miércoles, 20 de abril de 2016

Un anti-héroe más. Parte 15



“Tú me arruinaste mi vida. Tú me dejaste sin familia. Tú me dejaste sola y lo vas a pagar muy caro maldito freak, te lo voy a hacer pagar como nunca nadie te haya cobrado nada. Vas a sufrir que ni siquiera vas a saber lo que es vida después” Me decía mientras con un bate de baseball me golpeaba el cuerpo. 

“Lo siento…” Trataba de decir pero mi boca ya tenía sabor sangre y mis huesos comenzaban a romperse. 

“No, no lo haces y ¿sabes porque?” Otro y otro y otro golpe con su voz seca de fondo.

“No, no lo sé” 

“¡Porque ya estás muerto!” Y un golpe en el rostro que me noqueo por completo y dejo con la cara colgando. 


Abrí los ojos de golpe y con una agitación intensa en el cuerpo. Había sido porque conecto una batería con unos cables y del otro extremo de estos me los coloco en la cara haciéndome reaccionar.
“Buenos días corazón”

“¿Por qué simplemente no me matas?”

“Porque quiero que sientas lo que sintió mi esposo”

“Para que sepas tu esposo no sintió nada, todo fue muy rápido” 
 
“Mentira”
 
“Yo solo cerré los ojos y adiós”
 
“Mentira”

“El solo era un peón más, una persona en el lugar y momento equivocado”

“¡No, mentira!” Lagrimas salían de sus ojos y se cubría sus orejas con sus manos cerradas que sostenían pequeños cuchillos. 

“¡Termino hecho ceniza! ¡Polvo!”

“Muérete” Y con la amenaza se avanzó hacia mi persona y me enterró en cada pierna un cuchillo. 

Solo fue un grito ahogado y el cerrar de mis ojos con fuerza mientras lágrimas salían de ellos. Pero no fueron los únicos. 

Rápidamente se dio la vuelta y tomo otro par que me enterró en los brazos y por último, tomando un tercero; se quedó parada viéndome con sus lágrimas y su rabia y dijo:

“Eres un maldito mutante y no debes de vivir, nadie debe vivir siendo como tú” y enterró el último en mi pecho dejándome sin aliento ni con otra cosa que no sea la sensación de dolor y vacío. 

Tenía el cuchillo sostenido del mango con fuerza y con su otra mano en mi nuca hasta que se alejó lentamente con una gran sonrisa en su rostro. 

“Ahora eres libre, haz lo que tengas que hacer” Levante la vista ante sus palabras y con fuerza y energía saque los cuchillos de metal mi cuerpo aventándolos por toda la habitación y enterrándolos en las paredes. 

Los cuchillos están hechos de metal y el metal es un buen conductor de electricidad, lo que me permitió poder sentirlos dentro y sacarlos de mi cuerpo arrojándolos velozmente. 

Al hacer esto la cinta ya se había rasgado y con un poco más de concentración pude calentarla y podérmela quitar de encima liberándome por fin y curar mis heridas hasta estar al cien por ciento sano. 

Pero en todo ese tiempo no me había percatado que mi amada había recibido el cuchillo que yo tenía en el pecho en su vientre y ahora ella se encontraba tirada en un charco de sangre con sus manos sobre el mango del cuchillo enterrado en su cuerpo y viéndome con lágrimas mientras estaba parado a un lado de ella.

“Estas muerto” alcanzó a decir antes de que me diera la vuelta, me pusiera mis pantalones que estaban en el baño y me dirigiera a la puerta de salida.

“Aléjate de mí y no vuelvas jamás aquí porque regresare y terminare contigo” Le decía de reojo mientras tomaba la perilla de la puerta, abría está y salía.

Deje mi mano del lado del departamento para jalar la puerta cuando sentí que un cuchillo la perforaba; era un dolor que no esperaba y por tal razón grite de dolor e instintivamente quise quitarla pero estaba atorada a la puerta de madera. 

Regrese a la habitación y vi mi mano perforada por un cuchillo, el mismo que antes tenía en el pecho, el mismo que estaba en su vientre y ahora el mismo que estaba en mi mano. 

Voltee a ver el cuerpo que se suponía que estaba en el suelo pero para mí horrible sorpresa; ella ahora se encontraba de pie, sin ninguna herida en su cuerpo y con una sonrisa.

“Ahora sí, vamos a terminar con esto”. Dijo satisfactoriamente.

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