Así fue con las que restaban hasta que ya no había más, ni
un solo monitor, ni un solo CPU servible y con el único medio de comunicación sirviendo,
que era el teléfono. Me acerque y al momento de alzar el martillo para
destruirlo Marco me tomo de la muñeca y me vio con miedo, un miedo que no puedo
explicar; parecido al de un niño al que lo mandas a la escuela por primera vez,
ese miedo de no saber qué hacer ni que esperar de lo siguiente.
No supe que decirle, solo le expresé mi mirada de odio y
desesperación y me dejo, soltó mi mano y con fuerza destruí el teléfono.
Ya no había nada con lo que nos pudiera controlar, nada con
lo que nos pudieran poner en contra o poner en situaciones de decisiones
complicadas. Éramos libres o eso creíamos.
-¡¿Qué más quieren de nosotros?! ¡¿Lo esperaban?! ¡¿En serio
estaban esperando esto malditos bastardos?!- Furia, coraje, enojo, tensión, estrés
y todos los sentimientos reprimidos salieron de mi junto con lágrimas de
impotencia y miedo, un miedo real.
Respiraba exaltado buscando alguna respuesta en el techo, de
esa voz femenina y malévola. Nada; solo las olas chocar contra la ahora placa y
el ambiente de tensión entre nosotros.
Baje la mirada y vi a mis compañeros, estaban parados expectantes
y temerosos. Tire el martillo al suelo y me dirigí a mi bolsa en busca de algo
que sabía que encontraría.
Esta estaba grande y llena; un llenado diferente al que nos había
dado la primera vez y de la que habíamos sacado cosas de ella en busca de
auxilio. Cuando la abrí solo había algodón, mucho algodón y lo fui sacando con
mis manos llenas de él hasta que la deje vacía y la encontré, solitaria y de
seguro llena de balas.
La saque de un movimiento y le apunte a Marco en la frente.
-¿Por qué? ¿Por qué me quisiste matar imbécil?- Le pregunte
seco.
No sabía que decir, solo veía el arma fijamente y
tartamudeaba.
-¡Contéstame!- Se asustó y con lágrimas comenzó a hablar.
-No sé de qué hablas, yo no te quise matar-
-¡No mientas! ¡¿Por qué?!- Le acerque el arma hasta que el
cañón toco su sudor.
Tragó saliva y bajando un poco la cara cerrando la cara dijo
al final sollozando:
-Perdón, perdón, perdón. No teníamos opción y ya quiero que
se acabe esto. Acaba esto ya. Ya acabalo-
Lo miraba debajo de mi cuando sentí algo frío en mi lado
derecho de la sien, era la otra arma. Estaba siendo apuntado por Juan.
-¿Qué crees que estás haciendo Juan?- Lo miraba de reojo sin
dejar de estar de frente a Marco.
-Lo necesario para salir de aquí como ganador- Su voz, estaba
seguro de eso; quería acabar con la prueba.
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