sábado, 9 de agosto de 2014

Dulces Labios. Parte 7

La luz comenzaba a fallar en el baño, parpadeaba mientras un pequeño sonido se oía que estaba empezando a hacer corto. Una mosca volaba sobre nosotros mientras nos encontrábamos inmóviles en la tina que comenzaba a tirar agua por los bordes. Solo se escuchaba el agua desbordarse y nuestro respirar profundo. El agua estaba al ras de sus hombros y al ras de mi mentón mientras yo aún me encontraba recargada en él, en su hombro que había dejado de temblar bajo el tono de su respiración que se había normalizado conforme los minutos pasaban.

De pronto, del fondo de la tina sentí un pequeño brinco de sus piernas el cual me anunciaba que ya su cuerpo estaba superando los efectos del tranquilizante. Su respiración volvió a dar un brinco de adrenalina en lo que sus demás extremidades comenzaban a responder.

Empecé también a escuchar un pequeño quejido por medio de boca y como trataba que sus músculos de la cara respondieran para que pudiera hablar.

Me quite de su hombro y le tome el rostro con las manos escurriendo haciendo que me viera a los ojos mientras le decía en medio de que yo comenzaba a llorar.

-Espera mi amor, espera un poco y todo el efecto habrá pasado en par de minutos pero por favor espera un poco más. No hagas mucho esfuerzo o sino comenzaras a sufrir calambres, por favor- Las lágrimas salían de mi rostro, mis dedos temblaban y mi voz se entrecortaba; al final él confió en mí.

Se tranquilizó en su respiración y dejo de hacer esfuerzo en sus brazos y piernas.

Mi miro con curiosidad y trato de decir algo pero aún su lengua estaba dormida. Le tape los labios con un dedo y dije:

-No digas nada mi amor, solo descansa y disfruta el momento- Lo bese enredando mis brazos en su cuello.

Nos besamos sin abrir la boca, solo chocando nuestros pálidos labios. Recargue mis pies firmemente en el piso de la tina y lo jale de la orilla con mis brazos en su cuello  tirándonos en el fondo de la tina.

Estábamos bajo el agua y ahora sus piernas fuera de ella. Yo estaba encima de él con los ojos abiertos para poder ver como se asombraba por la situación y como aclamaba por aire en sus pulmones.  Se comenzó a retorcer con fuerza y yo trataba de contenerlo hasta que hice que giráramos en la tina dejándome ahora debajo de él.

Lo solté del cuello, él se alejó de mis labios y se inclinaba tratando de sacar su cara del agua para respirar.

Fuera del agua se escuchaba en chapoteo que hacía para poder respirar y dentro de está todo era tranquilidad. Veía el agua agitarse, como si estuviera bajo una ola que chocaba en la orilla de la playa y veía su rostro salir y entrar ahogándose mientras yo, en el fondo de la tina lo observaba tranquila, era una película que pasaba en cámara lenta frente a mi ojos.

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