quien se le atraviesa, como un auto a máxima velocidad pero sin frenos, como un asesino a punto de matar a su presa, como un jaguar persiguiendo a su cebra; así de cerca la vi.

Vida, se vive una y hay que aprovechar. Si se enojan, que se enojen bien; si arriesgas, es con seguridad, con los pantalones bien puestos y decidido a ser necio y a dar todo, sangre, sudor y con ganas de darle a todo obstáculo que se te ponga enfrente.

Si quieres puedes, si puedes hazlo sin dudar. Tal vez sufras y gastes minutos u horas, pero al final van a ser cero las cuestiones de “y si hubiera” o “porque no”.

sábado, 10 de diciembre de 2011

La maldita verdad


La verdad se encuentra en la vida de cada uno de nosotros al ser honestos, primeramente con nosotros mismo y luego con la gente que nos rodea, nuestros seres queridos.

Hoy, hoy me invade el enojo, no haber dicho la verdad, sino que por haberla dicho y el producto de esta fue el enojo e indignación de un ser querido. Qué demonios pasó.

Si preguntas algo, es para aceptar la verdad y sino la aguantas, mejor ni preguntes porque corres el riesgo de saber lo que temes y eso, no es bueno.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Pequeñas historias de la tarde nublada

Se escucha el Blues de Hugh Laurie en la computadora mientras escribo uno de los tantos textos que jamás serán vistos, leídos o comentados.

Por la ventana esta el árbol que he visto toda mi vida y la universidad que construyeron sobre la acera, una pareja de universitarios pasan por la acerca platicando acerca de cómo les fue en el día y contando sus múltiples anécdotas de preparatorianos, mientras otra pasa en dirección contraria a ellos, estos van discutiendo acerca de los errores que cometió uno de ellos en la relación supuestamente estable.

En la acera de enfrente un carro suena precipitadamente sobre la ya ruidosa avenida. Dentro hay una mujer que habla por teléfono con su mamá acerca de su hermano que es un desastre y que como puede ser que le siga ayudando después de todas sus tonterías.

  A un lado del auto esta la estación del metrobus donde hay un hombre parado esperando al bus que pase para que lo pueda llevar a la plaza donde se encontraría con sus amigos que hace años no veía por las distancias de la vida. Atrás de él está un viejillo sentado en una banca pensando en su viuda esposa y de cómo vio cambiar la ciudad en la que vive en lo que hoy es.

Mientras el viejo ve pasar a la gente, el policía de la estación observa a la mujer de vestido rojo que pasa en frente de sus ojos y sin discreción ve sus atributos como dos regalos de navidad a un niño. La joven mujer camina sobre la estación pensando en su amante que la espera en su casa para que luego se fueran a comer.

El cielo está nublado y empieza a llover sobre la ciudad.

Las parejas, la mujer del auto, el hombre de la estación, el viejillo, el policía y la mujer de rojo miran al cielo sorprendidos por la llovizna y siguen con su vida.

En un puesto de comida que mira a la estación atiende una señora de edad madura que siempre localiza en su radio portátil su estación de radio donde transmiten diversas canciones de amor y dedican serenatas.

El radio atraviesa mi ventana mientras veía al árbol que está más viejo que yo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un muerto para la ocasión

El día era soleado y la gente gritaba y se divertía, las veían que necesitaban para sus bien nutridos hijos estos se divertían viendo a los juguetes mecánicos del puesto de alado y creyendo cada cosa que se les atravesaba. Era una época en la que se honraban a los que se nos habían adelantado poniendo una colorida ofrenda llena de fruta, fotografías y papel picado decorativo de la ocasión. Las brujas, los fantasmas, las calaveras y los monstros son la sensación; pero todo era falso, desde las mascaras, los disfraces y los detalles de maquillaje que hacían que uno se viera horrendo. Todo espantaba a simple vista pero si alguien era realmente un monstro, ¿cómo lo sabrían?

Se llamaba Marco y era vendedor ambulante del mercado de Jamaica de la ciudad de México y yo fui su último comprador. Era un hombre agradable y sincero hasta cierto punto, pero tenía unos gustos algo aterradores y su móvil era una camioneta Ford de carga; y con ella atropellaba a cualquier persona y además las remataba. Muchos dirían que hacía es cualquier micro bucero de esta loca ciudad, pero lo que lo definía era que en realidad trabajaba a la media noche en las zonas más inseguras y aunque su víctima estuviera arriba de la acera, el simplemente las atropellaba. No había testigos, ni pruebas solo una defensa que siempre ha estado golpeado y un parabrisas que siempre ha estado roto.

El comerciante era amigo de cualquiera, hasta de mí, un simple asesino a sangre fría que disfruta acechar a sus víctimas, apresarlas y hacerlas sollozar y rogar por su vida para luego arrebatárselas y al final escribir el relato y subirlo en un blog como un joven preparatoriano. Y ese amigo solo tenía o tiene una regla, “solo gente mala”. Lo que facilito todo e hiso que pareciera un lindo blues bajo la noche temprana de una ciudad que necesita justicia. Fue una hermosa noche y todo tan fácil que…uf, me relajo.

Me presente, conversamos y le invite unos tragos al final de la vendimia. Ya eran las doce de la noche cuando excuso que se tenía que ir a descansar, tomo su camioneta y se dirigió a su “casa” a divertirse un rato. Lo seguí y antes de que atropellara a otra persona me hice pasar como un ratero de autos rompiendo su ventanilla y golpeándolo en la cabeza para adormecerlo. Todo obviamente con su debida precaución así que no hay huellas o rostros reconocidos.

Me senté en el lugar del conductor y lo inyecte como de costumbre. Maneje toda la noche por la carretera y me estacione en una casa vacía en un pueblo perdido de dios. Lo saque de la camioneta, lo desvestí y envolví en plástico; antes de lo esperado despertó y gimió del horror que veía, un hombre sentado encima de él con guantes de látex y un cuchillo afilado que pasaba por entre los dedos. Por desgracia no podía hablar, tenía la boca atada, pero claro que preguntaría lo que todos preguntan en ese tipo de situaciones así que lo mire aburrido pero con una sonrisa de oreja a oreja y alce el cuchillo como la espada excalibur y lentamente lo fui bajando hasta su pecho y empezó a penetrar esa piel grasienta y esos músculos aguados hasta que llego al piso.

Solo gimió y alzo su cara lentamente hasta que perdió la vida, tenía los ojos abiertos y una lágrima salía por uno de ellos. Me levante del piso y tire sobre el cuerpo sin vida una lata de gasolina y un serillo.

Salí de la casa tranquilamente mientras esta se calcinaba con un hombre adentro de ellla y para una buena postal voltee inocentemente a ver la casa al rojo vivo y dije: “Feliz día de muertos”.

Empecé a caminar por el pueblo y recordé que tenía que hacer algo que hace tiempo quería hacer, visitar a mis muertos, o lo que quedaba de ellos; por lo menos donde dijeron sus últimas palabras.

viernes, 28 de octubre de 2011

El campeón. Parte 3.

Sales de la esquina decidido a que vas a ganar la pelea, confías en cada golpe y en cada movimiento por que es todo lo que tienes. Dejas a un lado a la gente que te abuchea y las críticas que se dicen de ti; dejas al mundo y entras a una dimensión en donde solo existes tú y por ti lograras sobrevivir.

Empiezas a caminar y sueltas los primeros golpes 1-2, 1-2… dejas de golpear y mueves la cadera para que se confunda tu contrincante y vuelves a pegar 1-2, 1-2… hasta que lo logras esquinar y sueltas una ráfaga de golpes deseando que entren y hagan daño, y uno que otro lo logra.

La gente se anima y se levanta de sus lugares, gritan y reclaman que se salga el golpeado de ese lugar; parece una subasta, cada quien dice algo y otro le contesta. Logra salir y se mueve otra vez por el ring y lo sigues moviendo la cadera animado porque sabes que lo tienes sabes que no lo esperaba, es ahora o nunca, con todo. Lo vuelvo a acorralar y le vuelvo a pegar. Arriba, abajo, derecha, izquierda, recto, jab, gancho, oper, todo, vas, venga, dale, ¡DALE DURO!

Y se acaba el primer round.

Te sientas excitado en el banquito y escuchar las instrucciones de tu entrenador que te dice que sigas así, que ganaste el primer asalto, pero que no hay que bajar la guardia. Te vuelves a parar y miras a tu alrededor, aun la gente es hostil.

Suena la campana y sales disparado a buscar a tu presa y apenas y logras que de unos pasos al frente antes de que ya llegues y lo acorrales de inmediato y le pegas otra y otra vez. Pero esquiva un golpe y te logra conectar un golpe poderoso en el costado y te hace retorcerte de dolor y dejas de soltar golpes y ahí, en esa milésima de segundo todo cambio otra vez. Ahora te proteges para que no te tire y sientes cada uno de sus golpes y te retumban los músculos y los huesos.

Suena la campana y estas prácticamente en el suelo, aun sientes las piedras con las que te pegaron y todo da vueltas y no sabes donde estas pero logras sentarte en la esquina. Solo ves a tu entrenado moviendo la boca y las luces por encima de ti agitándose.

Tercer round, el prometido por el campeón para acabarme.

Te levantas y sales ya más tranquilo y consiente a comparación de cómo saliste en el anterior. Ambos nos medimos para soltar los golpes y cuando lo hacemos la gente se levanta de sus butacas y empieza a gritar y más aun cuando logra conectar un golpe y me tira en la lona por primera vez. Tengo la espalda recostada en la lona y logro incorporarme con cierta dificultad, el conteo llego solo a 5. Volvemos a medirnos y solte un golpe que pensé certero pero…volví a estar en la lona, pero ahora solo escuche a la gente gritar y al réferi contar. Estaba oscuro…1…no sentía las piernas…2…logre mover la cabeza y vi a la gente brincar y gritar, pero todo iba muy lento…3…parpadee…4…la vuelta me daba vueltas y buscaba la manera de levantarme… “vamos, arriba, para eso querías esta pelea”…5… “donde están las malditas cuerdas, sujétate, párate”…6… “ahora impúlsate y mueve esas piernas”…7…mire a la gente y seguía gritando, brincando y tirando su vaso con su bebida…8… “dos segundos, vas, vas, vas”…9… “ya estas de pie, sube los brazos y sigue”. Salió disparado para rematarme, si me volvía a caer perdía automáticamente. 1-2, 1-2, recibía, 1-2, 1-2. No sé cómo pero solté un golpe de entre tantos que recibía y logre tirarlo. Estaba sorprendido ¿cómo? 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, y se paro desconcertado por lo que había pasado y sonó la campana.

Cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, decimo, onceavo y en todos nos habíamos pegado, lo había tirado, el me tiro, le abrí la ceja, el me abrió el labio, la gente lo apoyaba, la gente me apoyaba y todo cambio.

Había durado hasta el último round, más que cualquier pronóstico y ahora podía ganar la batalla; nos llamarón al centro del ring para volver a chocar los guantes y vi a mi alrededor, ya no estaba solo, la gente me apoyaba y veía mi esfuerzo y gracias a eso ahora sé que puedo ganar no solo esta pelea sino cualquier cosa. La voluntad, es todo; vamos sigue adelante y demuestra ser el mejor.

Ultimo round, ¡CON TODO!

miércoles, 26 de octubre de 2011

El campeón. Parte 2.

Escuchas como la gente te abuchea y te molesta gritando el nombre de tu contrincante a tono mientras caminas entre la multitud que trata de provocarte sobre una impresionante infraestructura donde en esta ocasión se lleva a cabo una pelea de box. Te protegen tus entrenadores entre otros tantos de policías que evitan que la gente te logre lastimar. Llegas a las escaleras para poder subir a ese cuadrilátero de cuatro cuerdas de diferentes colores y cuando das el primer paso los gritos incrementan y las piernas empiezan a pesar; ahora el coliseo completo esta en tu contra, como si estuvieras en su propiedad y no tuvieras permiso de estar ahí; pero sigues subiendo las escaleras con si no importara lo que dijeran, pero la verdad es que si.

Te empiezas a mover por la arena y no sabes a dónde mirar por qué no hay lugar donde refugiarse, todos te odian y nadie te apoya y en ese punto deseas no estar en ese lugar en ese instante. De pronto en un sector del edificio se escuchan aplausos y la gente empieza a gritar más fuerte el nombre de tu oponente pero ahora en forma de apoyo y la presión aumenta pero te sigues moviendo ante el apoyo a otra persona.

No lo miras pero sabes que se subió al ring y se declara victorioso por la expresión de la demás gente. Empieza la introducción de la pelea, y cuando dicen tu nombre el mundo se te cae encima, pero aparentas que no te imposta y subes las manos en forma de respeto, pero a nadie le interesa; nombran al sujeto con el que vas a enfrascarte en una pelea pactada a doce rounds pero él asegura que serán tres y saldrá con los brazos arriba y sin daño alguno, y es aclamado como un dios por los espectadores.

Nos piden que nos juntemos en el centro del ring para escuchar las reglas que ya sabemos, pero ese momento, en ese momento todo cambia, la gente se calla y el tiempo se detiene y solo lo miras a los ojos. Chocas los guantes y el ruido regresa y el tiempo vuelve a ser el normal aunque todo cambio; el ruido se escucha, la gente desaparece y las luces se centran en nosotros y todo cae en oscuridad.

Estás en tu esquina y te percatas que solo hay dos sujetos que se van a matar para salir ganadores y un tercero para establecer la ley. No eres el favorito y mucho menos el campeón, pero buscaste el lugar de retador y ahora es tú oportunidad de lograr hacer algo de historia, tú historia.

Y la campana suena, primer round.

martes, 25 de octubre de 2011

El campeón. Parte 1.

Los vestidores son callados y aterradores, son el lugar donde vas a estar antes y después de la pelea y se convierten en el lugar más seguro de la noche.

Solo se oyen las pisadas de tus entrenadores y al padre diciendo la oración para que todo salga bien, pero no los escuchas porque estas concentrado en el sujeto y el lugar en que estarás dentro de un par de minutos… “Amen”.

Sales del cuarto con una bata que parecería de baño a no ser porque es del color de tu calzoncillo y de tus botas y decidiste que fueran rojas con verde para que te vieras patriota. La iluminación del pasillo es poca y distingues a los policías en cada lado cubriendo tu caminar al final de túnel, pero ahora si escuchas. Escuchas los gritos de las personas vitoreando a tu oponente y al presentador introduciéndote y al pronunciar tu nombre, el cuerpo se estremece y te dices “esto va a estar difícil”. Empiezas a sudar y escuchas con suma atención las palabras de tu entrenador porque en estos momentos es lo único que te apoya.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Calcinado.

Corría detrás de él en el pasillo del hotel tan lujoso. Por simple coincidencia alguien podría salir de su cuarto y verlo ahí, corriendo con la boca tapada y derramando sangre por sus brazos.


Encontrarlo no fue problema, le gusta la extravagancia y el despilfarro de dinero; por suerte sus gustos incluyen el mismo hotel al que llega siempre que viaja y al final pide la misma habitación para hacer sus fechorías. La violación, ahora lleva 5 y esta noche se espera la sexta…

Entraba por la puerta principal con su traje fino y zapatos de charol, siempre disimulando una sonrisa picara y un moviendo la cadera extraño. Se dirigía directamente a la recepción y preguntaba si había mensajes para él, y aunque sabía que no tenía la necesidad de hacerlo por un trastorno de presencia que le había diagnosticado su psicóloga.

Era integrante de una asociación secreta de “acompañantes”, pero él era más que el señor risueño del hotel o el integrante de una asociación. El conseguía las mujeres para explotarlas sexualmente y luego claramente, cuando sus clientes ya estaban satisfechos, las asesinaba a sangre fría sin antes golpearlas, violarlas y provocarles una muerte lenta y horrenda.

Su proceso no era complicado, un socio suyo le mandaba al hotel a las mujeres que ya no servían y luego en el hotel era donde las convencía de que iban a ir a otro lado para que ella ganara mejor y luego violarlas para luego, llevarlas a un almacén donde ocurriría el horror.

Si no había mensajes nuevos no importaba, se iba a su habitación y no hacía más revuelo; pero cuando llegaba uno, sabía que era de su compañero de trabajo y se alistaba para recibir al futuro cadáver calcinado. Y ese día había un nuevo mensaje para el dueño de la habitación 237.

Subió apresurado a su habitación, donde solamente pude ver que prendía la luz ya que cerró las cortinas. Esa era mi señal de actuar.

Salí del auto estacionado fuera del hotel y me dirigí al edificio lleno de luces y decorado elegantemente. El portero me abrió la puerta y me hiso un gesto de saludo, llevaba en mi mano una bolsa donde estaban mis instrumentos como la jeringa y el famoso suero de 3 horas.

Subí por el elevador junto con una mujer de vestido rojo y rasgos muy definidos, muy bonita en el aspecto general, pero se notaba algo nerviosa ya que sudaba y constantemente pasaba su lengua por sus labios rojos para humedecerlos.

El elevador se detuvo en el tercer piso y la mujer camino rápidamente por el pasillo, de igual manera yo me baje pero más tranquilo. Miraba de reojo las puertas del pasillo hasta que calcule donde estaba la 237 pero en eso vi a la mujer de rojo parada enfrente de una puerta esperando a que le abrieran, en eso dio un paso adelante y desapareció entre la pared. Era la 237.

No creí que manejara mujeres de ese tipo, pensé que eran algo “diferente”, no ese tipo. ¿Cómo un hombre podía matar a una mujer así? Pero la pregunta más importante me llego de golpe ¿Ahora que, ya no está solo?

Pasaron más que quince minutos en los que estuve parado en el pasillo tratando de pensar en algo, sin que tuviera que involucrar a alguien más, cuando de pronto la puerta del cuarto donde había entrado la hermosa mujer se abrió bruscamente y salió corriendo en hombre con la boca tapada y los brazos cortados que claramente sangraban.

Me vio parado en el pasillo y corrió en dirección contraria a la mía y seguido de él la mujer de rojo que sostenía un cuchillo manchado de sangre.

Corría detrás de él en el pasillo del hotel tan lujoso. Por simple coincidencia alguien podría salir de su cuarto y verlo ahí, corriendo con la boca tapada y derramando sangre por sus brazos.

Logre alcanzarlo y tirarlo de sobre el piso, esté forcejeo un rato hasta que logre noquearlo con un golpe a la mandíbula. En seguida llego la chica y me ayudo a cargarlo dentro de la habitación. Lo dejamos en la cama y regrese al pasillo por mi maleta de donde saque la aguja y le inyecte la dosis para dormir de tres horas.

La mujer había cerrado la puerta y ahora me miraba fijamente sin saber que hacer al igual que yo, hasta que dijo “hay que sacarlo” y asentí con la cabeza. Tome una maleta del cuarto y metí su cuerpo en ella. Lo sacamos fuera del hotel y nos subimos a mi auto donde nos dirigiríamos al almacén que él usaba.

Era un lugar oscuro y sucio, abandonado; no había pintura pero si muchos rastros de sangre en el piso de tierra y en las paredes obscuras. Abrimos la maleta, sacamos su cuerpo y lo colgamos a una cadena oxidada que había. Al poco rato despertó y se estremeció.

Los dos lo vimos con cierta gracia hasta que la joven le clavo un cuchillo en el estomago, esto lo estremeció aun más, la sangre goteaba y no dejaba de sacudirse como un pescado recién sacado del agua. Después tome una lata de gasolina y lo rocié en ella, para luego prenderlo en fuego.

El movimiento de su cuerpo se detuvo luego de cinco minutos de estar en fuego y como si se rompiera su cuerpo cayó por si solo al suelo, ya calcinado.

Sabíamos que éramos cómplices de su muerte, pero también que no íbamos a hablar de eso, nunca, con nadie.

Tomamos nuestras cosas y nos fuimos en direcciones separadas. Ella trataba de vengarse y yo de vengarlas.

sábado, 17 de septiembre de 2011

La prueba de la servidora.

Si crees que las sexo servidoras son asquerosas y estúpidas y eres de mente cerrada. ¡Cierra esta página! Este texto no es para ti.

Son personas tan integras como cualquiera y tienen un trabajo tan respetable como un doctor o un maestro. Tal vez no tengan un salario fijo pero se juegan la vida día y noche para ganar algo de dinero.

Más que una prueba sería una investigación experimental ya que, se conocerá a la trabajadora y a su trabajo porque aun en estos días se sabe muy poco.

El propósito es romper con ese prejuicio que aun la gente tiene hacía el trabajo de compañía sexual. Nota importante, en el experimento no se pretende tener un encuentro sexual.

El experimento nació un día por la noche al transitar por la línea 2 en las estaciones aledañas a Xola al ver a un par de mujeres paradas en una esquina de una calle platicando con un dueño de un puesto ambulante de fruta.

Experimento:

El sujeto tendrá que llegar en auto a cualquier esquina de una calle cercana al metro Xola, ahí empezara a buscar a x servidora. Tras haber negociado la cantidad de dinero a dar por 24 horas, la mujer se subirá al auto aun sin saber que no ejercerá su trabajo.

Se le invitara una cena romántica a un restaurante y luego a caminar por algún lado. El sujeto platicara con ella acerca de él y también le preguntara acerca de su trabajo.

Al final se le invitara a dormir, solo a dormir en una cama por aparte del hombre. De ahí se podrá realizar la segunda parte de la investigación si es que la servidora amanece en la habitación; si no lo hace se repetirá la noche anterior pero con otra hasta que alguna amanezca.

Desayunaran y tendrán un día como si fueran amigos. Normalmente o eso creo las mujeres que ejercen este trabajo no tienen ninguna pareja sentimental, así que eso no será ningún problema emocional.

Ya que hayan pasado las 24 horas se regresara a la mujer a su lugar de trabajo y el sujeto le dará su teléfono para que lo vuelva a contactar.

Análisis:

Si la muer contacta al sujeto es que esta tuvo una reacción y sería un éxito el experimento, que ya no lo sería por que pudiera surgir una relación real.

Al público:

¿Tendrías una relación de cualquier tipo con una sexo servidora?

¿Qué piensas acerca de este trabajo?

sábado, 10 de septiembre de 2011

No puedes ver a la novia antes de la boda o mejor aún, nunca la vas a volver a ver.

Parecería de una historia de Hollywood o de una novela mexicana de lo más pirata; pero no, es un hecho verdadero del cual me arrepiento, me entristece y me provoca un odio al sexo femenino.

Son de las pocas ocasiones en las que a una persona se le hace con su ser máximo, con la persona con la que quería, con la mujer más hermosa que pudo haber. Se dio la relación, como malos y buenos momentos pero muy felices. Luego, yo sufría mucho hasta que en un intento de regresar le dije que no (aun me arrepiento, pero ni modo, son cosas de la vida). Yo seguí mi vida, intentando vivirla pero aun teniendo comunicación con mi princesa.

No hace mucho ya había comentado una de las mayores fatalidades de la juventud actual, la promiscuidad y la ignorancia, hasta la estupidez de los jóvenes al embarazarse; pero quiero pensar, en serio quiero y deseo que esa no sea la razón por la cual la princesa del cuento se vaya a casar a su corta edad, aunque es lo más obvio y lo que más he oído en los últimos días. Que pendejes tan grande.

Dicen que el amor verdadero te lleva a una felicidad infinita y a una vida prospera, espero que sea verdadero porque si no, que robo. ¿Cómo es que una niña aun puede saber que ha encontrado a su amor verdadero? Si, es posible pero ¿casarse? ¿Acaso ya no piensas vivir más? porque es así de fácil.

Dices que llevas diez años soñando con este día y organizándolo ¿será como lo imaginaste, a esta edad, en estas circunstancias?

La última vez que te vi fue algo instantáneo, te abrasé fuertemente y desee que ese momento no acabara, pero solo dije “cuídate” y me fui. ¿Fui un estúpido? Si ¿Por qué lo hice después de todo lo que pienso? Porque la amo.

Luego de ese día, la reina que yo quiero me pidió salir con ella para hablar. Asustado, nervioso y entristecido le dije que no; aparte de que tenía cosas que hacer no quería y no aguantaría ver a la novia antes de su boda.

No conozco a su prometido, solo he visto, pero ha de ser un pendejo (perdón) al hacer algo así. Con que ganas la gente se echa a perder la vida, drogándose, poniéndose borrachos, embarazando mujer con un futuro mejor del que ahora tienen y tomando una decisión tan grande, tal vez no dure pero cuenta.

Tal vez me arrepienta de publicar este texto pero es lo que pienso.

¿Voy a ir a la boda y voy a aceptar ser el padrino? No, no podría.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Te amo perro, can, ser vivo, integrante de una familia.


A través de los años los humanos siempre han estado acompañados por unos seres que siempre han sido y serán fieles a nosotros. Desde nuestro origen en la isla de Texcoco, cuando los míticos aztecas viajaban hacia lo que hoy conocemos México, fueron acompañados por cuadrúpedos milagrosos, gentiles y los mejores seres vivos que habitan en el planeta. Los perros.

Me siento agradecido ante la vida de haber conocido tan gentiles seres vivientes, ya que desde que tengo uso de memoria, siempre he estado acompañado por ellos. A continuación explicare el porqué de este tan gentil texto.

Desde antes de mi nacimiento ya existían dos de los originales perros, que gracias a ellos logre aprender y apreciar. El primero fue Shuster; como el gran director técnico del genial Real Madrid, sino es que me equivoco. Estuvo presente gran parte de mi infancia y pubertad, lo vi crecer y madurar. Aunque no era mío logre quererlo como a un integrante de una gran familia. Paso su vida a lado de un hombre que ha amado y cuidado a los perros, mi abuelo; Shuster era un esnauser de mediana altura, de pelaje gris y carácter duro, aunque siempre dormía en los sillones. Hace dos o tres años falleció de la alta edad que tenía, padecía desnutrición y ceguera, como cualquier otro animal a su edad. Llore ese día que me entere y ahora lo estoy haciendo, escribiendo este texto, aun no lo olvido.

La segunda fue Titina, también de mi grandioso abuelo. Recuerdo que cuando eran reuniones en casa de mi abuela y cuando bailaba con ella, Titina se acostaba debajo de la mesa de la sala y me mordía las piernas; tal vez eran celos pero aun así la quería, nunca supe que paso con ella; pero fue parte de una gran experiencia. Desconozco su raza pero era de mediana altura, pelaje negro con blanco y dientes afilados.

Luego de esos dos perros tan opuestos, conocí al Margarito. El perro más carismático y agradable con el que he estado. Siempre que llegaba a la casa de mis primos era lo primero que veías, al Margaro brincando precipitadamente y luego acostándose para que le rascaras la panza. Siempre era fiesta con él, con su enorme diente saliendo de su hocico aunque este lo tuviera cerrado. Es un perro pequeño y peludo entre negro y blanco, fue operado una vez porque lo atropellaron y le tuvieron que poner tornillos, pero ya está bien; jugando, brincando, acostándose, dejando que mi prima le pinte el pelaje de rosa y luego ser un súper héroe de las bolsas de plástico. Es un gran perro que aunque ya esta grande no deja de sorprendernos.

Durante mis viajes al extranjero conocí a uno de los más inteligentes seres en este mundo aunque su nombre no lo amerita mucho, Bobo el perro canadiense que miraba con asombro. Es chiquito, blanco y muy cariñoso. Siempre que entraba por la puerta de la casa el ya estaba brincando y ladrando avisando que alguien había llegado; pero eso no es toda su inteligencia. Cuando quería jugar pelota o salir a la calle, traía a los pies de su dueña el juguete o la correa para pasearlo. También cuando lanzabas la pelota le podías decir “stop” y se detenía pero siguiendo la pelota con la mirada y luego “go” y corría velozmente por la pelota, la tomaba y te la devolvía. “Kill the Kiry” le decías para saliera disparado a morder al gato de su hijo, este no era muy agradable; el gato quiero decir. Y cuando quería ir al jardín a hacer sus necesidades fisiológicas, se paraba en frente de la puerta y empezaba a brincar y rascar la puerta; cuando le abrías salía pero enseguida regresaba y esperaba al otro lado de la puerta para que le abrieras. Es un perro increíble.

Ringo antes Pancho, no estuvo con nosotros por mucho tiempo, pero que latoso era. Era un perro eléctrico como quien dice y adoptado. Tras la muerte de Shuster y tres años después mi abuelo decidió adoptar a un can de la cruza de un pastor alemán y otro de por ahí. A mi abuela no le agradaba mucho y eso junto que se comía sus plantas y hacia desastres por donde pasaba y otras cosas que pasaron en esos momentos termino desapareciendo. Solo espero que ahora este bien.

Mi tía Virginia también tiene esa gran afición por los canes que yo así que decidió regalarle a su pareja el perro más grande del mundo, Jaco. No tengo muchas palabras para el pero llamaba mucho la atención y era muy divertido.

Hoy es Rango el nuevo integrante y hoy estuvo mordiendo mis agujetas de mis tenis.

Pero el mejor de todos el que siempre ha estado a mi lado, con el que eh reído y llorado. Él sabe todos mis problemas, él me entiende, él es mi amigo, mi mejor amigo; Arnold, hijo de Shuster.

Lo conocí en una caja a un par de mese de su nacimiento y ese mismo día jugamos bajo la mesa de mi abuela. En el regreso a mi casa fue cuando decidimos el nombre, en ese entonces a mi hermana y a mí nos gustaba mucho la caricatura de Hey Arnold ¡el niño cabeza de balón. Aun recuerdo cuando jugaba con él en el pasillo de mi departamento con una pelota y también en la sala cuando me sentaba en el piso y me mordía hasta que mi mamá me regañaba y me mandaba a lavarme la cara. También cuando en mis días tristes iba a la cocina y le contaba mi problema, como si me entendiera me hacía sentir mejor y lloraba a su lado; y aunque no tuviera un problema le decía que era muy especial para mí y que lo quería mucho, aun se lo digo.

He jugado con él y reído de igual manera, lo perseguí un millón de veces alrededor de la mesa para que me diera la pelota y se pudiera volver a lanzar, pero nunca me la daba voluntariamente. Hemos visto millones de películas y partidos de futbol juntos, hemos gritado y sufrido juntos. También lo he abrazado tan fuerte que se harta de mí. Tenemos tantas anécdotas juntos que cuando me acuerdo simplemente sonrió y me no evito una carcajada.

Hoy a sus 70 años perrunos nunca me he enojado con él. Nunca lo he visto con horror y nunca le he pegado sin arrepentirme. Es lo mejor que me ha pasado y es lo mejor que he conocido. Sé que no falta mucho para que se vaya pero aun así siempre lo he amado como desde que lo vi. Nunca dejo de acariciarlo y decirle como lo quiero.

Creo que tengo más fotos de él que de mi madre.

Te amo perro, can, ser vivo, integrante de una familia. Te amo Arnold.

viernes, 26 de agosto de 2011

El mal de mi generación, de la pasada y también de la anterior.

3 de cada 10 mujeres de 15 a 21 años, en estos años tienes un hijo, o están embarazadas. De esas 3 mujeres, 1 de 3 hombres se hace cargo de su hijo y ese 1 es mayor o menor que la madre por un año o máximo 3. Estas niñas viven en la parte social media-baja de la ciudad de México, ¿Qué acaso hay no venden condones o no aun no es aprobado el aborto en esa sección de la ciudad? Con respeto a las pequeñas madres, son unas pendejas; no hay excusa de esa decisión.

“Soy católica y si aborto me voy a ir al infierno” ok, entonces has una vida de sufrimiento a un ser humano que tú misma engendraste. El aborto no es matar.

Con este texto no trato de lastimar a alguien o cambiar la opinión pública. Solo es triste para cualquiera.

Estaba en el transporte público en una zona cualquiera cuando se subió una chava no mayor que yo, bonita; pero no sola, con un bebe. Y todo por un momento de “placer” porque no es amor, es estupidez.
Pero se preguntan y a mí que me incumbe su vida. Simple:

1. Hacen ver mal al país.

2. Hacen ver a las mujeres como unas zorras, cuando la mujer mexicana es hermosa.

3. El país no avanza, así de fácil.

Aunque hay algo bueno de esto y lo debo agradecer. Gracias a esos hombres y mujeres que por tener un hijo no terminaron sus estudios y mucho menos una carrera, yo voy a tener más oportunidades de un trabajo mejor porque no va a haber demanda laboral. Es triste no.

Nunca me he encontrado en una posición igual o parecida, así que no se que sienta, pero siempre hay opciones.

Pregúntenle a cualquier mujer que ya halla tenido un hijo ¿Te arrepientes?

martes, 2 de agosto de 2011

Una fantástica travesía. Parte 2

Con su brillante armadura, su letal espada y su protector escudo, el joven cabalgaba velozmente sobre el bosque. Veía el pasar de los animales y de los incontables árboles que estaban a su alrededor mientras seguía la rocosa senda que no parecía tener fin hasta que al fondo vio un haz de luz que fue incrementado su tamaño hasta que por fin salió del bosque, pero ahora se enfrentaba a un desierto aun más imponente que el bosque. Era su primera prueba, los duros cambios de clima; en el bosque era húmedo y en el desierto eso desaparecía y se convertía en un golpe de calor.

El sol estaba es su máximo esplendor cuando el caballero llego a el primero de varios obstáculos que tendría que pasar; los rudos canales de Churubusco. Era como una línea que dividía al desierto en dos, no podías observar de donde se originaba ni donde desembocaba porque era tan largo que a la vista era imposible.

Al llegar a la orilla del río el joven se bajo de caballo y observo tan majestuosa imagen que le pareció imposible de ser. En frente de él, el río se dividía en dos ya que y luego se forma otra vez en uno solo ya que, había un pequeño pero considerable circular montículo de tierra que provocaba que el agua lo rodeara.

No podía pasar caminando sobre el río porque su profundidad era inimaginable, era tan profundo que vio una piedra sobre el suelo, la tomo y la aventó sobre el río, no pudo ver el fondo. Pensó brincar, pero no lograría llegar al montículo con su armadura puesta por ser muy pesada así que se quito la armadura quedando con un pantalón de tela y una camisa de lana delgada, después la armadura la arrojo al montículo y volvió a subirse al caballo retrocedió un par de metros para tomar impulso y pateo al caballo para que empezara a correr y luego brincar al montículo, lo logro lo que no había previsto era que el montículo era arena movediza así que cuando el caballo se paro sobre el montón de arena se empezaron a hundir.

El caballo empezó a agitarse e impulsivamente volvió a saltar al otro lado llegando al otro extremo del canal, el joven volteo a ver su armadura y lo único que logro percibir fue como se hundía su juego de pechera, casco y demás objetos brillantes que cubrían sus piernas y brazos.

Lo único que pudo hacer fue suspirar y seguir el camino.

lunes, 1 de agosto de 2011

Una fantástica travesía. Parte 1

Erase una vez en la época de los caballeros y dragones en la vieja Europa donde vivía un joven y honesto aprendiz de caballero, su tutor, era uno de los tantos caballeros de la mesa redonda. Este joven uno de los tantos días de su vida conoció a una bella cocinera, ella era un poco mayor que él en edad pero tenían tantas cosas en común que se llegaron enamoraron profundamente.

Ambos vivían en el castillo del rey lo que facilitaba que se vieran y así fortalecer el amor que se sentían hasta que un día, el rey ordeno a la cocinera que se marchara con a otro reino para servirle a otro rey; eso devasto a la noble pareja.

Durante meses el futuro caballero no supo nada de la hermosa cocinera pero siempre estuvo pensando en ella ya que era su inspiración para después ser el mejor en todo el reino y así poder ir en busca de esta joven damisela.

Era un día nublado y oscuro cuando estaba practicando con su espada el ya adolecente y hábil caballero cuando llego uno de los mensajeros del rey diciéndole que había encontrado a su amada en uno de los tantos viajes que había hecho. “Está al otro lado del reino, pasando los rudos canales de Churubusco y el tramposo camino del Viaducto” le dijo el mensajero, pero no le importo, sabía que pronto la vería y volverían a estar juntos. Al día siguiente, cuando el joven estaba dispuesto a irse su maestro le dijo “encontraras obstáculos más grandes de lo que te imaginas pero si logras pasarlos tu entrenamiento habrá concluido y serás un caballero, te estaré esperando joven aprendiz” y con un asentimiento de cabeza partió hacia el horizonte en su caballo el hombre que ahora estaba buscando a su futura esposa.

lunes, 25 de julio de 2011

Perseguido

No sé con qué argumento comenzar este relato pero lo intentare.

Son personajes ordinarios los que encabezan esta historia y la de cualquier otra persona que la ha experimentado pero siempre se destacan por detalles que los hacen únicos. La seguidora, la oculta, los tres mosqueteros y la esposa; en ese orden se han presentado y no dejo de pensar en ellos.

Una mujer que conozco desde hace un mes o dos, le gustan las descripciones de lindos paisajes y relatos amorosos. Se ha desempeñado en dar consejos, opiniones y opciones para la mejora de textos literarios, pero de igual manera trabaja en una tienda en el Estado de México. Una mujer adulta, soltera y honesta. Ella es la seguidora.

Conozco a su tía pero no a ella; pero tiene ojos rasgados y cabello oscuro, es agradable y divertida y aun sigo esperando el día en que nuestros cuerpos se observen y otra historia empiece con un solo “hola”. E oído su voz pacifica y expresiva y siento que la eh conocido, en esos momentos me llena de halagos que me provocan una sonrisa picara. En conclusión, ella es la oculta, pero espero que ya no lo sea.

Mientras leía la revista “Autos” en la sección de preguntas y respuestas un hombre de no más de 25 años me miró con ojos de reconocimiento y de inmediato dejo su revista y corrió a encontrarse con otros hombre, estos mayores a él. De pronto los tres sujetos me miraron fijamente como si vieran a una estrella de televisión mientras yo trataba de ocultarme en la revista y enfocarme en el texto en ella. Salí de la tienda y me dirigí a otra pero ahora esperaba afuera de ella. Volteaba de un lado a otro buscando cualquier cosa que me interesara, en eso, vi a los mismos tres hombres cerca de mi pero ellos no me prestaban atención, solo de vez en cuando uno de ellos volteaba a ver qué pasaba en su alrededor. Me llamarón del interior de la tienda y entre, minutos después cuando estaba afuera con una bolsa en la mano, solo vi uno de los tres mosqueteros y me fui.
De la siguiente no hablare mucho pero es igual de importante. Una joven ex pareja que aun quiero mucho pero me eh enterado que se va a casar. Tiene a lo mucho 18 años y no conozco al marido, pero lleva 10 años planeando una boda que se realizara en diciembre de este año. Cuando me dijo, le dije felicidades pero pensé que era una tontería, dos días después se lo dije y expuse mis argumentos, pero volví a decir que felicidades y ahora se planea que sea padrino del evento. Es a la que le digo felicidades y que sea muy feliz, la esposa.

¿Qué une a estos personajes a los que conozco y a los que no? Que son únicos. A algunos los deseo conocer (Paola) y me alegra que estén junto a mí. A otros no (los tres rateros). Pero llegan sin aviso (Dhasia) y luego se los agradezco. Sin embargo han seguido lo que quieren (Anely) y se han convertido en mis perseguidores.

viernes, 22 de julio de 2011

Por si no se enteraron de sus cinco minutos de fama.

No es que haya querido ser chismosos en esa situación, solo me llamaba la atención el porque me habían bajado del metrobus en plena vía antes de llegar a la Viga.

Era Viernes 22 de julio de 2011, un día soleado como cualquiera; me dirigía a la estación de Amores de la Línea 2 del transporte urbano metrobus a hacer una serie de pagos que no tardarían más de cinco minutos. Yo pensaba que mi trayecto iba a ser rápido y tranquilo cuando de la nada, antes de llegar a la estación La Viga, un trabajador del servicio anuncio que nos bajarían del camión por un impedimento en el camino.

Nos bajamos tranquilamente todos los usuarios del transporte sin antes preguntar a donde nos dirigiríamos para no volver a pagar la entrada en la siguiente estación, el trabajador nos aviso que camináramos una estación atrás para volvernos a subir pero mi curiosidad me invadió al ver que varios autobuses estaban parados en frente de nosotros y de igual manera estaban bajando a sus pasajeros.

Empecé a caminar en dirección de los gritos que se empezaban a originar; en dirección opuesta a la dirección que nos habían dicho. Cuando llegue a la esquina de la avenida la Viga y el eje 3 vi varias camionetas de la policía de la ciudad cargadas con granaderos y estos situándose como formando una barrera.



Eran comerciante de un mercado publico que no tengo la más remota idea de cuál de todos, pero en total eran como 10, esos 10 pararon el trafico, trajeron a más de 30 granaderos y me bajaron de mi transporte.



Gracias al dialogo, los comerciantes dejaron pasar al metrobus y yo pude seguir con mi trayecto; pero la pregunta es, ¿Qué no tienen mejores cosas que hacer? y ¿por 10 personas se para el trafico de un eje y provoca que cientos de personas lleguen tarde a sus destinos?

Al volver a pasar por ese punto unos minutos después de la “manifestación” no había nadie, ni un curioso como yo o un policía de tránsito. Fueron sus cinco minutos de fama de los comerciantes del mercado escondido.

lunes, 18 de julio de 2011

La chica sin rostro.

¿Es atrevida o valiente? Aun no lo sé.

Es unos textos y una voz angelical que más de una vez eh escuchado, pero no sé quién es.

De mediana altura, cabello largo y oscuro, ojos rasgados, piel blanca y asegura un cuerpo esculpido por la danza árabe que practica. Pero ¿será?, ¿será aquella mujer con la que todos deseamos encontrar y en mi caso, ella llego a mi?

Tenemos buenos y malos ratos, nos divertimos y nos aburrimos; pero nunca la eh visto a los ojos, nunca eh sentido su piel ni escuchado su voz; pero aseguramos hablar por largos ratos.

En el transporte, en la calle, en el gimnasio y en la plaza la eh visto; pero no estoy seguro si es ella la de ojos cafés o azules, la de cabello rizado o lacio, la de una risa contagiosa o una seriedad penetrante. Luego te imagino y temo; me aterra el pensamiento de no ser quien deseas y no dejo de pensar en cómo eres.

Al principio asegure ser un secuestrador y tú luego me quisiste secuestrar. Dude de tú presencia y tú explicaste tu propósito. ¿Si eres quien dices ser?

Podría ser mañana o la semana que entra que por fin encuentre a esa chica.

Paola Vianey, es su nombre y hoy; no la vi. Solo observo una hada e tonos morados sentada en una luna en la oscuridad; ella es Pallolis.

martes, 5 de julio de 2011

Para ella.

Féminas, mujeres, amantes, novias, esposas, amigas, conocidas.

Nunca olvidare sus besos fríos y sencillos; expresados por sí mismos.

En 17 años eh conocido y probado algo más que amor, esa sensación se satisfacción y placer de estar con alguien.

La tranquilidad de sus abrazos; la unión de dos almas.

Desde la más empalagosa relación hasta la más lujuriosa; es algo que siempre será un misterio hasta que es expresado por su poseedora.

Su forma de hablar; que importa lo que digan los demás.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

1. Ella cambio mi forma de pensar y actuar. Fue una gran guía.

El primer beso verdadero, siempre cautiva a cualquiera.

2. Tuvimos cosas en común; eso nos unió y nos destrozo.

Una caricatura sangrienta; quien diría que nos uniera.

3. Esos besos, que superficial fui esa vez.

Fueron y son, sentimientos encontrados.

4. Una tribu urbana la caracterizo, aunque no del todo.

Su protección, cambio mi rumbo hasta hoy.

5. Tuvimos una relación, pero fue el alcohol el que hasta el último día que nos vimos nos expresamos.

En verdad la quería, bastante.

6. Su sinceridad y simpleza, algo genial.

Fuimos más que amigos.

7. Diablos que estaba pensando, era su prima.

Al fin y al cabo, los celos matan.

8. Le di solo y más amor.

Su sapo tuvo a su princesa.

9. Éramos mi gran amiga, nos confundimos.

La distancia siempre es factor.

10. Fue amor de un día o solo quería un beso.

Siempre es difícil decir lo que quieres.

11. Amor, sin que yo sintiera.

Solo eran escapadas.

12. El más desgastante y donde aprendí más.

Sexo, alcohol y drogas; maldito sexo, y el alcohol y drogas; solo ella las tomaba.

13. Una muy sentimental, por su pasado y presente.

Hablaba de hacer el amor, pero eran teorías distintas de su significado, nunca del coito.

14. La más actual; la única, en la que aun pienso y no sé qué hacer.

Que mujer tan interesante.

.…

Podría decir nombres pero no lo hare o mejor si…

Es la mujer que ha pasado por mí y por todos, tiene distintos cuerpos y pensamientos.
Pero la misma nos vuelve locos.

miércoles, 29 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 6

Ya había pasado la media hora y todo seguía igual.

Estaba sentado en el sofá de la sala esperando a que alguien llamara a la puerta mientras miraba al vacio y pensaba en lo que iba a pasar; en las posibles consecuencias de mis actos y en las probabilidades de ser descubierto.

Toc-toc.

Era hora. Fui a abrir la puerta y la vi ahí parada, con sus labios de diosa y ojos de perdición, era alguien de la cual estaba enamorado pero no de la clásica manera.

Con un gesto la invite a entrar a mi hogar y cerré la puerta lentamente observando por la calle por si alguien la seguía o la había visto. Estaba sola con excepción de un perro que paseaba por la acera oscura, me volteo a ver con indiferencia, como cualquier perro, y siguió su camino.

-¿Todo bien?-me pregunto Emily asomando su cabeza entre mis hombros ya que estaba viendo a la puerta.

-Si- le conteste volteándola a ver.

Era una cara angelical, cada una de sus miradas provocaba un surgimiento de emociones dentro de mi ser que se expandía como un enervante, pasando por mis venas y órganos hasta llegar al centro de todo.

No dejaba de palpitar.

-Acompáñame al cuarto-

Interrumpí mi éxtasis y empecé a caminar a las escaleras, subiéndolas y después deteniéndome en la entrada de la habitación volteé a ver a mi compañera que me seguía.

-Hoy acaba todo- dije mientras abría la puerta y mostraba a mi esposa sobre la cama.

Seguía esposada pero ahora su cuerpo formaba una flecha con las piernas y brazos estirados.

Estaba acostada sobre un borde de la cama con su cuerpo plastificado; piernas, brazos, tórax, estomago, pelvis y cuello envueltos en plástico. Sus ojos y boca se encontraban tapados por cinta adhesiva y claramente estaba sumida en sueño.

La habitación se hiso de un silencio penetrante, creo que mi invitada no esperaba una cosa como esa; sus ojos se abrían de asombro al igual que su boca intentado decir algo. Solo escuchaba su respirar, lo que me conmovió.

Me pare detrás de ella y con un susurro le dije lentamente a su oído:

-Es el fin del camino- Mientras le tapaba los ojos con mi mano derecha y con la izquierda le inyectaba una sustancia que estaba escondida en mi bolcillo que tendría una duración de una hora.

Creo que se conformo con lo que estaba pasando porque solo aspiro aire por su boca y dejo que el líquido hiciera su trabajo.



Estaba acostada de igual manera que mi amada, esposada y con todo su cuerpo plastificado; solo que ella estaba del otro extremo de la cama cuando se despertó.

Lo primero que vio fue el cuchillo que estaba en un buro a su lado, luego giro su mirada desconcertada hasta verme sentado en el borde de la cama donde se encontraban sus pies.

Guardamos silencio hasta que por la ventana se empezaba a oír a las gotas caer del cielo, era tan relajante ese sonido que cerré mis ojos y tranquilamente suspire hasta quedarme sin oxigeno.

Cuando volví a abrir mis ojos ella me miraba pero ahora mi cuerpo no sentía nada. Me pare para volverme a sentar pero ahora más cerca de su hermoso rostro, alado de su pecho desnudo. Me empecé a inclinar hasta que quedaron nuestros ojos paralelos. Sentía su respiración y ella mía. Nunca me había dejado a mirar hasta que con el esfuerzo que hiso, me beso.

La lluvia caía con más fuerza, las ventanas se sacudían estrepitosamente. La única luz que alumbraba la habitación empezaba a fallar provocando momentos de oscuridad. La temperatura aumento al igual que nuestros corazones.

No intentaba soltarse, solo continuaba besándome y yo le acariciaba la cara con la palma de mi mano, hasta que… Con la mano que tenía libre tome el cuchillo sobre la mesa y lo enterré ferozmente sobre su pecho que ahora se tornaba rojo.

Como si hubiera tenido un orgasmo soltó un sollozó y continuo besándome hasta que su corazón dejo de palpitar y sus labios dejaron de moverse.

Me volví a sentar sobre la cama y espere a que mi esposa despertara.



Su cuerpo se empezó a sacudir intentando soltarse. Me estire y removí de sus ojos la cinta.
La luz le lastimaba hasta que se adapto y me empezó a buscar con la mirada hasta que me vio sentada a un costado de una mujer que ya hacia muerta sobre su cama.

Intento gritar, pero fue algo inútil hasta que empezó a llorar y a sollozar.

-Fue bueno mientras duro- le dije para después pararme y salirme del cuarto.



-911-

-Si hola, hablo desde un teléfono público para informarle que hubo gritos desde la casa número 789, calle Oliva, colonia Roma. Parece que hay alguien herido, por favor no tarden- Tenía los guantes de látex puestos.



Estaba sobre la carretera, había una recta de unos 500 metros y después una curva que impedía que los autos se fueran desbordados a un precipicio de 900 metros.

Bañe mi auto de alcohol, le puse un candado al volante para que se mantuviera recto y para terminar “Te dije Emily, hoy se acaba todo” puse una piedra sobre el acelerador y alcancé a cerrar la puerta del auto que se alejaba rápidamente por la recta hasta llegar a la curva y desbordarse.
Camine tranquilamente por la carretera, al norte, donde ya sabía que iba a hacer.



Ese era el final de algo que apenas empezaba.



P.D.- Recuerda que nunca pudieron inculpar a mi esposa por lo que hacía, por falta de pruebas. Pues yo no deje de investigar y encontré al que le hacía sus trabajos.

Esta sentado en donde él por última vez lo hiso, detective. Su cuerpo está por debajo de esa fea choza.



Un saludo.

jueves, 23 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 5

Un suspiro… fue todo lo que pude hacer en ese momento antes de salir disparado al supermercado.

Una fuerza me invadió mi cuerpo llenando me de adrenalina y provocando mi mente empezara razonar, a crear pensamientos, ideas, juicios y un momento de excitación que se propagaba velozmente en mi cuerpo, de pies a cabeza. Nunca había sentido algo así, era como si algo detonara en mi interior destruyendo todas mis debilidades y emergiendo mis habilidades y sentimientos más maravillosos; fue un momento en que deseé algo y estaba seguro de eso.

Para empezar a crear algo tienes que adueñarte de la situación, y eso fue lo que hice por primera vez. Apague la computadora sin antes eliminar el historial del buscador, luego me levante disimuladamente de la silla y guarde todas esas maravillosas hojas debajo de la cama, como estaban antes de que supiera de su existencia.

Antes de abrir la puerta del cuarto volteé a ver si todo estaba en orden, lo estaba; gire la perilla y salí de la habitación, camine pasivamente por el pasillo buscando a la asesina “amor, donde estas”, decía una y otra vez hasta que me contesto, “aquí abajo, en la cocina”. Bingo.

Baje las escaleras y la vi, parada enfrente del lava platos con sus manos ocupadas, dándome la espalda. Ahora portaba un delantal, estaba lavando los platos luego de cocinar; siempre le gusto el orden y la limpieza, por algo era mi esposa. Me acerque a ella por la espalda, cuando sintió mis manos en su cadera lanzo un suspiro de alivio, luego de sentir un beso en su cuello, cerró los ojos y sonrió.

-Perdón por mi actitud de hace un momento, estaba nervioso. Ahora te quiero recompensar por ser tan cariñosa y amable con un moribundo hombre- Mientras decía esto mis manos se movían sensualmente por su cuerpo llevándola al deseo y mi voz hablaba por sus orejas y conforme decía palabras disminuía y aumentaba su tono, también daba énfasis a palabras como “recompensa” y “cariñosa”.

Dejo lo que tenía en las manos y las enlazo en mi cuello, al mismo tiempo dándome un beso loco de excitación, pero interrumpiendo esto dije:

-Pero antes debo hacer unas compras para que todo salga excelente.-

Exhalaba e inhalaba aire, estaba más que prendida, y con ese tono dijo:

-No te tardes.-

Me solté de sus brazos y me fui directo a la puerta principal para después tomar el auto e irme de shopping.

El trayecto a la plaza fue rápido, en silencio y muy serio. Entre directamente a un supermercado y fui al apartado de cocina, conseguí unos rollos de plástico, de esos para cubrir la comida, y también un cuchillo de cocina profesional, no muy grande pero si muy filoso. Luego fui a farmacias; ahí compre una caja de guantes de látex, alcohol, algodón y jeringas para glucosa, también compre un par de sustancias para hacer un tipo de somnífero que durara por lo menos 2 horas, dependiendo de la sustancia que se le agregara. Es increíble cuantas cosas puedes encontrar en un supermercado sin siquiera la gente te preguntara, eso me facilito las cosas.

Salí con una bolsa de plástico como si hubiera comprado víveres para la familia. Volteé a ver la bolsa y se me hizo algo ridículo; por suerte hoy en día hay una tienda en cada plaza que venda artículos sexuales.

Compre unas esposas para cama y al querer pagar el tipo que atendía el mostrador me dijo un comentario de lo más astuto “hoy abra acción, ¿eh?”, y conteste honestamente “más de lo que te imaginas” y con un gesto de depravación deje al pobre chico que en su vida imaginaria lo que iba a pasar esa noche en mi casa.

Ya con las compras hechas regrese a casa con una bolsa más apropiada y una sonrisa de oreja a oreja.

-Amor, ¿donde estas?- dije arrastrando las palabras al entrar a la casa.

-Aquí arriba- me contesto desde la habitación principal.

Subí tranquilamente las escaleras con la bolsa y entre a la habitación donde ya hacía mi amada acostada en la cama con un mínimo de ropa e invitándome a acompañarla.

-Primero debo entrar al baño a arreglar un par de cosas- al final de la frase hice un gesto mostrando la bolsa que cargaba.

Entre al baño y con la puerta cerrada saque todas las cosas de la bolsa y recordando lo que vi en internet prepare la sustancia que la dejaría dormida, la modifique para que funcionara por un par de horas más. Al finalizar la introduje en el interior de la jeringa y la escondí en la parte baja de mi espalda atorándola con el cinturón de mi pantalón.

De pronto me interrumpió un comentario suyo. “Llamó Emily, que te pongas en contacto con ella y me dio su número. Esta a lado del teléfono”. Eso me ahorraba el trabajo de buscar su número telefónico.

Volví a guardar las cosas en la bolsa pero dejando las esposas a la mano, me quite la playera y salí del baño.

Me moví rápidamente para encontrarme encima de ella y dejando la bolsa a un lado de la cama, la bese e inclinándome a la bolsa saque las esposas que produjeron un pujido de mayor placer en la mujer. Se las puse en ambas manos y piernas atorando un extremo de ellas a una parte de su cuerpo y la otra en los barandales que rodeaban la cama.

-Para que esto comience- dije tranquilamente-debes cerrar los ojos y relajar el cuerpo- una mano empezó a tocar con cuidado su cuerpo, sin exponer las huellas digitales- ¿entiendes lo que digo?

-Si-respondió con un suspiro.

Tome lentamente la aguja y la introduje en su suave cuello. Al sentir la aguja introducirse a su cuello se empezó a revolver en la cama, pero era inútil, estaba esposada; quiso gritar pero a penas alcanzo a susurrar hasta que por fin se dejo de mover.

Saque la aguja y me dispuse a preparar otra sustancia, pero está más suave, para una hora de duración; luego la guarde en un buro que se encontraba a un lado de la cama donde estaba dormida la mujer que aun estaba viva.

Baje por las escaleras rápidamente hasta llegar al teléfono, ahí vi una hoja de papel con el nombre de Emily y un número anotado. Marque los dígitos y escuche por el auricular. “Bueno” me contesto esa voz angelical que me estremeció. “llega en media hora, te tengo un regalo”.

miércoles, 22 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 4

Los edificios y la gente pasaban rápidamente junto a mí, de vez en cuando estos se detenían y se movían con normalidad, pero por momentos estos volvían a moverse velozmente.

El silencio permanecía en el auto mientras mi pareja se concentraba en el camino de regreso a casa después de estar en el hospital donde me dieron de baja la mañana siguiente del encuentro con la bella mujer que me había amenazado de matar a mi esposa si yo no hacía.

Solo miraba por la ventana viendo a la gente pasar, con sus problemas y prisas; me pregunto que si alguna de ellas tenía el mismo problema que yo, pero sabía que no era hacía. Estaba confundido de cómo había llegado a ese punto de mi vida, pero no en lo que tenía que hacer.

Mi esposa me volteaba a ver preocupada y preguntaba si estaba bien, no sabía que contestarle, así que mejor guardaba silencio y continuaba viendo por la ventana del auto. Llegamos a la calle en la cual vivía y el móvil se fue deteniendo lentamente hasta quedar quieto, de igual manera, me baje despacio del carro y vi a mí alrededor; todo parecía tan desconocido, como si no hubiera estado en ese lugar por años, y solo fue una noche.

Mi esposa me abrió la puerta de la casa y mientras entraba todo me parecía tan extraño, tan irreal que al ver las escaleras frente a mí decidí subir rápidamente mientras que la mujer que dejaba a bajo me gritaba si quería algo y estrepitosamente le contestaba “quiero estar solo”.

Entre a mi habitación y cerré la puerta de golpe y enseguida puse el seguro para que nadie entrara. Mi corazón palpitaba a mil por hora, las manos me sudaba en exceso, giraba mi cabeza en busca de algo familiar pero todo era diferente, algo había cambiado; empecé a caminar por el cuarto preocupado de forma angustiosa, el aire me faltaba, no podía respirar; quise gritar pero solo salió un susurro de mi boca, mi cuerpo se tensaba hasta que me puse de rodillas. Sujetaba mi cuello como si me fuera a caer la cabeza, la vista se me empezó a nublar y seguía sin poder respirar hasta que, me desvanecí sobre la alfombra que cubría el cuarto.

Los ojos los tenía abiertos viendo por debajo de la cama, seguía con las manos agarrando mi cuello pero mi respiración volvía cada vez más a la normalidad, mi cuerpo estaba inmóvil y todo sudado, el frío se apoderaba de mi y no podía pensar en otra cosa que no fuera en el inmenso dolor de cabeza que tenía. Como si algo me iluminara, alcance a distinguir algo entre la oscuridad de la cama, era algo blanco y delgado, una hoja de papel; con más fuerza de voluntad que energía logre sujetar el objeto blanco, pero debajo de este había más cosas, más hojas. Las sujete con fuerza y las atraje a mi cuerpo hasta que estuvieran perpendiculares con mi pecho.

Las empecé a leer y me empecé a dar cuenta que las palabras “fraude, delito, robo, extorción, etc.…” se encontraban en mayoría de todo ese conjunto de hojas. Acusaban a mi esposa de estos crímenes a otras personas con ingresos menores, hasta denigrantes; resaltaban testimonios que exponían gente a las que les fue robado todo por medio de mi esposa; también resaltaban argumentos de profesionales donde decía que la joven mujer con la que estaba casado era la responsable de dejar a más de una persona en la calle por hacer mal uso de sus bienes y luego desaparecerlos.

La mayoría de las hojas decían lo mismo hasta que encontré a una hoja de periódico entre el bonche; como si todo se me hubiera olvidado, me senté sobre la alfombra y comencé a leer un titular del periódico de hace no más de un mes. Era la fotografía de una casa incendiándose en una zona rural donde el titular exponía todo, “Familia incinerada” y la noticia decía: “Tras quedar en bancarrota, la casa donde habitaba una familia de dos adultos, una niña de dos años y uno bebe de once meses se quemó misteriosamente matando a toda la familia viva. Tras investigaciones, se dedujo que fue un homicidio ya que, los restos de la familia fueron encontrados atados a sillas de metal y se supo que estos estaban vivos al empezarse el incendio. Las autoridades ya empiezan a investigar y se ha llegado a una primera sospechosa con quien la familia tenía relaciones. No es la primera vez que esta mujer es objeto de sospechas, ya que se han dado hechos parecidos y se ha señalado a la misma mujer; sin embargo, nunca se le ha encontrado culpable. Las autoridades seguirán investigando.”

Tras leer la horrible noticia del periódico me volvió a faltar la respiración y la piel se me palideció. Voltee a ver la computadora y de forma automática y me levante a prenderla y buscar información.

Tras una hora de búsqueda, todo era verdad. Mi esposa había tomado los fondos de las familias que habían confiado en ella dejándolas en la quiebra y luego si no podía dar más dinero ella mandaba a matarlas, siempre vivas.

Era la mujer con quien me había casado, era mi esposa, era mi pareja; era la culpable y todos deben pagar una cuenta.

viernes, 17 de junio de 2011

12 meses

Hace 315,756,060 segundos se empezó un proyecto que hasta hoy sigue vigente.

Se escribió una primera edición de un blog deseoso de contar historias, anécdotas y fantasías hechas por una persona que solo quería ser leída, entendida y, hasta cierto punto, admirada.
Así como se han recibido comentarios agradables y felicitaciones, también se han recibido quejas y hasta amenazas, pero nada ha cambiado ya que sigue siendo un espacio de expresión y opinión de una mente joven y deseosa de seguir a la vida.

El proyecto nació por una necesidad de escribir, de hacer algo. Esperaba tener miles de seguidores y recibir un sinfín de comentarios acerca de mis textos, porque pensé que me daría felicidad ya que sería conocido entre el mundo de la escritura. Pero no fue así, tengo tres seguidores y no recibo muchos comentarios de mis textos, pero no me importa; porque esas tres personas son muy especiales y de una manera u otra, las admiro y agradezco su compañía.

Uno es una persona muy cercana, un bloggero, un escritor de lo más importante ya que me influencio a empezar y seguir con este proyecto con sus historias y comentarios dentro y fuera de la red. Gracias por ser quien eres y apoyarme. Antes te apreciaba y ahora eres un escritor exitoso, para mí y para muchos.

La segunda persona es una mujer que toco lo más profundo de mi ser, me enseño a que todo sapo tiene a su princesa, otra bloggera por cierto. Gracias por todo, y sobre todo, por haberme dejado estar a tú lado; fue algo que nunca olvidare. En mi corazón niña.

La tercera es otra mujer que apenas conozco y que me contacto por un medio de correo electrónico muy conocido. Sé muy poco de ella, pero no importa, se ha convertido en parte del proyecto.

Tal vez no reciba muchos comentarios, ni tenga muchos seguidores; pero si me ha dado felicidad.

Soy feliz escribiendo lo que pienso, lo que imagino, en lo que creo y en lo que no, y lo que siento.

Y, el proyecto sigue y seguirá. Aun faltan cosas por contar.

Gracias, totales.

Un saludo. Ni4.
18/junio/2011

sábado, 11 de junio de 2011

Una anécdota submarina

3-feb-1940

No había nada que reportar en la bitácora del submarino que viajaba por las obscuras aguas del pacifico; a éste se la había encomendado interceptar unos barcos europeos que se dirigían peligrosamente a las costas del golfo mexicano y el objetivo principal era hundirlos.

Se habían enviado tres barcos, un porta aviones y un submarino. Todos los navíos contaban con sus respectivos capitanes y una tripulación que había sido seleccionada de entre los mejores. El comandante en jefe del ataque protector estaba a cargo del capitán Moreno y, aunque mucha gente se había opuesto a que fuera a pelear en alta mar este se había embarcado a la batalla en el submarino que ahora estaba navegando para proteger a la nación.

Era un hombre simple pero que siempre le gustaba portar su traje para demostrar su importancia e imponer autoridad entre los marinos que lo rodeaban.

El capitán estaba sentado en su camarote escribiendo una bitácora que no narraba nada fuera de lo normal y siempre estos textos contenían la frase “sin novedad”. Pero ese día iba a encontrar algo más que narrar.

La alarma empezó a retumbar en el interior del submarino y eso solo significaba una cosa, habían encontrado a contrincante. El capitán sin más tardanza dejo el lápiz con el escribía la bitácora a un lado del libro, se levantó de su silla apurado y salió disparado al puesto de comando donde ya lo esperaba un hombre de aspecto cansado y de avanzada edad que solo le comento:
-Señor, hemos localizado cinco barcos dirigiéndose a nuestra posición a alta velocidad. Tiempo estimado de encuentro en una hora y contando. Suponemos que ellos también ya han rastreado nuestras naves incluyéndonos. ¿Qué prosigue, señor?-

Con confianza y autoridad el capitán le dijo a su tripulación:
-Reitera la orden de que toda la gente se encuentre en sus puestos de combate en todos los barcos y dime la ubicación de nuestros barcos y los de ellos.-

-En seguida señor- contestó el comandante del submarino.

El puesto de comando constaba de un cuadro de 6 metros de largo y tres de altura, lo que provocaba que la gente chocara entre sí al pasar por un mismo punto. En los contornos de la habitación había hombre y mujeres sentados enfrente de televisores viendo mapas, el estado del barco y ubicación de naves aliadas y enemigas. En el centro del cuarto sobre salía un cuadro donde había solo una mesa y una silla de gran tamaño donde se sienta el capitán. En este caso el capitán en jefe. En dos extremos de la habitación desembocaban dos pasillos que pasaban por todo el submarino; haciendo el centro de comandos el centro del submarino.

Interrumpiendo el sonido de los teclados en las computadoras, el comandante informó:
-El enemigo se encuentra a ochenta nudos al norte de distancia señor. Estamos en posición de un ataque.-

El capitán guardo silencio un momento y luego contestó con el mismo tono de autoridad que la última vez:
-Esperen a que el porta aviones se acerque veinte nudos más y luego que lance sus aviones.- Y utilizando las manos apoyándose en la mesa el capitán continuo- Que los barcos pasen al porta aviones creando una barrera para protegerlo. Señor Ramírez…-

Interrumpiendo, el señor Ramírez contesto firmemente:
-Sí, señor.-

-Quiero que nos sitúe por debajo y en medio de nuestros barcos.- Y como si necesitara una explicación dijo- Causaremos un impacto sorpresa.

-Enseguida, señor.-

Y después de un largo suspiro el comandante dijo lo que duraría poco en tiempo, pero una eternidad en su vida:
-Todo listo, señor- Esas palabras sonaron en toda la habitación haciendo que la gente dejara de teclear y los demás se detuvieran a oír lo que diría el capitán.
El silencio era sepulcral, todos se veían nerviosos y todos sabían lo que seguía solo esperaban la orden.

-Vamos a regresar a casa. Lancen torpedos.- Y como si hubiera dado una orden a todos los navegantes, estos corrieron en todas direcciones y el ambiente de tranquilidad que antes había en el submarino, desapareció. Todo seguía en silencio y el capitán esperaba a que el encargado de los misiles le dijera el estado de los torpedos.

Y el silencio se disolvió en una serie de información que daban los marinos al capitán al mismo tiempo.

-El impacto es afirmativo.- decía uno.

-Sesenta nudos para encuentro.- comentaba otro.

-Los aviones desplegaron antes de tiempo.- informaba una señorita.

-El Naufragio está recibiendo gran daño. El Libertad tiene disparos positivos. El Independencia tiene problemas con aviones enemigos.- explicaba un joven.

Y tratando de poner calma en el submarino el capitán dijo casi gritando:
-Quiero que todos se calmen.- dijo de forma general y luego señalando a un marino continuo-Localiza al porta aviones enemigo y húndelo, esa es una prioridad.-

En un submarino había que mantener la calma en uno mismo, ya que era un lugar cerrado y en cualquier momento se podía caer en la locura. Eso lo tenía claro el capitán, por esa razón decidió sentarse y pensar que era lo que podía hacer.

Se empezaron a dar órdenes y a recibir información. Todo era un manojo de nervios hasta que el Naufragio se empezó a hundir, y ese era el barco que estaba por encima de nosotros. Esa noticia impacto al capitán e hizo que saltara de su silla.

-Desciende cien metros y en un ángulo de quince grado quiero que empieces a ascender sin salir a la superficie.-

-Enseguida, señor.- contesto nervioso el que navegaba al submarino.

De pronto se empezaron a escuchar sonidos provenientes del exterior. Era el barco que se hundía por encima de nosotros, lo que escuchábamos eran los fierros calientes retorciéndose al entrar al agua fría. Toda la nave guardo silencio y dejo de hacer sus asuntos para escuchar como el barco se acercaba a nosotros. Uno que otro marino sabía la importancia de esquivar a la nave y por eso empezaron a rezar en susurros.

-Lo desviamos, señor.- Y con un suspiro de alivio el capitán se posiciono para volverse a sentar cuando otro marino le dijo consternado:
-Empezaron los ataques al porta aviones.-

Luego de diez minutos de combate, el submarino empezó a recibir sus primeros ataques. Esté se sacudía precipitadamente provocando que algunos perdieran el equilibrio y hasta cayeran al suelo.

La gente corría diciendo la palabra “fuga”. Eso era lo peor que podías oír en un submarino. Como capitán sabes que al oír esto sabes que estás perdido y que lo único que podías hacer era ir a la superficie, pero en esta situación era peor.

Recibían impactos cercanos del enemigo hasta que uno acertó. En ese momento, como si hubiéramos chocado con algo, la nave se estremeció y provocó que más de uno se golpeara la cabeza con las pantallas que tenía en frente de su cara.

-Señor, el Naufragio y el Independencia han sido hundidos.- comentó el comandante. –y el porta aviones no resiste más impactos.-



De forma automática el capitán dio la orden de seguir atacando al enemigo, esto resulto efectivo porque logro que gran parte de los barcos del rival se hundieran. Pero las condiciones no eran buenas; solo quedaba un barco y el submarino, y si ambos resabian un impacto, ambos se adentrarían a las profundidades del mar. La buena noticia era que tenían localizado al único navío que seguía en pie, pero lo malo era que solo tenían un tiro más y la situación no era nada alentadora.

Por primera vez en toda la batalla la tripulación se encontraba notablemente asustada. Todos miraban al capitán como si él tuviera la respuesta, pero no era así, él sabía que hacer pero era de mucho riesgo y…

-Lancen el torpedo.- ordeno tajantemente.

Todo se silencio, nadie hablo y no se escuchaban sonidos del exterior. Nadie rezaba y nadie suspiraba.

-¡Objetivo alcanzado!- Eso rompió el silencio entre la tripulación y todos volvieron a respirar gritando de alegría y abrazándose unos a otros. Algunos lloraban y otros se sentaban el frío piso como si hubieran corrido miles de kilómetros y estuvieran exhaustos. Mientras que el capitán solo suspiro y se arreglo su traje.

Después de tres semanas de esperar al enemigo y pelear por 15 minutos, todo se resumía en un…”bien hecho capitán, lo logramos. Ahora podemos volver a casa.”



-Bueno creo que te gane- dije seriamente pero con una sonrisa en la cara. -¿Otro?

-Ok, pero no me voy a dejar perder tan fácil.- me comentó mi amiga que estaba enfrente de mí con su tablero.

Entonces empezamos a quitar esas fichitas blancas y rojas que llenaban el tablero, y esos barcos que estaban marcados.

-¿Lista?-

-Si-

-A 14-

-No, B 5-

-Me diste.- y el capitán refunfuñaba.

viernes, 3 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 3

Cuando abrí los ojos estaba en un hospital. Una enfermera estaba alado de mi moviendo no se qué cosa de los aparatos que estaban conectados a mi cuerpo que ya asía acostado en una cama portando una bata delgada que apenas y no se transparentaba.

Mi visión era borrosa y mis sentidos estaban torpes. Cuando quise agarrar a la enfermera para preguntarle cómo había llegado a ese lugar una voz me llamó por mi nombre y agrego un “que bueno que ya despertaste”. Era mi esposa que estaba sentada en una silla situada al otro lado de mi cama, portaba una vestimenta de oficina y lucía cansada por su cabello despeinado y maquillaje corrido.


De pronto la puerta del cuarto del hospital se hiso corrediza y entro el doctor con una bata y una libreta.


-¿Cómo se siente?-


-Como tendría que sentirme si…-y recordé el puñal que la joven hermosa me había enterrado, en ese momento moví mi mano para sentir la herida, pero ahora esta estaba cosida. Como de golpe empecé a sentir el dolor de la cortada y el ardor de la costura.


-¿Aun le duele?-


Intrigado por la situación en la que estaba le pregunta al doctor confundido -¿Qué pasó?-
Asombrado por mi pregunta el doctor me contesto en un tono sarcástico que me molesto -¿Qué no recuerda?- Y preocupada mi esposa me contestó.


-Te asaltaron, la policía recibió una llamada de una mujer que decía que habían asaltado a un hombre en un callejón y que lo habían apuñalado en un costado. Entonces llego una ambulancia y te trajeron aquí ahí es en donde me contactaron y vine lo más rápido posible.-
Y agregando el doctor dijo:


-Tuvo suerte, si la mujer no hubiera llamado a la policía la ambulancia no hubiera llegado a tiempo. Habrá que agradecerle a la mujer.-


Guarde silencio en lo que analizaba la situación y llegue a la conclusión que era una mujer que además de maldita, era muy astuta.


Para romper el silencio de la habitación mi esposa dijo algo que me estremeció y provoco que mi miedo volviera.


-Deja que te presente a tú salvadora- y acercándose a la puerta llamo a una mujer que entro lentamente y siempre con los ojos en los míos. Me estremecí tanto que el aparato de presión cardiaca empezó a sonar estrepitosamente, provocando que el doctor me preguntara si estaba bien, no conteste, estaba metido en los ojos de la mujer que me había apuñalado y besado apasionadamente.


-Amor, quiero que conozcas a Emily, ella llamo a la policía cuando te asaltaron, también te acompaño en la ambulancia y no se quiso ir hasta que despertaras. Es una mujer muy atenta ¿no lo crees?-


Y con apenas un respiro alcance a contestarle a mi mujer –Ya lo creo-


-Un gusto conocerte, me preocupe tanto cuando lo vi desmayado en el callejón y sangrando que no lo pude dejar solo- Parecía tan inofensiva, hasta la impresión de ser ingenua. Se veía tan distinta con ropa que hasta mejor relucían sus ojos cafés y sus labios rojos.


-Bueno, es bastante tarde y ya debo irme, pero fue un placer conocerte-


Y agradeciendo le mi esposa por mi le comento –No, por favor el placer es mío, gracias por salvar a mi esposo-


-No se preocupe, solo hacía lo que cualquier otra hubiera hecho-

Y mirándome mi esposa me dijo – ¿tú no le quieres decir algo?-


La angustia y el nerviosismo me invadió el cuerpo en ese momento, no supe que decir y solo guarde silencio.


-No se preocupe han de ser los sedantes que lo han de traer algo mareado, pero bueno, yo me retiro-
Se despidió primero de mi esposa, luego del doctor y al final apoyándose en la cabecera de la cama, se agacho para besarme en la mejilla. Su aroma era envidiable, sus labios tan suaves que todo parecía un sueño solo que al final me dijo al oído “recuerda que tienes que hacer, si no lo voy a hacer yo. Tienes dos días”.

sábado, 28 de mayo de 2011

El inicio de un asesino. Parte 2



Estaba oscuro y hacía frío.

Mi cuerpo estaba desnudo con excepción de una trusa que portaba, mis ojos estaban vendados y me encontraba acostado en una cama, mis piernas estaban estiradas y sujetas de forma individual, mis brazos también estaban estirados arriba de mi cabeza pero estos estaban esposados. Sentía el metal de las esposas en mis muñecas y como los músculos de mi cuerpo se tensaban con el transcurso de los minutos. En las cercanías escuchaba a alguien caminar tranquilamente alrededor de la cama, de vez en cuanto escuchaba susurros y una que otra risita, esta última era lo que me ponía más nervioso porque no era normal en una situación como esa. Tenía la boca descubierta pero no me animaba a hablar.

Como si hubiera habido una señal, la persona que rodeaba la cama salto sobre esta sentándose en mi cadera, mi cuerpo se tenso aun más y la presión arterial se elevo hasta provocarme un leve mareo. Se hizo un silencio incomodo hasta que me quito la venda de los ojos; la luz de la lámpara del techo me cegó y tuve que cerrar los ojos y girar la cabeza a uno de los costados hasta rozar mi nariz con uno de mis brazos amarrados. Luego de un par de segundos mis ojos se adaptaron a la luz del cuarto, era el mismo donde había seguido a la mujer de ojos obscuros. Volteé a ver a mi secuestrado o secuestradora mejor dicho.

Se notaba cómoda y complacida ante la situación que tenía enfrente de sus ojos, portaba un juego de ropa interior de colores morado y negro mientras estaba sentada en mi cintura. Ambos nos quedamos callados hasta que se inclino a mi rostro reduciendo la distancia de nuestros labios a un centímetro.

Su aroma era algo cautivador y sus ojos que no dejaban de asechar a los míos se volvían cada vez más intensos y como un amante, lentamente se acerco a mi oreja izquierda y la empezó a besar tiernamente, fue recorriendo mi mejilla hasta llegar al centro de mis labios. Automáticamente mis ojos lentamente se volvieron a cerrar y empecé a disfrutar del momento. Forcejeaba con las amarras de mis piernas y las esposas de mis muñecas pero no para quitarla de mí, sino para poderla tocar, para poder acariciar esa mejilla suya y poder rozar su hermoso cabello. Mientras nos sumergíamos en un beso, sus manos empezaron a acariciar mi cuerpo.

Estaba cautivado y mi corazón no dejaba de palpitar y la temperatura de la habitación incremento.

Termino de besarme en los labios y se volvió a sentar en mi cintura, no sabía que decir o hacer; me tenía donde quería. De pronto, de su cintura saco un cuchillo y me lo mostro mientras me veía y sonreía como si tuviéramos una conexión amorosa y hubiéramos hecho el amor minutos antes, aun así no deje de mirarla a los ojos y lanzando un suspiro, volví a cerrar mis ojos.

Sentí como se inclino hacía mí y como sus labios se volvieron a poner cerca de uno de mis oídos y empezó a decir:

-Dime, ¿por qué no te puedo matar?-

Me quede callado.

-Hay algo en ti que no me deja hacerlo. No te conozco pero siento como si, te sonara tonto, te amara-

Seguí callado pero en ese momento, sentí el filo del cuchillo pasar por uno costado de mi cuerpo. Estaba asustado y excitado al mismo tiempo.

-Pero tú esposa…-

Brinque al acordarme de ella pero seguí manteniendo mis ojos cerrados y el silencio de mi boca.

-Te apuesto a que ya no te acordabas de ella. Ella es…, como decirlo…- Se acerco aun más a mi oreja- Mala, abusa de su poder, indigna y deja en la calle a personas honestas.-

Abrí los ojos y como si hubiera recuperado las fuerzas en mi habla le dije:

-¿Qué quieres que haga?-

-Eso ya lo sabes- Y sumergiendo el cuchillo en mi abdomen siguió hablando. –Tienes algo especial y tienes que aprovecharlo.

Con u grito sordo absorbí el dolor del frío metal de cuchillo introducirse en mi cuerpo, rasgando mi piel y atravesando mis entrañas. De alguna u otra forma alcance a decir:

-¿Quién eres?-

Y como si estuviera esperando esa pregunta me dijo sensualmente mientras con una mano acariciaba mi mejilla y con la otra la herida de la que brotaba sangre.

-El amor de tú vida-

lunes, 23 de mayo de 2011

El inicio de un asesino. Parte 1

A veces la gente se pregunta las causas de diversas acciones que realizan, esta es todo lo contrario. Sé porque cambie mi postura ante la vida, se porque hago lo que hago, se porque soy lo que soy.


Ya que esta carta fue encontrada en la caja donde guardo mis posesiones más preciadas como una foto de mi familia y una carta de una mujer a la cual amaba y que pronto sabrán el porqué de su defunción.


Antes que nada te quiero felicitar, seguiste las pistas joven buscador y ahora aquí esta tú recompensa, lo que habías estado buscando por años; respuestas, el porqué, el quién y el cómo.


Este texto literario fue escrito en uno de los moteles en donde cometí uno de los tantos asesinatos, después claro de desangrar a la prostituta que mataba a sus clientes; pero eso ya lo sabías. Ahora te preguntaras porque te diré como empezó todo, la respuesta es simple, la gente tiene que saber.


Son cerca de las 2 de la mañana y todo está en silencio, tengo solo prendida la lámpara del escritorio de la habitación y me encuentro inspirado acerca del relato.


Algo que debo decirte es que en la carta que ahora tienes en tus manos, están mis huellas dactilares, no encontré la necesidad de ocultarlas ya que sabes quién soy, pero no quién era.


Mi nombre era Macro Padilla Mora, nacido el 23 de mayo de 1987 de padres humildes que siempre se demostraban su amor. Mexicano y con una hermana y un hermano, ella menor por dos años y el mayor por tres.


Fui un niño común que jugaba con autos a escala y muñecos de acción; ya en mi juventud solo encontraran éxitos escolares con los que enorgullecí a mis padres y logre diferentes acreditaciones. Terminando una carrera de manera exitosa de ingeniería en una universidad privada y casándome joven, sin hijos y sin perro.


Amaba a esa mujer y fue la correcta para contraer matrimonio, tuvimos una bonita luna de miel en los Cabos donde disfrutamos del sol y de lo que nuestros cuerpos aguantaban. Duramos dos años muy felices hasta que apareció ella, la mujer con la que soñé durante días después de conocerla y que me cambiaría por el resto de mi vida.


Caminaba por las calles oscuras de la ciudad de México en la colonia Cuauhtémoc ya que mi auto no servía por fallas mecánicas; de pronto empecé a oír unas pisadas detrás de mí, estas se acercaban rápidamente como una persona que corre la última recta en una carrera y que está a punto de alcanzar a su contrincante.


Me detuve en un poste de luz y girando mi cuerpo observe a una joven mujer de no más de 27 años; además era alta, delgada, de cabello obscuro rizado, tés blanca y lo que más sobre salía, tenía unos ojos cafés hermosos y unos labios perfectos de color rojo que cautivarían a cualquier hombre. Portaba unos pans negros y su aspecto demostraba que llevaba corriendo por lo menos un par de kilómetros.


En ese instante, mientras estaba paralizado ante tal mujer que se acercaba a mí olvide que estaba casado que amaba a mi pareja, fue como un golpe de emociones que invadían mi pecho, sentía nerviosismo y al mismo tiempo adrenalina; lo que nunca me imagine fue que cuando pasara enfrente de mi me miraría y dijera en voz baja “Ven”; tomándome de mi brazo me jalo para seguir su camino y de manera involuntaria di el primer paso hacia ella para después seguirla.


Corría de manera sigilosa por la calle, mientras yo solo la seguía sin saber a dónde íbamos. En uno de los tantos callejones de una calle que no recuerdo cual era, entramos corriendo a obscuras a lo alto de la pared izquierda de un edificio se veía una ventana abierta e iluminada. Sin dudar, la joven hermosa saltó y tomando unas escaleras de emergencia se balanceo y logro sujetarse de ellas hasta que empezó a subir; de igual manera pero con más esfuerzo logre tomar las escaleras que pendían sobre el suelo y logrando aferrarme a ellas empecé a subir hasta que en un cuarto piso la mujer entro por la ventana que estaba abierta. Me encontraba rezagado de ella así que tarde en entrar por la ventana.


Era un cuarto de color rosa descolorido que estaba alumbrado por una lámpara de un escritorio que estaba pegado a la ventana. Tenía un colchón algo viejo y un armario cerrado que apenas y se podía sostener de los rieles pegados al techo.


Con la vista busque a la persona que me había llevado hasta ese lugar, pero no estaba. Me acerque a la puerta y trate de girar el cerrojo pero estaba cerrado, cuando como si lo hubiera sabido antes, mire al armario y me acerque lentamente a él. Eran dos puertas, tome una de orilla y la abrí precipitadamente logrando un estruendo en la habitación, pero estaba vacío. Introduje mi cabeza de manera temerosa al armario para ver si no estaba escondida en el otro lado de la puerta.


Estaba obscuro pero aun no aparecía nadie, cuando de pronto sentía como algo se introducía en mi cuello y una mano tomaba mi cabeza impidiendo que girara. La fuerte mano me soltó y logre voltear, era la joven que sostenía en la mano izquierda una aguja vacía, ambas manos tenían ahora guantes de hule. Mientras la veía me empecé a sentir débil y me puse de rodillas, de pronto entendí que se había escondido en el espacio del escritorio donde va la silla, por esa razón no la había visto y mientras observaba el lado contrario del escritorio del armario, ella aprovecho para incorporarse e inyectarme la aguja.


Me derrumbe sobre la alfombre barata y la miraba a los ojos, la vista se empezó a hacer borrosa pero logre ver como esos labios formaban una sonrisa diabólica antes de que me quedara en penumbras.