“Tú me arruinaste mi vida. Tú me dejaste sin familia. Tú me
dejaste sola y lo vas a pagar muy caro maldito freak, te lo voy a hacer pagar
como nunca nadie te haya cobrado nada. Vas a sufrir que ni siquiera vas a saber
lo que es vida después” Me decía mientras con un bate de baseball me golpeaba
el cuerpo.
“Lo siento…” Trataba de decir pero mi boca ya tenía sabor
sangre y mis huesos comenzaban a romperse.
“No, no lo haces y ¿sabes porque?” Otro y otro y otro golpe
con su voz seca de fondo.
“No, no lo sé”
“¡Porque ya estás muerto!” Y un golpe en el rostro que me
noqueo por completo y dejo con la cara colgando.
…
Abrí los ojos de golpe y con una agitación intensa en el
cuerpo. Había sido porque conecto una batería con unos cables y del otro
extremo de estos me los coloco en la cara haciéndome reaccionar.
“Buenos días corazón”
“¿Por qué simplemente no me matas?”
“Porque quiero que sientas lo que sintió mi esposo”
“Para que sepas tu esposo no sintió nada, todo fue muy rápido”
“Mentira”
“Yo solo cerré los ojos y adiós”
“Mentira”
“El solo era un peón más, una persona en el lugar y momento
equivocado”
“¡No, mentira!” Lagrimas salían de sus ojos y se cubría sus
orejas con sus manos cerradas que sostenían pequeños cuchillos.
“¡Termino hecho ceniza! ¡Polvo!”
“Muérete” Y con la amenaza se avanzó hacia mi persona y me
enterró en cada pierna un cuchillo.
Solo fue un grito ahogado y el cerrar de mis ojos con fuerza
mientras lágrimas salían de ellos. Pero no fueron los únicos.
Rápidamente se dio la vuelta y tomo otro par que me enterró
en los brazos y por último, tomando un tercero; se quedó parada viéndome con
sus lágrimas y su rabia y dijo:
“Eres un maldito mutante y no debes de vivir, nadie debe
vivir siendo como tú” y enterró el último en mi pecho dejándome sin aliento ni
con otra cosa que no sea la sensación de dolor y vacío.
Tenía el cuchillo sostenido del mango con fuerza y con su
otra mano en mi nuca hasta que se alejó lentamente con una gran sonrisa en su
rostro.
“Ahora eres libre, haz lo que tengas que hacer” Levante la
vista ante sus palabras y con fuerza y energía saque los cuchillos de metal mi
cuerpo aventándolos por toda la habitación y enterrándolos en las paredes.
Los cuchillos están hechos de metal y el metal es un buen
conductor de electricidad, lo que me permitió poder sentirlos dentro y sacarlos
de mi cuerpo arrojándolos velozmente.
Al hacer esto la cinta ya se había rasgado y con un poco más
de concentración pude calentarla y podérmela quitar de encima liberándome por
fin y curar mis heridas hasta estar al cien por ciento sano.
Pero en todo ese tiempo no me había percatado que mi amada
había recibido el cuchillo que yo tenía en el pecho en su vientre y ahora ella
se encontraba tirada en un charco de sangre con sus manos sobre el mango del
cuchillo enterrado en su cuerpo y viéndome con lágrimas mientras estaba parado
a un lado de ella.
“Estas muerto” alcanzó a decir antes de que me diera la
vuelta, me pusiera mis pantalones que estaban en el baño y me dirigiera a la
puerta de salida.
“Aléjate de mí y no vuelvas jamás aquí porque regresare y
terminare contigo” Le decía de reojo mientras tomaba la perilla de la puerta,
abría está y salía.
Deje mi mano del lado del departamento para jalar la puerta
cuando sentí que un cuchillo la perforaba; era un dolor que no esperaba y por
tal razón grite de dolor e instintivamente quise quitarla pero estaba atorada a
la puerta de madera.
Regrese a la habitación y vi mi mano perforada por un
cuchillo, el mismo que antes tenía en el pecho, el mismo que estaba en su
vientre y ahora el mismo que estaba en mi mano.
Voltee a ver el cuerpo que se suponía que estaba en el suelo
pero para mí horrible sorpresa; ella ahora se encontraba de pie, sin ninguna
herida en su cuerpo y con una sonrisa.
“Ahora sí, vamos a terminar con esto”. Dijo
satisfactoriamente.
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