lunes, 11 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 8

Todo mi cuerpo estaba bajo el agua mientras lo observaba pedir por aire.

Con mis manos tome un pedazo de cinta que amarraba sus piernas y dado que ya estaba mojada la pude romper con facilidad liberando sus piernas y con esto su demás cuerpo.

Él se dio cuenta y de inmediato comenzó a revolverse quitándose la cinta de su cuerpo hasta quedar totalmente en libertad y poderse parar en la tina que seguía recibiendo y tirando agua por todo el alboroto que había generado.

Se quedó parado en silencio mientras recuperaba la respiración y el agua se apaciguaba un poco. Se apoyó en una cabecera de la tina y se sentó cansado.

Yo lo miraba bajo el agua hasta que poco a poco me fui sentando en la tina sacando solo mi cara.

Miraba al agua tratando de encontrar respuestas a sus preguntas mientras inhalaba y exhalaba el aire contaminado del cuarto.

Estuvimos en silencio hasta que de golpe alzo el rostro y me miro con ojos de odio en lo que se lanzaba sobre mi cuello con sus manos por delante y devolviéndome al fondo del agua ahorcándome.

Ahora mis piernas y manos hacían en chapoteo tratando de ayudarme para poder salir de ahí, tratando de apoyarme en algo o de llegar a su rostro para poderme liberar. Era imposible, su fuerza dada su posición era la idónea para evitar que me escapase de ahí.

Necesitaba aire lo más rápido posible y seguí luchando hasta que mis extremidades dejaron de reaccionar y mis ojos se cerraban poco a poco. Fuera del agua escuchaba palabras, pero no descifraba lo que decían y solo veía un espejismo de su cuerpo encima del mío.

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