sábado, 23 de abril de 2016

Un anti-héroe más. Parte 16. Final.

-No espera, no. Sabes que no- Le decía mientras volvía a entrar a la habitación recuperado de la mano.

-¿No? ¿No qué?- Ella me preguntaba indignada.

-No pienso hacerlo, no pienso pelear a muerte contigo y para empezar, tú ya deberías estar muerta y en vez de eso estas ahí parada con la blusa rota y machada de sangre, con una sonrisa en tu rostro y dispuesta a hacer lo que sea necesario para terminar conmigo pero no, yo no quiero hacerlo ¿Qué eres? ¿Una clase de inmortal? ¿Cuántos años tienes? ¿Qué tan vieja eres?-

-¿A qué te refieres con eso estúpido? ¿Piensas que soy una clase vieja y que vive desde la Edad Media?- Esa era indignación femenina.

-Algo así, sí. ¿Estuviste en la Edad Media?- Ni en las más peligrosas situaciones de mi vida he dejado de tener mi pendejo humor.

-¡Claro que no pendejo!- Coraje femenino al decirle a una mujer vieja.

-Que humor carajo, pero bueno; no nos distraigamos. No pienso hacerlo contigo y hablo de sexo, porque eso está riquísimo contigo; sino de enfrentarnos aquí y ahora-

-No tienes escapatoria-

-No, si la tengo; me puedo ir por esa puerta y ya. A esperar lo que sigue y desaparecer o simplemente puedo desaparecer en este momento y jamás volverás a saber de mi-

-¡No, no puedes hacer eso!- Ya era berrinche femenino.

-Sí, sí puedo y deja de gritar que alguien nos puede escuchar-

-¡Pues que nos escuchen! ¡Qué escuchen que estoy con un maricón que se quiere ir y dejar las cosas así!- Esta pelea estaba tornándose de tipo como las de las relaciones de noviazgo.

-¿Quieres verlo?- Esto ya me estaba resultando estúpido y divertido a la vez; si parecía mi novia.

No contestaba a mi pregunta y solo su cuerpo comenzaba a relajarse poco a poco mientras se daba cuenta que era verdad todo lo que le comentaba.

-No, no te vayas- ya era tristeza en su voz.

-Como es divertido esto, hace unos momentos me tenías colgando de una silla haciéndome sufrir como nadie lo había hecho y ahora me pides que no me vaya como lo hace una amante a un esposo. 
Y lo acepto, solo quiero intentar algo que me está dando curiosidad-

-Lo que quieras pero no te vayas, no me puedes dejar así. No puedes solo irte y ya ¿Qué no me quieres matar?- Guau, que cambiante es la vida.

-Ok solo, no te muevas ¿sí?- y como un niño emocionado asintió abriendo las piernas, extendiendo sus brazos y mirándome sin parpadear. –Bien, solo una pregunta antes de que lo haga ¿Cuánto quieres que me quede contigo y porque? ¿Cuántos hay de nosotros?- No dudo ni un momento y contesto.

-Con todo mi corazón porque eres igual que yo, somos únicos y podremos hacer cosas maravillosas. 
Te encontré y me enamore de ti, jamás deje de pensar en ti y cuanto e volví a ver mi corazón volvió a palpitar. Y somos los únicos, ya somos los únicos. Destruiste todo rastro e investigación de los demás con tu explosión; solos tú y yo mi amor-

-Bien, bien- La mire a los ojos y parándome correctamente y frente a ella dije:

-No te muevas querida, solo disfruta del momento- Ella sonrío, cerró los ojos e hizo su cabeza hacía atrás.

Suspire y con mis dedos forme una pistola.


Cuando me acerque a ella tenía los ojos abiertos y mantenía su sonrisa aunque en todo su cuerpo había agujeros de un diámetro de un centímetro, desde los pies hasta la frente, en medio de su pecho y en sus brazos. Todo pasó tan rápido que no hubo sangre, sus heridas estaban quemadas y su sonrisa congelada, como su corazón.

Tape su cuerpo con una sábana y me fui de su apartamento saludando a sus vecinos cordialmente.

No sabía si la iba a volver a ver y por un lado deseaba que sí, pero por otro quería empezar de nuevo mi vida, en otro lado. No me había arrepentido de regresar y no lo hago pero ojala no hubiera acabado así pero la vida es así y hay cosas que no puedes manejar, sin embargo, y con una sonrisa mirando el cielo y desapareciendo de aquel lugar; nada había cambiado, iba a seguir haciendo lo que quisiera cuando quisiera.

Tal vez algún día tu y yo nos encontremos y decida ayudarte o simplemente pasar desapercibido pero ten por seguro de que volteare de nuevo a verte y sé que tú también lo harás, en otro momento pero aunque sea en ese momento, tu y yo habremos estado en contacto.


Hasta pronto amigo o amiga mía. Nos vemos después. 

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