jueves, 17 de marzo de 2016

Un anti-héroe más. Parte 10



Horas, fueron horas las que estuve sentado en el suelo sin hacer nada que no fuera ver al vacío que había entre mi rostro y la pared blanca frente a mí. 

No dije una sola palabra, no moví un solo musculo y no creo siquiera haber parpadeado, estaba solo sentado viendo a la nada; esperando y sintiendo como la cólera crecía en mi interior y como me convertía en algo que nunca había sentido hasta ahora. En un ser maligno y sin ética o lógica, un ser instintivo; todo un animal encerrado en una jaula. 

Tenía una puerta en cada uno de mis costados a no más de dos metros de distancia y fue una de ellas que se abrió lentamente, dejando entrar a un hombre mayor con traje color negro. 

“No vengo armado, no vengo a hacerte nada, no vengo a causarte daño y no vengo a cuestionarte. Solo estoy aquí para ayudarte, hijo. ¿Necesitas ayuda?” Decía enseñando las manos abiertas frente a él. 

“¿Ayuda? ¿Me va a ayudar?” Susurre sin dejar viendo el borde de entre la pared y el suelo. 

“Claro que si hijo, solo necesito que te levantes de tu lugar, me des la mano y confíes en mí; todo va a estar bien” Seguía acercándose lentamente. 

“¿Confiar? ¿Quién es usted?” seguí susurrando.

“Soy un doctor, soy tu nuevo doctor, la persona en quien más puedes confiar ahora en adelante. Dame la mano hijo” Ya estaba a un lado mío con su mano extendida para ayudarme a levantarme; la vi como un mono ve una banana, temeroso y desconfiado pero, al final, la tome y le pare del suelo.

“¿Va a ser mi nuevo doctor entonces?” Le pregunte mirándolo a los ojos. 

“Si hijo, vas a estar bien; sé que es difícil entenderlo pero va a ser para tu bien. Todo ahora estará bien” Me decía mientras me tomaba de los hombros, como un abuelo toma a su nieto perdido ante la vida, desconcertado y con dudas de que hacer o quien ser.

“Sera difícil, será difícil, será difícil” Repetía mientras veía a mi alrededor e iba subiendo mis manos lentamente hasta su rostro y al llegar a sus mejillas arrugadas, mis ojos se volvieron a centrar en los suyos “No, lo siento; pero no va a ser difícil para mí, pero para usted si” Le dije maliciosamente y apretando su rostro con mis manos. 

“Hijo, espera” Decía primero “¡No, espera” “ayuda, ayúdenme!” terminó por decir antes de que con mis manos apretara su rostro con fuerza y transmitiera una corriente eléctrica por todo su cuerpo haciendo cenizas su interior. 

Fue cuestión de segundos hasta que lo solté y ya hacía sobre el suelo solo un cuerpo que salía humo de todos sus orificios corporales. 

Levante la mirada viendo a una cámara de una esquina y grite:

“¡Vamos, póngame a prueba; quiero averiguar de lo que soy capaz!”. 

Y la puerta que ahora estaba a mis espaldas se abrió de golpe.

No hay comentarios: