viernes, 28 de octubre de 2011

El campeón. Parte 3.

Sales de la esquina decidido a que vas a ganar la pelea, confías en cada golpe y en cada movimiento por que es todo lo que tienes. Dejas a un lado a la gente que te abuchea y las críticas que se dicen de ti; dejas al mundo y entras a una dimensión en donde solo existes tú y por ti lograras sobrevivir.

Empiezas a caminar y sueltas los primeros golpes 1-2, 1-2… dejas de golpear y mueves la cadera para que se confunda tu contrincante y vuelves a pegar 1-2, 1-2… hasta que lo logras esquinar y sueltas una ráfaga de golpes deseando que entren y hagan daño, y uno que otro lo logra.

La gente se anima y se levanta de sus lugares, gritan y reclaman que se salga el golpeado de ese lugar; parece una subasta, cada quien dice algo y otro le contesta. Logra salir y se mueve otra vez por el ring y lo sigues moviendo la cadera animado porque sabes que lo tienes sabes que no lo esperaba, es ahora o nunca, con todo. Lo vuelvo a acorralar y le vuelvo a pegar. Arriba, abajo, derecha, izquierda, recto, jab, gancho, oper, todo, vas, venga, dale, ¡DALE DURO!

Y se acaba el primer round.

Te sientas excitado en el banquito y escuchar las instrucciones de tu entrenador que te dice que sigas así, que ganaste el primer asalto, pero que no hay que bajar la guardia. Te vuelves a parar y miras a tu alrededor, aun la gente es hostil.

Suena la campana y sales disparado a buscar a tu presa y apenas y logras que de unos pasos al frente antes de que ya llegues y lo acorrales de inmediato y le pegas otra y otra vez. Pero esquiva un golpe y te logra conectar un golpe poderoso en el costado y te hace retorcerte de dolor y dejas de soltar golpes y ahí, en esa milésima de segundo todo cambio otra vez. Ahora te proteges para que no te tire y sientes cada uno de sus golpes y te retumban los músculos y los huesos.

Suena la campana y estas prácticamente en el suelo, aun sientes las piedras con las que te pegaron y todo da vueltas y no sabes donde estas pero logras sentarte en la esquina. Solo ves a tu entrenado moviendo la boca y las luces por encima de ti agitándose.

Tercer round, el prometido por el campeón para acabarme.

Te levantas y sales ya más tranquilo y consiente a comparación de cómo saliste en el anterior. Ambos nos medimos para soltar los golpes y cuando lo hacemos la gente se levanta de sus butacas y empieza a gritar y más aun cuando logra conectar un golpe y me tira en la lona por primera vez. Tengo la espalda recostada en la lona y logro incorporarme con cierta dificultad, el conteo llego solo a 5. Volvemos a medirnos y solte un golpe que pensé certero pero…volví a estar en la lona, pero ahora solo escuche a la gente gritar y al réferi contar. Estaba oscuro…1…no sentía las piernas…2…logre mover la cabeza y vi a la gente brincar y gritar, pero todo iba muy lento…3…parpadee…4…la vuelta me daba vueltas y buscaba la manera de levantarme… “vamos, arriba, para eso querías esta pelea”…5… “donde están las malditas cuerdas, sujétate, párate”…6… “ahora impúlsate y mueve esas piernas”…7…mire a la gente y seguía gritando, brincando y tirando su vaso con su bebida…8… “dos segundos, vas, vas, vas”…9… “ya estas de pie, sube los brazos y sigue”. Salió disparado para rematarme, si me volvía a caer perdía automáticamente. 1-2, 1-2, recibía, 1-2, 1-2. No sé cómo pero solté un golpe de entre tantos que recibía y logre tirarlo. Estaba sorprendido ¿cómo? 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, y se paro desconcertado por lo que había pasado y sonó la campana.

Cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, decimo, onceavo y en todos nos habíamos pegado, lo había tirado, el me tiro, le abrí la ceja, el me abrió el labio, la gente lo apoyaba, la gente me apoyaba y todo cambio.

Había durado hasta el último round, más que cualquier pronóstico y ahora podía ganar la batalla; nos llamarón al centro del ring para volver a chocar los guantes y vi a mi alrededor, ya no estaba solo, la gente me apoyaba y veía mi esfuerzo y gracias a eso ahora sé que puedo ganar no solo esta pelea sino cualquier cosa. La voluntad, es todo; vamos sigue adelante y demuestra ser el mejor.

Ultimo round, ¡CON TODO!

miércoles, 26 de octubre de 2011

El campeón. Parte 2.

Escuchas como la gente te abuchea y te molesta gritando el nombre de tu contrincante a tono mientras caminas entre la multitud que trata de provocarte sobre una impresionante infraestructura donde en esta ocasión se lleva a cabo una pelea de box. Te protegen tus entrenadores entre otros tantos de policías que evitan que la gente te logre lastimar. Llegas a las escaleras para poder subir a ese cuadrilátero de cuatro cuerdas de diferentes colores y cuando das el primer paso los gritos incrementan y las piernas empiezan a pesar; ahora el coliseo completo esta en tu contra, como si estuvieras en su propiedad y no tuvieras permiso de estar ahí; pero sigues subiendo las escaleras con si no importara lo que dijeran, pero la verdad es que si.

Te empiezas a mover por la arena y no sabes a dónde mirar por qué no hay lugar donde refugiarse, todos te odian y nadie te apoya y en ese punto deseas no estar en ese lugar en ese instante. De pronto en un sector del edificio se escuchan aplausos y la gente empieza a gritar más fuerte el nombre de tu oponente pero ahora en forma de apoyo y la presión aumenta pero te sigues moviendo ante el apoyo a otra persona.

No lo miras pero sabes que se subió al ring y se declara victorioso por la expresión de la demás gente. Empieza la introducción de la pelea, y cuando dicen tu nombre el mundo se te cae encima, pero aparentas que no te imposta y subes las manos en forma de respeto, pero a nadie le interesa; nombran al sujeto con el que vas a enfrascarte en una pelea pactada a doce rounds pero él asegura que serán tres y saldrá con los brazos arriba y sin daño alguno, y es aclamado como un dios por los espectadores.

Nos piden que nos juntemos en el centro del ring para escuchar las reglas que ya sabemos, pero ese momento, en ese momento todo cambia, la gente se calla y el tiempo se detiene y solo lo miras a los ojos. Chocas los guantes y el ruido regresa y el tiempo vuelve a ser el normal aunque todo cambio; el ruido se escucha, la gente desaparece y las luces se centran en nosotros y todo cae en oscuridad.

Estás en tu esquina y te percatas que solo hay dos sujetos que se van a matar para salir ganadores y un tercero para establecer la ley. No eres el favorito y mucho menos el campeón, pero buscaste el lugar de retador y ahora es tú oportunidad de lograr hacer algo de historia, tú historia.

Y la campana suena, primer round.

martes, 25 de octubre de 2011

El campeón. Parte 1.

Los vestidores son callados y aterradores, son el lugar donde vas a estar antes y después de la pelea y se convierten en el lugar más seguro de la noche.

Solo se oyen las pisadas de tus entrenadores y al padre diciendo la oración para que todo salga bien, pero no los escuchas porque estas concentrado en el sujeto y el lugar en que estarás dentro de un par de minutos… “Amen”.

Sales del cuarto con una bata que parecería de baño a no ser porque es del color de tu calzoncillo y de tus botas y decidiste que fueran rojas con verde para que te vieras patriota. La iluminación del pasillo es poca y distingues a los policías en cada lado cubriendo tu caminar al final de túnel, pero ahora si escuchas. Escuchas los gritos de las personas vitoreando a tu oponente y al presentador introduciéndote y al pronunciar tu nombre, el cuerpo se estremece y te dices “esto va a estar difícil”. Empiezas a sudar y escuchas con suma atención las palabras de tu entrenador porque en estos momentos es lo único que te apoya.