Abrí los ojos de golpe y expulse el agua que había en mis
pulmones mientras asustada trataba de jalar oxígeno para mi cuerpo. Mis piernas
y manos temblaban con ese hormigueo característico de falta de sangre.
Cuando mis ojos se adaptaron a la luz y pude recuperar el
aliento me di cuenta que seguía dentro de la tina pero está bajaba su nivel de
agua poco a poco y que él estaba sentado enfrente de mí en el borde de la
estructura con sus piernas dentro.
Sus ojos estaban totalmente centrados en mí, expresando
cierta angustia pero también cierta tranquilidad. Respiraba con nerviosismo y
fatiga.
-No despertabas- Dijo en un tono bajo y serio.
-No tenía que despertar- Tampoco lo dejaba de mirar con
seriedad.
-¿Porqué? ¿Por qué todo esto?-
-Porque así tiene que ser- Fueron palabras que hicieron el
silencio en la habitación hasta que volví a hablar.
-En mi bolsa, ve a mi bolsa y tráemela- Titubeo por un
momento pero se terminó parando yendo por mi bolsa y aventándome a las piernas
que estaban mojadas.
Se volvió a sentar en la tina apoyándose con las manos y haciéndome
un ademan de que ahí estaba mi bolsa.
Lance un suspiro, cerré los ojos y le dije:
-¿Has jugado a la
ruleta rusa?-
-No, nunca-
-Entonces juguemos- conteste en una onda de adrenalina
abriendo los ojos y sacando con un movimiento una pistola de la bolsa para al final
apuntarle y jalar el gatillo.
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