Presionaba los botones para poner la canción que había escogido
para ese momento mientras le daba la espalda, de todos modos no podía hacer
nada, estaba bajo un fuerte somnífero y esté era demasiado fuerte para que el
efecto durara.
No te asombres si una
noche entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía. Bien conoces mis errores, el egoísmo
de ser dueño de ti vida. Eres mía, mía, mía. No te hagas la loca, esa ya muy
bien lo sabías. *
Sonaba en toda la habitación de una manera espectacular,
adecuada para que nuestros vecinos solo escucharan la música y también se ambientaran
pensando que nosotros hacíamos lo mismo que ellos en aquel motel.
Gire sobre mi eje apoyándome en la mesa y viéndolo mientras
le decía:
-No es mi música favorita, pero es apta para la situación.
¿No lo crees?- Llegue mis dedos a mis labios acariciándolos tiernamente y
mordiendo mis uñas.
-El ambiente es eléctrico, es apasionado, es sensual, es lo
mejor que pude imaginar en esas noches de vela planeando esto. No sabes lo que
siento en mi cuerpo y en mi corazón- Con mis brazos presione mi pecho abrazándome
y doblando un poco las piernas le seguí diciendo- Es un gran día, es una gran
emoción y hoy serás mío, mío, mío-
Me agache y lo tome de los tobillos comenzándolo a arrastrar
por la alfombra.
-Ahora ven mi amor, hay que aprovechar la noche-
* Romeo Santos, eres mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario