sábado, 28 de mayo de 2011

El inicio de un asesino. Parte 2



Estaba oscuro y hacía frío.

Mi cuerpo estaba desnudo con excepción de una trusa que portaba, mis ojos estaban vendados y me encontraba acostado en una cama, mis piernas estaban estiradas y sujetas de forma individual, mis brazos también estaban estirados arriba de mi cabeza pero estos estaban esposados. Sentía el metal de las esposas en mis muñecas y como los músculos de mi cuerpo se tensaban con el transcurso de los minutos. En las cercanías escuchaba a alguien caminar tranquilamente alrededor de la cama, de vez en cuanto escuchaba susurros y una que otra risita, esta última era lo que me ponía más nervioso porque no era normal en una situación como esa. Tenía la boca descubierta pero no me animaba a hablar.

Como si hubiera habido una señal, la persona que rodeaba la cama salto sobre esta sentándose en mi cadera, mi cuerpo se tenso aun más y la presión arterial se elevo hasta provocarme un leve mareo. Se hizo un silencio incomodo hasta que me quito la venda de los ojos; la luz de la lámpara del techo me cegó y tuve que cerrar los ojos y girar la cabeza a uno de los costados hasta rozar mi nariz con uno de mis brazos amarrados. Luego de un par de segundos mis ojos se adaptaron a la luz del cuarto, era el mismo donde había seguido a la mujer de ojos obscuros. Volteé a ver a mi secuestrado o secuestradora mejor dicho.

Se notaba cómoda y complacida ante la situación que tenía enfrente de sus ojos, portaba un juego de ropa interior de colores morado y negro mientras estaba sentada en mi cintura. Ambos nos quedamos callados hasta que se inclino a mi rostro reduciendo la distancia de nuestros labios a un centímetro.

Su aroma era algo cautivador y sus ojos que no dejaban de asechar a los míos se volvían cada vez más intensos y como un amante, lentamente se acerco a mi oreja izquierda y la empezó a besar tiernamente, fue recorriendo mi mejilla hasta llegar al centro de mis labios. Automáticamente mis ojos lentamente se volvieron a cerrar y empecé a disfrutar del momento. Forcejeaba con las amarras de mis piernas y las esposas de mis muñecas pero no para quitarla de mí, sino para poderla tocar, para poder acariciar esa mejilla suya y poder rozar su hermoso cabello. Mientras nos sumergíamos en un beso, sus manos empezaron a acariciar mi cuerpo.

Estaba cautivado y mi corazón no dejaba de palpitar y la temperatura de la habitación incremento.

Termino de besarme en los labios y se volvió a sentar en mi cintura, no sabía que decir o hacer; me tenía donde quería. De pronto, de su cintura saco un cuchillo y me lo mostro mientras me veía y sonreía como si tuviéramos una conexión amorosa y hubiéramos hecho el amor minutos antes, aun así no deje de mirarla a los ojos y lanzando un suspiro, volví a cerrar mis ojos.

Sentí como se inclino hacía mí y como sus labios se volvieron a poner cerca de uno de mis oídos y empezó a decir:

-Dime, ¿por qué no te puedo matar?-

Me quede callado.

-Hay algo en ti que no me deja hacerlo. No te conozco pero siento como si, te sonara tonto, te amara-

Seguí callado pero en ese momento, sentí el filo del cuchillo pasar por uno costado de mi cuerpo. Estaba asustado y excitado al mismo tiempo.

-Pero tú esposa…-

Brinque al acordarme de ella pero seguí manteniendo mis ojos cerrados y el silencio de mi boca.

-Te apuesto a que ya no te acordabas de ella. Ella es…, como decirlo…- Se acerco aun más a mi oreja- Mala, abusa de su poder, indigna y deja en la calle a personas honestas.-

Abrí los ojos y como si hubiera recuperado las fuerzas en mi habla le dije:

-¿Qué quieres que haga?-

-Eso ya lo sabes- Y sumergiendo el cuchillo en mi abdomen siguió hablando. –Tienes algo especial y tienes que aprovecharlo.

Con u grito sordo absorbí el dolor del frío metal de cuchillo introducirse en mi cuerpo, rasgando mi piel y atravesando mis entrañas. De alguna u otra forma alcance a decir:

-¿Quién eres?-

Y como si estuviera esperando esa pregunta me dijo sensualmente mientras con una mano acariciaba mi mejilla y con la otra la herida de la que brotaba sangre.

-El amor de tú vida-

lunes, 23 de mayo de 2011

El inicio de un asesino. Parte 1

A veces la gente se pregunta las causas de diversas acciones que realizan, esta es todo lo contrario. Sé porque cambie mi postura ante la vida, se porque hago lo que hago, se porque soy lo que soy.


Ya que esta carta fue encontrada en la caja donde guardo mis posesiones más preciadas como una foto de mi familia y una carta de una mujer a la cual amaba y que pronto sabrán el porqué de su defunción.


Antes que nada te quiero felicitar, seguiste las pistas joven buscador y ahora aquí esta tú recompensa, lo que habías estado buscando por años; respuestas, el porqué, el quién y el cómo.


Este texto literario fue escrito en uno de los moteles en donde cometí uno de los tantos asesinatos, después claro de desangrar a la prostituta que mataba a sus clientes; pero eso ya lo sabías. Ahora te preguntaras porque te diré como empezó todo, la respuesta es simple, la gente tiene que saber.


Son cerca de las 2 de la mañana y todo está en silencio, tengo solo prendida la lámpara del escritorio de la habitación y me encuentro inspirado acerca del relato.


Algo que debo decirte es que en la carta que ahora tienes en tus manos, están mis huellas dactilares, no encontré la necesidad de ocultarlas ya que sabes quién soy, pero no quién era.


Mi nombre era Macro Padilla Mora, nacido el 23 de mayo de 1987 de padres humildes que siempre se demostraban su amor. Mexicano y con una hermana y un hermano, ella menor por dos años y el mayor por tres.


Fui un niño común que jugaba con autos a escala y muñecos de acción; ya en mi juventud solo encontraran éxitos escolares con los que enorgullecí a mis padres y logre diferentes acreditaciones. Terminando una carrera de manera exitosa de ingeniería en una universidad privada y casándome joven, sin hijos y sin perro.


Amaba a esa mujer y fue la correcta para contraer matrimonio, tuvimos una bonita luna de miel en los Cabos donde disfrutamos del sol y de lo que nuestros cuerpos aguantaban. Duramos dos años muy felices hasta que apareció ella, la mujer con la que soñé durante días después de conocerla y que me cambiaría por el resto de mi vida.


Caminaba por las calles oscuras de la ciudad de México en la colonia Cuauhtémoc ya que mi auto no servía por fallas mecánicas; de pronto empecé a oír unas pisadas detrás de mí, estas se acercaban rápidamente como una persona que corre la última recta en una carrera y que está a punto de alcanzar a su contrincante.


Me detuve en un poste de luz y girando mi cuerpo observe a una joven mujer de no más de 27 años; además era alta, delgada, de cabello obscuro rizado, tés blanca y lo que más sobre salía, tenía unos ojos cafés hermosos y unos labios perfectos de color rojo que cautivarían a cualquier hombre. Portaba unos pans negros y su aspecto demostraba que llevaba corriendo por lo menos un par de kilómetros.


En ese instante, mientras estaba paralizado ante tal mujer que se acercaba a mí olvide que estaba casado que amaba a mi pareja, fue como un golpe de emociones que invadían mi pecho, sentía nerviosismo y al mismo tiempo adrenalina; lo que nunca me imagine fue que cuando pasara enfrente de mi me miraría y dijera en voz baja “Ven”; tomándome de mi brazo me jalo para seguir su camino y de manera involuntaria di el primer paso hacia ella para después seguirla.


Corría de manera sigilosa por la calle, mientras yo solo la seguía sin saber a dónde íbamos. En uno de los tantos callejones de una calle que no recuerdo cual era, entramos corriendo a obscuras a lo alto de la pared izquierda de un edificio se veía una ventana abierta e iluminada. Sin dudar, la joven hermosa saltó y tomando unas escaleras de emergencia se balanceo y logro sujetarse de ellas hasta que empezó a subir; de igual manera pero con más esfuerzo logre tomar las escaleras que pendían sobre el suelo y logrando aferrarme a ellas empecé a subir hasta que en un cuarto piso la mujer entro por la ventana que estaba abierta. Me encontraba rezagado de ella así que tarde en entrar por la ventana.


Era un cuarto de color rosa descolorido que estaba alumbrado por una lámpara de un escritorio que estaba pegado a la ventana. Tenía un colchón algo viejo y un armario cerrado que apenas y se podía sostener de los rieles pegados al techo.


Con la vista busque a la persona que me había llevado hasta ese lugar, pero no estaba. Me acerque a la puerta y trate de girar el cerrojo pero estaba cerrado, cuando como si lo hubiera sabido antes, mire al armario y me acerque lentamente a él. Eran dos puertas, tome una de orilla y la abrí precipitadamente logrando un estruendo en la habitación, pero estaba vacío. Introduje mi cabeza de manera temerosa al armario para ver si no estaba escondida en el otro lado de la puerta.


Estaba obscuro pero aun no aparecía nadie, cuando de pronto sentía como algo se introducía en mi cuello y una mano tomaba mi cabeza impidiendo que girara. La fuerte mano me soltó y logre voltear, era la joven que sostenía en la mano izquierda una aguja vacía, ambas manos tenían ahora guantes de hule. Mientras la veía me empecé a sentir débil y me puse de rodillas, de pronto entendí que se había escondido en el espacio del escritorio donde va la silla, por esa razón no la había visto y mientras observaba el lado contrario del escritorio del armario, ella aprovecho para incorporarse e inyectarme la aguja.


Me derrumbe sobre la alfombre barata y la miraba a los ojos, la vista se empezó a hacer borrosa pero logre ver como esos labios formaban una sonrisa diabólica antes de que me quedara en penumbras.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Renacer

Tras haber escrito el texto de la “teoría dioscritica”, nunca pensé volverme a meter con la religión más popular de México.

No creo en el cielo o en el infierno como un lugar donde van a descansar las almas o a penar por sus acciones en vida. Considero que en la Tierra, donde vivimos, están ambas cosas. Solo que las personas deciden en donde estar.

En la vida decidimos que hacer y por reacción a nuestras acciones nos colocamos en un cielo o infierno.

¿Pero qué pasa cuando morimos? Tengo una teoría que a muchos les podría sonar loca o hasta demasiado fantasiosa, pero ya que la gente cree lo que quiere yo creo en esto:

• Una persona y vuelve a nacer como otra u otro ser vivo.
• Al volver a nacer claramente olvidamos nuestra vida pasada, junto con las personas que nos rodearon y los logros que hicimos. De esa manera se realiza un ciclo de vida que varia.
• Una persona puede volver a nacer siendo un perro, un humano o una planta. Explico: al morir una persona, en algún otro lado del planeta otra está naciendo y su alma ingresa a su cuerpo tomando vida.
• El tiempo que nos mantengamos en vida depende de las características mentales del ser.

Esta teoría sonara como otra religión proveniente de la India, pero esta no sigue un orden determinado, sino que varía, y estas variaciones son causadas por la moral con la que se tomaron las acciones que tenía el ser en vida.

Todas las cosas nuevas reciben críticas, esta no será la excepción.

Tal vez en mi vida siguiente seré un animal en extinción o una planta, quien sabe; pero no recordare mi vida y empezare otra, eso será algo gratificante.

sábado, 14 de mayo de 2011

Las malvivas de una familia

Todas tenemos unas o unos en la familia. Se esconden tras una sonrisa o un silencio incomodo. La mayoría son tratadas con respeto por los adultos de una familia, por que las ven como niñas o niños buenos.

Por otro lado, esté tipo de personas son alcohólicas, hipócritas con los demás “incluyendo familiares y amigos cercanos” e interesadas solo por interés propio.

Un ejemplo: En mi familia hay una en especial que llamó en esta ocasión chica “J”. La navidad pasada la chica “J” critico y hasta ridiculizo a la demás familia.
Todas las navidades mi familia se da regalos de uso “íntimo”, si es que se pueden llamar de esa manera; la cosa es que esta chica creyó que nos dábamos regalos de calidad como playeras y pantalones, al darse cuenta que no era así, no faltaron los comentarios fuera de lugar y hasta humillantes pero eso no fue lo peor, sino que como llegó de sorpresa en esas fechas nadie le dio nada, he ahí la razón de sus comentarios.

Esa misma navidad se le olvido una chamarra que de disque marca, la verdad es que estaba más chafa que nada, pues no mando a mi hermana a dársela y ella estaba de vacaciones; lo bueno es que mi hermana se negó, pero mando a una prima que se la diera EN UN CASA, QUE ERA DE UNA DE SUS AMIGAS Y DONDE SE ESTABA QUEDANDO A DORMIR, Y LO PEOR ES QUE LA CASA ESTABA HASTA SAN JUAN DE LA CHIN… y de lo demás ya no prefiero hablar.

Por desgracia esta la niña “J” antes se quedaba a dormir a mi casa, no hasta llamó a su amigo del D.F. para que fuera a verla y el pobre tipo vivía hasta Polanco y yo en Iztacalco. Esa ocasión se le acabo el crédito al ponerse de acuerdo, y llamo por media hora por el teléfono de mi casa.

Entre otras atrocidades de esta joven de la alta sociedad universitaria son:

1. Rompió un disco de mi papá del concierto de Robie Williams, por no fijarse donde sentarse.

2. Siempre en las mañanas que se levantaba ponía su música de chica fresa y se metía a bañar, dejando la música puesta y a alto volumen.

3. Y cuando quería ver la televisión tenía que ser en sus programas de MTV, que son más…malos que los del canal 2.

Eh ahí ejemplos de personas que critican hasta a su familia, que se creen de la alta sociedad y que solo les importa ellas mismas.

Por suerte son pocas, pero como fastidian. Así que cuidado.