martes, 2 de septiembre de 2014

Dulces Labios. Parte 18

-Tienes tres opciones. La que yo te estoy dando de quitarte la vida y todo habrá acabado. Otra de dispararme a mí y esperar a que se solucione, pero no tienes muchas posibilidades y si es que pasa; ya tienes seguros diez años en una prisión federal y la última opción es hacer lo que quieras con la bala, si quieres mata a un policía cuando entren por esa puerta o simplemente no hagas nada con ella. Es tu decisión- Le extendí la mano con el arma.

La miro, la tomo y sin dudar me apunto con ella. Esto me exalto un poco y brinque de mi lugar.

Su mano le temblaba y me miraba con rabia mientras apretaba su mandíbula con fuerza. Lagrimas salían de sus ojos y uno que otro gemido de su boca.

Fueron minutos que para los dos pasaron como meses hasta que bajo el arma. No había tenido la fuerza para hacerlo, ya había perdido la batalla; era cuestión de tiempo.

Respiro con profundidad y suspiro sacando todo su aire cerrando sus ojos con tranquilidad para después llevarse el arma a la cien.

Me miro y mantuvo sus ojos en mí. No decía nada y solo lloraba en silencio.

El mundo se detuvo, las patrullas se dejaron de oír al igual que el gentío. Éramos solo los dos en esa habitación, solo los dos en ese mundo cuando apretó el gatillo.

Click…

…Silencio absoluto.

Cick…

Cick…

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