La bala le voló la oreja izquierda a Marco tirándolo al
suelo y haciéndolo sangrar y gritar del dolor.
Para cuando reaccione ya estaba mi compañero en el suelo retorciéndose
y cubriéndose una parte de la cara y al voltear al otro lado veía a Juan colocarme
el cañón caliente en la frente y diciendo con seriedad y unas lágrimas en sus
mejillas:
“No me falles ¿Estás conmigo o en mi contra?”
Trague saliva y tratando de hablarle con tranquilidad y
seguridad le contesté:
“¿Qué no viste el video? Te lo quite de encima pero eso no
significa que le dispares y lo mates por quererte hacer lo mismo” ¿Qué? No había
relacionado bien las palabras en mi boca.
“¡¿Entonces tengo que dejar que me mate?!”
Ya con una idea en la cabeza pude formular bien la frase.
“Tienes que preguntarte porque tienes un arma y si en verdad
eres tu quien la está sosteniendo”
“¡¿A qué te refieres?!”
“A que si en verdad todo esto es ironía o está planeado. Si tú,
con el arma en tus mano, es tu decisión o es de alguien más”
“¡No soy el títere de alguien más!”
“Demuéstralo y suelta el arma” Y aunque me arriesgaba a
recibir una bala en la cabeza, tome el arma con cuidado y la fui bajando hasta
que apuntara al suelo. “Ahora ayúdame a curarlo o esto se nos va a salir de
control”
“No prometo nada” Dijo más tranquilo.
“Lo entiendo, pero hay que pensar las cosas; sabes que esto
no es normal, no es lógico pero por desgracia es real y estamos metidos en ello”
Se guardó el arma en su bolsillo y me ayudo a tratar de
recuperar a Marco que ya estaba sobre un charco de su propia sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario