viernes, 29 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 16

Las múltiples patrullas ya se habían estacionado afuera del motel con sus sirenas prendidas y junto con este ruido se escuchaba a la gente que se iba agrupando en las afueras de nuestras paredes. De seguro también ya habrán llegado los medios de comunicación y estarían en un enlace directo con los noticieros. Nuestra tranquila noche ya estaba siendo interrumpida y no faltaba mucho para que todo esto acabara.

Seguíamos a oscuras en el cuarto hasta que prendí una lámpara que traía en la bolsa. Era pequeña pero alumbraba lo suficiente y ahí fue cuando lo vi.

Sentado en el piso con su mano entre las piernas, cubierta por parte de las supuestas sábanas blancas que ahora se manchaban de rojo. Miraba el piso y me daba la espalda, pero ya se había dado cuenta de que aunque fuera poca, ya había luz y estaba a la vista. Pero eso no le importaba ya. Estaba destruido, roto; totalmente a mi disposición.

Aun con el ruido de fuera escuchaba sus sollozos y su respirar tímido.

-¿Cómo supieron que estabas aquí?- Pregunto casi en un susurro.

-El gerente del lugar es mi novio y él les llamo-

-¿Por qué?-

-Porque ya todo estaba planeado-

Alzo el rostro y se dio la vuelta sin pararse para verme de frente.

Su rostro estaba rojo, lleno de lágrimas secas. Cuidaba entre sus piernas, cubriendo con parte de la sabana de la cama y presionando con su otra mano el dedo amputado de su mano. Seguía perdiendo sangre y claro que el dolor existía, pero eso ya era en segundo término y en tercer; el dedo que estaba botado en la alfombra sucia a unos pocos centímetros de nosotros, ya estaba morado y había dejado de sacar sangre. Era como una cola de lagartija, curveada y aunque no muy delgada daba esa forma.

-¿Recuerdas que yo fui quien te insistió en tener sexo? ¿En qué fuera lo más rápido posible aunque fuera en un motel sucio? ¿La que te señalo el lugar mientras andábamos en el carro buscando donde hacerlo? ¿Quién se ofreció a pagar el cuarto y tú los condones?-

Él me veía, pero no creía una sola palabra que decía. Estaba fascinado con la historia.

-Te vengo cazando desde hace tiempo mi amor. El conocerme no fue ironía, el enamorarte no fue de a gratis, el que te dijera que lo hiciéramos donde fuera no fue porque sí-

-¿Por qué yo?-

-Porque has lastimado a mucha gente, a muchas mujeres las has utilizado y abandonado. Eso se acaba hoy- Nos mirábamos directamente a los ojos aunque uno con más fuerzas que otro.

Se hizo un silencio corto mientras miraba como es que meditaba la situación.

-¿Por qué le llamó a la policía si no querías que nadie me ayudara?-

-Yo se lo pedí, él sabía todo está la situación y  también no permitiría que nadie más se quedara en el motel. No podíamos hacer que alguien nos aguadara la fiesta. Los policías estaban planeados justo en este momento-

-¿Por qué?-

Un breve silencio ya que era la pregunta correcta.

-¿No te has puesto a pensar que es a mí a quien buscan mi amor?- Alzo la cara de su mano ensangrentada y su color de piel cambio a un pálido tipo cadáver -¿Sabes cuantos años tengo?-

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