lunes, 18 de abril de 2016

Un anti-héroe más. Parte 14



“Sabía que eras tú. Desde que te vi por la ventana del restaurante sabía que habías regresado y que nos volveríamos a ver” 

“¿En serio? ¿Me viste?”

“Claro que sí y también porque las luces comenzaron a iluminar más dentro”

“Ah, detalles”

“Claro, a todos nos pasan” me comentaba mientras seguíamos acostados desnudos en su cama con solo una sábana encima de nosotros. 

Ya habían pasado dos días desde que nos volvimos a ver y no habíamos tenido la necesidad de separarnos ni de dejar de hacer lo que mejor hacíamos juntos por 48 horas; era espectacular. 

“Tengo que ir al baño, dame unos momentos y regreso guapo” Se paró y con su contoneo sensual entro al baño y cerró la puerta.

“Claro que sí, sí que sí. Que cosas, me encanta”. Me decía a mí mismo mientras trataba de recuperar un poco la cordura y la pose. 

Veía el ventilador sobre mí y trataba de recordar las cosas, como habían pasado hasta ahora y solo, increíblemente, me imaginaba su sonrisa, su rostro, su aroma, su forma de moverse y todo ella. Pobre de mí. 

Pasaron los minutos y no salía del baño, ni hacía un solo ruido. Me levante y toque la puerta preguntando la obviedad. 

Nadie contesto y gire la perilla, no había nadie dentro; solo la ventana abierta de par en par, por donde curiosamente cabía un cuerpo, un cuerpo femenino. 

Me asome por esta y solo vi el vacío del edificio, no había manera que una persona pudiera salir de ahí y no caer cinco pisos y morir por el impacto. Y mucho menos escalar, alcanzar la ventana del pasillo, abrirla y entrar al edifico; no ella. 

Regrese a la habitación y fui recibido por un golpe en la cabeza con un extintor tirándome al suelo y solo viendo de nuevo el ventilador que giraba lentamente y ahora borroso. 


Abrí los ojos y estaba amarrado con cinta de aislar a una silla de madera colgada del techo por una cuerda. 

Estaba en la misma habitación pero ahora no había ningún mueble, solo las paredes y el techo de concreto y el suelo de madera. 

Mi frente sangraba y trataba de romper la cinta pero con los años, fui perdiendo mi fuerza sobrenatural. Como si al aumentar mi habilidad eléctrica mi fuerza le diera espacio en mi cuerpo. Vaya momento. 

Colgaba como péndulo cuando escuche un ruido proveniente de la cocina. 

“¿Alguien?” Perdón pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento. 

Apareció ella, vestida y con un arma en una mano y con un cuchillo en la otra. 

“¿Qué haces con eso?”

“¿Eres tonto o qué?”

“¿Por qué cuento tengo cosas contigo pasan cosas malas?”

“Porqué eres un idiota”

“Tú fuiste quien me dio a aquellos científicos locos hace unos años”

“Bingo” Se acercaba a mí y con el cuchillo trataba de quitarme la sangre del rostro. 

“Eres sensible”

“Te quería”

“Todo fue una mentira”

“No debiste mentirme”

“Así es la vida”
“¿Sabes lo que les paso a las últimas personas que trataron de jugar conmigo?”

“Las evaporaste” Acariciaba mi rostro con el arma y el cuchillo mientras hablaba tranquila.

“… no esperaba que lo supieras”

“Mataste a mi esposo en esa explosión”

… esposo… jugo conmigo, me enamore y ella; esposo…

“Chinga tu madre” e impulsivamente cerré los ojos y concentre mi fuerza para volver a hacer lo mismo que ese día, desapareciendo el lugar y solo dejando de rastro ceniza. Pero no podía hacerlo, había algo que no salía de mí, lo volví a intentar y nada; otra vez y nada aun. 

“¿Tratas de hacer lo mismo amor mío?” 

“¿Qué me hiciste?” 

“Yo, nada. Tu solo. Me diste todo”

“¿Cómo saliste del baño?” 

“¿Crees que eres el único con habilidades?”



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