La miro, la tomo y sin dudar me apunto con ella. Esto me
exalto un poco y brinque de mi lugar.
Su mano le temblaba y me miraba con rabia mientras apretaba
su mandíbula con fuerza. Lagrimas salían de sus ojos y uno que otro gemido de
su boca.
Fueron minutos que para los dos pasaron como meses hasta que
bajo el arma. No había tenido la fuerza para hacerlo, ya había perdido la
batalla; era cuestión de tiempo.
Respiro con profundidad y suspiro sacando todo su aire
cerrando sus ojos con tranquilidad para después llevarse el arma a la cien.
Me miro y mantuvo sus ojos en mí. No decía nada y solo
lloraba en silencio.
El mundo se detuvo, las patrullas se dejaron de oír al igual
que el gentío. Éramos solo los dos en esa habitación, solo los dos en ese mundo
cuando apretó el gatillo.
Click…
…Silencio absoluto.
Cick…
Cick…
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