sábado, 23 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 13

-Suficiente de ti. Suficiente de tus juegos, de tus retos y de tus maldades- Ahora él sonreía confiado de sus palabras –No sé qué tramabas al traerme aquí, al hacerme caer en tus brazos para después demostrarme que eres una perra cualquiera que intentaba hacer locuras, pero todo para que al final quedaras hecha porquería dentro de la tina donde casi mueres-

Se acercó a mi rostro y me todo con sus manos fuertes del cuello.

-Pero te lo digo una vez y solo una vez. Vuélvete a aparecer en mi vida y no voy a ser tan piadoso de ti preciosa- Después de sus palabras y su mirada centrada en la mía me escupió dejando su saliva en mi nariz y cubriéndome un ojo.

-¿Entendiste bonita? Búscame y hasta quedaras- Me soltó de la cara y se salió de la tina con lentitud.

Me limpie la cara con las manos mojadas aun y lo vi ahí parado; debajo del marco de la puerta del baño. Sin camisa exhibiendo su cuerpo tonificado y su pantalón de mezclilla mojado. Era más alto de lo que pensaba.

Nos quedamos viéndonos por unos momentos hasta que le dije seriamente.

-No somos tan diferentes. Yo te trate de matar y luego te salve; lo mismo hiciste tú conmigo. Te demostré que eres tan perro como yo-

-Pero todo eso lo hiciste sin tener un motivo; yo si lo tenía y esa era la gran diferencia-

-¿Un motivo? Aun no puedes saber el motivo; no es tiempo mi amor- Estas palabras lo dejaron en silencio y me regalo una última mirada antes de ir a la puerta de salida del cuarto y desaparecer de mi vista.

Era silencio la habitación, por alguna razón no había salido aun del cuarto. Algo esperaba y yo no tenía su tiempo.

Salí de la tina escurriendo sangre diluida en agua y me pare donde él había estado, sacando solamente mi cara y ahí fue cuando lo vi.

Parado enfrente de la puerta, pensando, decidiendo que hacer conmigo sobre todo.

-¿Por qué aun no te vas? ¿Qué esperas al dejarme aquí como novia de pueblo? ¿Crees que te necesito o que voy a cumplir con mi palabra? Eres como cualquiera, solo vez a las mujeres como objeto, pero cuando una te quiere matar estas en todo un dilema- No se movía de la puerta –Dime ¿Cómo vas a acabar conmigo?-

Giro su cuello y me miro de reojo

-Te encontrare y te matare- Con su mano tomo la perilla y la trato de abrir. Se giró viendo su mano en el objeto de metal y ahora con ambas manos trato de abrir. Estaba cerrada.

Empezó a empujar la puerta y a golpearla con sus puños histéricamente.

-¡Ayuda! ¡Alguien por favor, ayúdeme! ¡Alguien! ¡Ayuda!- gritaba con fuerza mientras golpeaba la puerta.

-No tendrás que buscarme, porque yo ya te encontré- Y las luces del cuarto se apagaron.

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