viernes, 26 de agosto de 2011

El mal de mi generación, de la pasada y también de la anterior.

3 de cada 10 mujeres de 15 a 21 años, en estos años tienes un hijo, o están embarazadas. De esas 3 mujeres, 1 de 3 hombres se hace cargo de su hijo y ese 1 es mayor o menor que la madre por un año o máximo 3. Estas niñas viven en la parte social media-baja de la ciudad de México, ¿Qué acaso hay no venden condones o no aun no es aprobado el aborto en esa sección de la ciudad? Con respeto a las pequeñas madres, son unas pendejas; no hay excusa de esa decisión.

“Soy católica y si aborto me voy a ir al infierno” ok, entonces has una vida de sufrimiento a un ser humano que tú misma engendraste. El aborto no es matar.

Con este texto no trato de lastimar a alguien o cambiar la opinión pública. Solo es triste para cualquiera.

Estaba en el transporte público en una zona cualquiera cuando se subió una chava no mayor que yo, bonita; pero no sola, con un bebe. Y todo por un momento de “placer” porque no es amor, es estupidez.
Pero se preguntan y a mí que me incumbe su vida. Simple:

1. Hacen ver mal al país.

2. Hacen ver a las mujeres como unas zorras, cuando la mujer mexicana es hermosa.

3. El país no avanza, así de fácil.

Aunque hay algo bueno de esto y lo debo agradecer. Gracias a esos hombres y mujeres que por tener un hijo no terminaron sus estudios y mucho menos una carrera, yo voy a tener más oportunidades de un trabajo mejor porque no va a haber demanda laboral. Es triste no.

Nunca me he encontrado en una posición igual o parecida, así que no se que sienta, pero siempre hay opciones.

Pregúntenle a cualquier mujer que ya halla tenido un hijo ¿Te arrepientes?

martes, 2 de agosto de 2011

Una fantástica travesía. Parte 2

Con su brillante armadura, su letal espada y su protector escudo, el joven cabalgaba velozmente sobre el bosque. Veía el pasar de los animales y de los incontables árboles que estaban a su alrededor mientras seguía la rocosa senda que no parecía tener fin hasta que al fondo vio un haz de luz que fue incrementado su tamaño hasta que por fin salió del bosque, pero ahora se enfrentaba a un desierto aun más imponente que el bosque. Era su primera prueba, los duros cambios de clima; en el bosque era húmedo y en el desierto eso desaparecía y se convertía en un golpe de calor.

El sol estaba es su máximo esplendor cuando el caballero llego a el primero de varios obstáculos que tendría que pasar; los rudos canales de Churubusco. Era como una línea que dividía al desierto en dos, no podías observar de donde se originaba ni donde desembocaba porque era tan largo que a la vista era imposible.

Al llegar a la orilla del río el joven se bajo de caballo y observo tan majestuosa imagen que le pareció imposible de ser. En frente de él, el río se dividía en dos ya que y luego se forma otra vez en uno solo ya que, había un pequeño pero considerable circular montículo de tierra que provocaba que el agua lo rodeara.

No podía pasar caminando sobre el río porque su profundidad era inimaginable, era tan profundo que vio una piedra sobre el suelo, la tomo y la aventó sobre el río, no pudo ver el fondo. Pensó brincar, pero no lograría llegar al montículo con su armadura puesta por ser muy pesada así que se quito la armadura quedando con un pantalón de tela y una camisa de lana delgada, después la armadura la arrojo al montículo y volvió a subirse al caballo retrocedió un par de metros para tomar impulso y pateo al caballo para que empezara a correr y luego brincar al montículo, lo logro lo que no había previsto era que el montículo era arena movediza así que cuando el caballo se paro sobre el montón de arena se empezaron a hundir.

El caballo empezó a agitarse e impulsivamente volvió a saltar al otro lado llegando al otro extremo del canal, el joven volteo a ver su armadura y lo único que logro percibir fue como se hundía su juego de pechera, casco y demás objetos brillantes que cubrían sus piernas y brazos.

Lo único que pudo hacer fue suspirar y seguir el camino.

lunes, 1 de agosto de 2011

Una fantástica travesía. Parte 1

Erase una vez en la época de los caballeros y dragones en la vieja Europa donde vivía un joven y honesto aprendiz de caballero, su tutor, era uno de los tantos caballeros de la mesa redonda. Este joven uno de los tantos días de su vida conoció a una bella cocinera, ella era un poco mayor que él en edad pero tenían tantas cosas en común que se llegaron enamoraron profundamente.

Ambos vivían en el castillo del rey lo que facilitaba que se vieran y así fortalecer el amor que se sentían hasta que un día, el rey ordeno a la cocinera que se marchara con a otro reino para servirle a otro rey; eso devasto a la noble pareja.

Durante meses el futuro caballero no supo nada de la hermosa cocinera pero siempre estuvo pensando en ella ya que era su inspiración para después ser el mejor en todo el reino y así poder ir en busca de esta joven damisela.

Era un día nublado y oscuro cuando estaba practicando con su espada el ya adolecente y hábil caballero cuando llego uno de los mensajeros del rey diciéndole que había encontrado a su amada en uno de los tantos viajes que había hecho. “Está al otro lado del reino, pasando los rudos canales de Churubusco y el tramposo camino del Viaducto” le dijo el mensajero, pero no le importo, sabía que pronto la vería y volverían a estar juntos. Al día siguiente, cuando el joven estaba dispuesto a irse su maestro le dijo “encontraras obstáculos más grandes de lo que te imaginas pero si logras pasarlos tu entrenamiento habrá concluido y serás un caballero, te estaré esperando joven aprendiz” y con un asentimiento de cabeza partió hacia el horizonte en su caballo el hombre que ahora estaba buscando a su futura esposa.