domingo, 27 de noviembre de 2016

Días del Futuro. Parte 7.0

Fueron más rápidos de lo que había imaginado haciendo mi reacción algo muy lento ante los gritos de aquella dama que trataba de cubrirse la cara con sus brazos y con sus piernas trataba de quitarme de encima de ella.

Un par de manos me tomaron de los hombros y me jalaron hacía los pies de la cama tirándome al suelo mientras mi cabeza rebotaba con el suelo sucio. Abrí los ojos viendo el techo descuidado y con un gran dolor de cabeza vi como una cara enojada aparecía ente mí y me mostraba sus dientes amarillos. Era un hombre blanco, con pelo corto y subido de peso; un tipo de seguridad sin miedo a equivocarme.

De pronto mi vista se volvió oscura y mi respiración cambió, me habían puesto una bolsa de plástico y ahora me arrastraban fuera de la habitación con gran rapidez. Trataba de quitarme lo que tenía puesto pero siempre que trataba de llevar mis manos al rostro era aventado contra una pared de frente y sin esperar seguían arrastrándome. En un punto dado dejaron de moverme por el suelo y pude respirar un poco porque la bolsa no estaba sujeta a nada pero repitiendo sus acciones, al momento de llevar mis manos a mi cara en lo que seguía acostado, recibí una patada que me saco el aire del cuerpo al principio pero no me imaginaba que me habían tirado por unas escaleras dejándome caer unos metros, rodando en la oscuridad y siendo golpeado por aquellos escalones fríos; no era el primero pero tampoco iba a ser el último.

Llegue a suelo firme y con el cuerpo molido intente moverme pero alguien ya me estaba esperando. Me tomaron de una pierna y me siguieron arrastrando pero ahora con la cabeza rezagada y los brazos extendidos. La bolsa ya estaba casi rota y alcanzaba a ver por un orificio.

Estaba en un pasillo lleno de puertas y poco alumbrado, por él pasaban mujeres desnudas o en paños menores que no se inmutaban en mirarme, parecía que era algo común que alguien fuera arrastrado por ese lugar. Alcance a ver a una chica que miro mi cuerpo pasar y alcanzo a escupirme con un rostro de asquerosidad demostrado.

No pasó mucho cuando comencé a subir unas escaleras y trataba de levantar la cabeza para no ir revotando pero no tenía la fuerza suficiente para hacerlo. En un punto dejaron de subirme y me dejaron tirado sobre el suelo boca arriba, me tomaron de los brazos y me levantaron; yo trataba de quedarme en pie pero tambaleaba como un borracho con el corazón partido.

Me quitaron la bolsa de la cabeza y la luz me cegó haciendo que cerrara los ojos y no viera nada, solo escuche como una puerta se abrió detrás de mí y en seguida como era de nuevo empujado y chocaba contra un contenedor de metal que estaba en ese lugar a propósito. Solo tenía dos cosas en la cabeza, el intenso dolor en mi cuerpo y el saber que ya estaba afuera de aquel lugar; ya que sentía la lluvia caer sobre mi cuerpo que descansaba sobre el concreto que comenzaba a humedecerse.

Creía que eso era todo, que ya había acabado la pesadilla pero aún falta una cosa.  Una paliza de dos hombres que apenas alcance a ver. No sé si fue mucho tiempo el que pasó pero a mí me pareció toda una eternidad hasta que dejaron de hacerlo y alcanzaba a escuchar como la puerta de cerraba de golpe dejándome moribundo en la oscuridad de la noche.

“Acabala, acabala, acabala, acabala, acabala, acabala…” Una y otra vez en mi cabeza con esa linda y terrorífica voz.

Todo lo que me había pasado no sabía si era porque había desobedecido esa orden o porque pensaban que la había cumplido, pensamiento que ahora saben; es erróneo. Aquella chica estaba sin un solo golpe y yo había sufrido las consecuencias de mis actos, vaya héroe; y con esa idea en lo poco que me quedaba de cordura me levantaba de aquel sucio callejón y me dirigía a la calle, en donde las personas caminaban sumergidas en sus pequeños y estúpidos mundos digitales y sin darse cuenta de mi pasaría frente a ellos, cruzando la calle y llegando a la puerta principal de mi edificio y al abrirla me desplomaría perdiendo el conocimiento.


Escuche comentarios obscenos, insultos y demás por parte de mis vecinos que entraban y salían del edificio sin ningún interés de ayudarme. Así era la vida y así debía ser.  

sábado, 12 de noviembre de 2016

Días del Futuro. Parte 6.0

-¿Te piensas quedar ahí sentado toda la noche viendo la televisión?- Me preguntaba mientras seguía sentada en aquel sillón de tela colorida y yo estaba sentado en la cama recargado en la pared con el control remoto en mi mano tratando de encontrar algún canal que no fuera pornografía ni violencia sexual.

-¿Por qué no simplemente disfrutas del momento como me lo comentaste en tu discurso de hace un momento y respiras?- Trataba de no mirarla porque claro, estaba encantado de ella.

-Porque los de tu tipo son los que más miedo me dan. Están tranquilos en un momento y después de un rato van al baño a drogarse y regresan más bestias que nunca- Ya había perdido esa postura de seducción y estaba recargada con sus codos en sus rodillas.

-Ten por seguro que no traigo droga y que no me voy a volver una bestia, es un error que este en estos momentos contigo. Nunca quise en realidad tocar ese vidrio, jamás quise contratarte ¿de acuerdo?- Nada en la televisión, era mejor apagarla y buscar algo en el radio, un noticiero o algo diferente.

-Nada pasa porque no queramos, todo es por algo en esta vida. Por algo estas ahí sentado, estas esperando algo; al igual que yo y no soy una persona que tenga mucha paciencia- Ya estaba recargada en el sillón con su vista en el techo blanco.

-Espero irme de este lugar lo más pronto posible- Apague el televisor y con la mirada comencé a buscar el radio, nada; esto no era bueno.

-Esto no va a acabar hasta que hagas algo conmigo. Tu y yo sabemos que hay cámaras por todos lados y están viéndonos por pantallas esperando que hagamos algo para entretenerlos y al terminar, abrirán la puerta y te podrás ir- Me lo decía como si no hubiera otra manera y creo que no la había.
-En ese caso ven, siéntate a mi lado y… no lo sé; primero lo primero- Pensar, debía pensar.

-Me parece bien- Y regreso aquella voz seductora mientras se paraba y caminaba a mi lugar. Decidió detenerse a los pies de la cama y subiéndose a ella comenzó a gatear hasta mí, hasta tener su boca cerca de la mía y sentir su gélida piel.

-Listo guapo ahora ¿qué se te ocurre?- Y me regala un beso en el borde de uno de los lados de mis labios.

-Creo que, irme de aquí- La tome de golpe por los hombros y la tire a un lado mío haciendo que los giráramos hasta yo estar encima de ella con la misma distancia entre nuestras bocas. Solo soltó un gemido por la sorpresa pero al final mantuvo la boca cerrada y los ojos bien abiertos por lo que había pasado -¿Dónde están las cámaras?- le pregunte y eso la sorprendió.

-En aquella esquina detrás de ti y en la mesa que está a un lado de la cama- Y con un gesto con el rostro me reafirmo las ubicaciones –Después de esto puedes pedir tu DVD en alta definición, a mí también me dan una comisión mientras más bueno este-

-No lo vas a querer porque no va a existir. Te voy a besar y vas a enredar tus piernas en mi cadera, después te voy a cargar levantándome de aquí y poniendo tu espalda contra la pared; momentos enseguida debes soltarte e irme empujando a la mesa, me acostare y te pondrás encima de mí; debes hacer muchos movimientos para tirar las cosas de la mesa contando la cámara- Mientras le decía esto tocaba sus mejillas tiernamente y le hablaba al oído en lo que con mi mano libre sujetaba su muslo y cadera –Me levantare regresando a esta misma posición donde yo le daré la espalda a la cámara y comenzaras a gritar pidiendo ayuda ¿Entiendes?- No paraba en mis movimientos.

-Entiendo la parte de los besos y las caricias pero no entiendo…- Y antes de que terminara la comencé a besar ferozmente y ella respondió de la misma manera.

Seguimos los pasos en el orden antes dicho y ella le agrego mordidas en los hombros y rasguños en la espalda al estar recargada contra la pared, después fueron gemidos al yo golpear su trasero al estar sobre la mesa y ella sobre mí; sin duda que tiro la mesa y todo lo que había ahí.

Regresamos a la cama y me senté en su cadera mientras ella acostada me veía.

-¿Lista?- le pregunté.

-¿Lista para qué?- Y le enseñe mi puño mientras lo ponía frente a mí.

Lo vio hipnotizada y tragando saliva solo dijo antes de que abalanzara mi fuerza contra ella “eres igual a todos” y cerró los ojos con fuerza.

Exactamente, lo era; y con fuerza solté el primer golpe en el que solo ella forzó todos los músculos en su rostro para tratar de evitar el dolor.


Uno, dos, tres, cuatro. Con las dos manos. Uno, dos, tres, cuatro. 

jueves, 10 de noviembre de 2016

Días del Futuro. Parte 5.0

La puerta se cerraba frente a mí, justo en mi nariz mientras aquella mujer desaparecía de mi vista con una bella y aterradora sonrisa en su rostro. Lo único que fui capaz de hacer al escuchar el seguro ponerse fue recargar mi cabeza en la madera de la puerta y suspirar esperando que todo esto se acabara pronto.

Sabía que no debía de estar en ese lugar, que había sido una pésima decisión el haberme levantado del suelo mientras sentía la necesidad de algo, de lo más cercano a estar vivo o de sentir algo de calor; la soledad puede irte matando poco a poco pero al final eres tu quien jala del gatillo. Maldita noche y maldita vida que me había llevado hasta ese punto.

-¿Te piensas quedar ahí toda la noche?- Una voz cortada, una voz femenina, una voz que tenía que d-e-s-t-r-o-z-a-r.

-Te aseguro que no quieres que me dé la vuelta y haga lo que tengo que hacer- Mantenía los ojos cerrados y dándole la espalda.

-Sé que no voy a durar mucho en este negocio y que cada noche cuenta pero también estoy lista para lo que tenga que venir- Y su voz no negaba lo que comentaba.

-Pareces estar muy segura de lo dices pero yo no soy el indicado, no debería estar aquí- Levante la vista y abrí los ojos, aún seguía la puerta cerrada.

-Nadie debería estar aquí pero hay cosas que no puedes cambiar ni hoy ni nunca. Anda, date la vuelta y aunque sea dame la satisfacción de ver el rostro del hombre que se interesó en mi cuando estaba muriendo en aquella jaula de vidrio y que, de no ser por el ya estaría muerta y talvez aun siendo el espectáculo de hombres que buscan descargar su ira y que solo Dios sabe que habrían hecho con mi cuerpo; profanarlo aún muerto hubiera sido poco- Dios… dios no existe en este mundo.

Me di la vuelta temor, como si fuera yo quien fuera a ser abusado; quien estuviera metido en el infierno mismo y ahí fue cuando la vi, cuando aquella mujer ya respiraba con facilidad, que tenía los ojos abiertos y que no temblaba ni se desvanecía en una habitación solitaria. Ahí estaba yo para hacer su muerte más… acompañada.

-No estas mal a decir verdad, un poco jodido y con marcas de que eres un pobre diablo; pero nada mal- Mis ojeras, marcas en la cara, cabello desatendido, manos de obrero, ropa sucia y pose jorobada no ayudaban mucho; sin nombrar las marcas de inyecciones en la parte interna de mis codos ni de los tatuajes de mi cuerpo, pero ella decía que no estaba mal… que dulce.

Tacones negros, ligero “blanco”, tanga negra, corsé gris y sostén negro eran sus prendas. Uñas de los pies y manos pintadas de rojo al igual que sus labios y un cabello, que claramente era una peluca, de color azul que llamaba demasiado la atención; me mostraban a aquella mujer joven sentada con las piernas cruzadas en un sillón en forma de C que se me veía con esos ojos adornados con sombras y diamantina que me costaba descifrar por el momento su color. Nada mal.


-¿Y? ¿Te gustó guapo?- inclinaba su rostro a un lado y sonreía, una sonrisa que me hubiera creído en otra época pero no hoy, no ahora en esta habitación con una mesa de vidrio redonda, una cama matrimonial con millones de rastros de otras personas,  un baño sucio con una gotera en el lavamanos, un ventilador que giraba lentamente, luces en las paredes de neón y un teléfono para pedir hasta los más peligrosos objetos existentes con la simple razón de causar placer. Había gente muy enferma en este mundo y ahora yo estaba entre los primeros lugares.