sábado, 29 de septiembre de 2012

Dos cuerpos bajo la lluvia.


El silencio de mi caminar era eterno mientras te recordaba parada en la puerta de tu dulce hogar mientras me alejaba lentamente con la lluvia cayendo sobre todo el valle. De la nada voltee y escuche tus pasos rápidos acercarse a mí, seguidos por un abrazo y un sollozo que nunca me gusta oír de ti.

El agua saltaba del suelo y regresaba para volver a ser parte del charco que se había formado. Se escuchaba como caía del cielo a gran velocidad y chocaba contra lo que se encontrara en su paso. Nos empapaba con gracia mientras estábamos abrazados bajo ella; mientras tus propias gotas paseaban por tu suave mejilla y yo te decía al oído cuanto te amaba en ese momento, en el pasado y ahora.

Regresábamos bajo techo y sin dudar nos dábamos un tierno y eterno beso, con un lado la lluvia cayendo y del otro una lámpara prendida iluminando lo suficiente para ver su hermoso rostro. Mientras el beso se prolongaba nuestros cuerpos se iluminaban rápidamente y producían un estruendo que hiso que nos juntáramos aun más y sintiéramos nuestros corazones palpitar cada vez más fuerte.

Bajo la lluvia miles de cosas pueden ocurrir, pero solo unas pocas son las que tienen un valor inigualable.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Un año.

Hace más de un año la conocí, la vi a los ojos y supe que era hermosa.

Hace un año una historia de novela y de fantasía comenzó.

Hace once meses...
Hace diez meses...
Hace nueve meses...
Hace ocho meses...
Hace siete meses…
Hace seis meses…
Hace cinco meses…
Hace cuatro meses…
Hace tres meses…
Hace dos meses…
Hace un mes…

Y nunca la he dejado de amar.

Por amor estoy con ella.
Aunque discutamos y peleemos, ella es mi vida.
Momentos hermosos e pasado a su lado, los que nunca cambiaria.
Ella es mi vida y mi novia.

Camino en un túnel sin luz y solo sigo una voz que me cautiva en esta vida. Confió en ella y estoy encantado de su tono. Pame, mi pame; así a llamo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

La terraza rosada.


El atardecer caía sobre nuestros cuerpos cálidamente mientras besaba apasionadamente tus suaves y deliciosos labios. Mis manos paseaban por tu cuerpo sintiendo todo tipo de texturas y mis ojos permanecían en la oscuridad viendo todo tipo de colores distorsionados. Sentía tu aliento en mi cuello y tu corazón gritar por salir disparado por la alteración.

La gente alzaba la vista para vernos sobre el borde de la terraza rosada del elegante restaurante de la ciudad. Vestíamos elegantes pero perdíamos la compostura conforme al tiempo y a la caída de la luz del astro. Eran cientos las personas que nos miraban por debajo, entre hombres y mujeres sus gestos estaban repartidos pero todos en común, era de seriedad y normalidad.

El Sol bajaba y la temperatura igual.

Estabas en el borde de la barandilla mientras te besaba apasionadamente como el amor que sentía por ti y abruptamente mis manos tomaban tus brazos, te dejaba de besar y te empujaba sobre el borde.

Caías a la velocidad de la gravedad sobre la gente que seguía inexpresiva, nadie grito, nadie lloro, ni un solo sonido se produjo. Toda la ciudad estaba callada, viendo la escena.

Casi es de noche y el calor se va olvidando.

Abría los ojos, me acomodaba la corbata, la camisa y el saco y volteaba con un aspecto serio. Alzaba la cara y veía a la misma mujer que había desaparecido de la terraza hace unos momentos, tenía un vestido rojo que arrastraba por el piso de mármol y un aspecto en el rostro que nadie explicaría. Sus ojos eran penetrantes y más hermosos que nunca, su cabello oscuro como la obscuridad que se aproximaba a nosotros  y sus labios expiraban una sensación de sensualidad y placer.

Se acercaba a mi lentamente hasta poderme tomar de los brazos y llevarme a la barandilla del edificio, nunca dejaba de mirarme a los ojos ni de respirar sobre mi cuerpo que estaba a su merced. Sus labios comenzaron a aproximarse a los míos, cerré los ojos pero lo único que sentí fue su dedo índice imponerse al beso que iba a ser eterno entre nosotros.

Abrí mis ojos, deje de inclinar mi cabeza y volví a ver sus ojos que ahora se alejaban con todo y su bello cuerpo. Me daba su espalda desnuda y perfecta. Caminaba lentamente hasta que se detuvo, su cuello giro suavemente para mirarme; esa imagen fue indescriptible, estaba enamorado. Alzo su brazo y coloco sus dedos en dirección a mi posición en forma de pistola.

Eran solo dos metros los que nos separaban, nos observábamos fijamente bajo el silencio de la ciudad y de la gente que nos miraba detenidamente. Yo en el borde de la rosada terraza y ella con una pistola por mano.

Bajo el pulgar.

Un estruendo se escucho seguido por un hombre cayendo de espaldas de un edificio elegante en el que su único atractivo era la terraza rosada. Nadie grito o lloro, solo una sonrisa aparecía en el hermoso rostro de la dama.

Ella miraba el final del día cuando un hombre apareció a su lado y solo la tomo de la mano sin decir más palabras.  Era el hombre que antes había caído.

-Te amo-

-Yo igual preciosa ¿Ya te dije que hoy te ves hermosa?-

-Creo que sí, pero oírlo otra vez me encanta-

La noche empezaba y el calor volvía.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Cuando caminas sobre pozos sin fondo.


Cada paso que das es viendo al horizonte, sin titubear y pensando solo en mejorar. No vez el suelo y te dejas guiar por tu instinto; no es coincidencia que estés seguro de por dónde vas y de donde viniste pero es solo que eres invencible en ese momento, un ser intocable y todos te voltean a ver admirados de la firmeza y de la actitud que se nota.

Pero te caes. Te das cuenta que no estás caminando, estas arrodillado en un vidrio muy delgado que si se rompe caes sobre un pozo sin fondo; donde no hay esperanza, admiración, o incluso vida. Es un mundo lleno de mediocridad y conformidad.

Dudas en levantarte, ya que al aplicar más fuerza en un sector del cristal este se tronara y caerás. Sudas y cada gota que cae al vidrio hace que este se fracture. No puedes respirar ni pensar, estas en  una situación donde no sabes qué hacer; la soledad solo esta a tu lado.

La firmeza gana y empiezas a quererte levantar, te das cuenta que el suelo no se quiebra al ejercer más fuerza hasta que estas de pie, pero no dejas de ver el pozo debajo de ti.

Alzas la vista y das el primer paso, el cristal se quiebra y tu pierna cae, quedas chueco y como sea te logras sostener de la orilla cortándote los brazos y las manos por los vidrios rotos. Te confiaste.

Empiezas a maldecir tu actitud y desearías que todo de alguna manera se acabara, no logras controlar tus emociones, gritas y lloras ante tu imposibilidad de salir de aquella situación que crees eterna. No es fácil pero al final te logras controlar.

Alzas la vista y enfrente de ti hay alguien tendiéndote la mano, esta sobre el suelo pero donde está parado el cristal no está quebrado aun estando demasiado cerca de ti. Piensas si en tomarle la mano o quedarte ahí. La respuesta es obvia pero no es fácil de ver.

Decides estas solo y el sujeto de queda de pie frente a ti, viéndote. Coloca su planta del pie en tu mano y la empieza a presionar con fuerza. Gritar por auxilio pero cuando se te ofreció no lo aceptaste así que nadie te ayuda. Es el momento en el que debes demostrar si eres del fondo o de los que caminan sobre un cristal muy delgado pero con el cuidado que no romperlo.

Logras extender tus brazos y salir del agujero. Estás exhausto y nadie te aplaude, todo está normal. Te pones de pie y en frete de ti, la persona que te había tendido la mano y que después te puso el pie eres tú mismo…pero ahora aplaude tu éxito y desaparece entre la multitud.

Miras el fondo y vuelves a alzar la vista, das un paso con cuidado y luego otro y otro, y sigues tu camino; hasta ahora.