martes, 15 de marzo de 2016

Un anti-héroe más. Parte 9



Salí del cuarto y camine tranquilamente por los pasillo y empecé a entrar a entrar por puertas que me llevaban a más pasillos. 

Puerta tras puerta, pasillo por pasillo y no me encontraba con alguien más, ni una sola persona más. Solo con el mismo tipo de puertas de aluminio, el mismo tipo de pasillo con paredes blancas y piso de concreto, las mismas lámparas largas que zumbaban y una cámara por esquina en el techo. 

Esto no era una jefatura y mucho menos una prisión y sin importarme grite de la desesperación “¡¿Dónde chingados estoy?!”

Esa sensación de ser observado, esa sensación de que mucho ojos te ven y no eres capaz de actuar con libertad. Esa sensación de que debes hacer las cosas con cuidado y no exponerte, por algo estas ahí, por algo no fue difícil anular al “detective”, por algo… por algo son las cosas.

“¿Dónde estoy?” Y quedándome quieto en medio del pasillo me senté en el suelo recargado en la pared y respire un poco. 

“¿Qué voy a hacer?” Esa impotencia de no poder hacer nada, ese terror de estar encerrado y esa… esa maldición creciendo en mí.

Pasaron minutos y creo que horas, no lo sé; pero el tiempo se hizo eterno y no pude más. Cerré los ojos y concentrándome genere un campo eléctrico a mí alrededor hasta reventar el foco y entrar a la línea eléctrica lo cual fue una pésima idea; ya que casi de inmediato, fui revotado del techo y caí desplomado en el piso. 

“¿Qué acaba de suceder?” como si chocara contra una pared en seco, así fue la sensación. 

Me volví a concentrar y a hacer lo mismo, y obtuve el mismo resultado; una y otra vez hasta que ya no pude más y me quede acostado en el suelo viendo el techo quemado. 

“Bienvenido a tu jaula” Me dije a mi mismo.

No hay comentarios: