lunes, 25 de abril de 2016

La Prueba. Parte 14

Lo deje inservible, inútil; ya era un desecho más y entonces enfoque mi mirada al que estaba frente a mí, y brincando sobre la mesa como un primate, me abalancé sobre la computadora tirándola al suelo y pateándola hasta destruirla.

Así fue con las que restaban hasta que ya no había más, ni un solo monitor, ni un solo CPU servible y con el único medio de comunicación sirviendo, que era el teléfono. Me acerque y al momento de alzar el martillo para destruirlo Marco me tomo de la muñeca y me vio con miedo, un miedo que no puedo explicar; parecido al de un niño al que lo mandas a la escuela por primera vez, ese miedo de no saber qué hacer ni que esperar de lo siguiente.

No supe que decirle, solo le expresé mi mirada de odio y desesperación y me dejo, soltó mi mano y con fuerza destruí el teléfono.

Ya no había nada con lo que nos pudiera controlar, nada con lo que nos pudieran poner en contra o poner en situaciones de decisiones complicadas. Éramos libres o eso creíamos.

-¡¿Qué más quieren de nosotros?! ¡¿Lo esperaban?! ¡¿En serio estaban esperando esto malditos bastardos?!- Furia, coraje, enojo, tensión, estrés y todos los sentimientos reprimidos salieron de mi junto con lágrimas de impotencia y miedo, un miedo real.

Respiraba exaltado buscando alguna respuesta en el techo, de esa voz femenina y malévola. Nada; solo las olas chocar contra la ahora placa y el ambiente de tensión entre nosotros.

Baje la mirada y vi a mis compañeros, estaban parados expectantes y temerosos. Tire el martillo al suelo y me dirigí a mi bolsa en busca de algo que sabía que encontraría.

Esta estaba grande y llena; un llenado diferente al que nos había dado la primera vez y de la que habíamos sacado cosas de ella en busca de auxilio. Cuando la abrí solo había algodón, mucho algodón y lo fui sacando con mis manos llenas de él hasta que la deje vacía y la encontré, solitaria y de seguro llena de balas.

La saque de un movimiento y le apunte a Marco  en la frente.

-¿Por qué? ¿Por qué me quisiste matar imbécil?- Le pregunte seco.

No sabía que decir, solo veía el arma fijamente y tartamudeaba.

-¡Contéstame!- Se asustó y con lágrimas comenzó a hablar.

-No sé de qué hablas, yo no te quise matar-

-¡No mientas! ¡¿Por qué?!- Le acerque el arma hasta que el cañón toco su sudor.

Tragó saliva y bajando un poco la cara cerrando la cara dijo al final sollozando:

-Perdón, perdón, perdón. No teníamos opción y ya quiero que se acabe esto. Acaba esto ya. Ya acabalo-

Lo miraba debajo de mi cuando sentí algo frío en mi lado derecho de la sien, era la otra arma. Estaba siendo apuntado por Juan.

-¿Qué crees que estás haciendo Juan?- Lo miraba de reojo sin dejar de estar de frente a Marco.

-Lo necesario para salir de aquí como ganador- Su voz, estaba seguro de eso; quería acabar con la prueba.

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