Seguíamos a oscuras en el cuarto hasta que prendí una lámpara
que traía en la bolsa. Era pequeña pero alumbraba lo suficiente y ahí fue
cuando lo vi.
Sentado en el piso con su mano entre las piernas, cubierta
por parte de las supuestas sábanas blancas que ahora se manchaban de rojo. Miraba
el piso y me daba la espalda, pero ya se había dado cuenta de que aunque fuera
poca, ya había luz y estaba a la vista. Pero eso no le importaba ya. Estaba
destruido, roto; totalmente a mi disposición.
Aun con el ruido de fuera escuchaba sus sollozos y su
respirar tímido.
-¿Cómo supieron que estabas aquí?- Pregunto casi en un
susurro.
-El gerente del lugar es mi novio y él les llamo-
-¿Por qué?-
-Porque ya todo estaba planeado-
Alzo el rostro y se dio la vuelta sin pararse para verme de
frente.
Su rostro estaba rojo, lleno de lágrimas secas. Cuidaba
entre sus piernas, cubriendo con parte de la sabana de la cama y presionando
con su otra mano el dedo amputado de su mano. Seguía perdiendo sangre y claro
que el dolor existía, pero eso ya era en segundo término y en tercer; el dedo
que estaba botado en la alfombra sucia a unos pocos centímetros de nosotros, ya
estaba morado y había dejado de sacar sangre. Era como una cola de lagartija, curveada
y aunque no muy delgada daba esa forma.
-¿Recuerdas que yo fui quien te insistió en tener sexo? ¿En
qué fuera lo más rápido posible aunque fuera en un motel sucio? ¿La que te
señalo el lugar mientras andábamos en el carro buscando donde hacerlo? ¿Quién se
ofreció a pagar el cuarto y tú los condones?-
Él me veía, pero no creía una sola palabra que decía. Estaba
fascinado con la historia.
-Te vengo cazando desde hace tiempo mi amor. El conocerme no
fue ironía, el enamorarte no fue de a gratis, el que te dijera que lo hiciéramos
donde fuera no fue porque sí-
-¿Por qué yo?-
-Porque has lastimado a mucha gente, a muchas mujeres las
has utilizado y abandonado. Eso se acaba hoy- Nos mirábamos directamente a los
ojos aunque uno con más fuerzas que otro.
Se hizo un silencio corto mientras miraba como es que
meditaba la situación.
-¿Por qué le llamó a la policía si no querías que nadie me
ayudara?-
-Yo se lo pedí, él sabía todo está la situación y también no permitiría que nadie más se
quedara en el motel. No podíamos hacer que alguien nos aguadara la fiesta. Los policías
estaban planeados justo en este momento-
-¿Por qué?-
Un breve silencio ya que era la pregunta correcta.
-¿No te has puesto a pensar que es a mí a quien buscan mi
amor?- Alzo la cara de su mano ensangrentada y su color de piel cambio a un pálido
tipo cadáver -¿Sabes cuantos años tengo?-
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