Desperté bajo la tenue luz que entraba en mi ventana y bajo
el sonido de la gente caminando debajo de ella.
Estaba encogido y envuelto bajo
mis propias sabanas. La cabeza me dolía y no aguantaba el sonido ni la luz, había
sido una noche muy larga.
Me senté en mi cama y poco después recordé que lo último que
había pasado antes de que cayera dormido era que estaba con aquella dama que me
había cautivado. Voltee a un costado mío y vi un bulto cubierto por las sabanas;
dude en tomar las cobijas y cuando lo hice lentamente, vi que solo era una
almohada. Llegue a la conclusión en que había sido solo un sueño y por un cierto
lado me sentí aliviado y pude relajarme pero todavía no me convencía de eso.
Deseaba que hubiera sido realidad pero era algo imposible que una mujer
apareciera en medio de la noche desnuda y que cayéramos bajo la pasión y la
lujuria. Estaba loco.
Me senté en la orilla de la cama y me empecé a tocar la
cabeza por el dolor que tenia pero después me di cuenta que también la espalda
me ardía como si estuviera quemado tras
un día en la playa sin alguna loción protectora. Coloque la mano en la parte de
atrás de mi hombro queriendo tocar mi espalda y sentí una línea que sobresalía de
mi espalda, como una costra.
Eso me estremeció demasiado y recordé que en la noche,
verdad o no, la joven me había enterrado sus uñas y que había sentido un dolor
en todo lo largo de mi espalda. Quise decir algo pero ninguna palabra salía de
mi boca, estaba entre asustado, sorprendido y con una incertidumbre acerque de
lo que ya había dicho que había sido un simple sueño; o eso pensaba.
Con un salto me puse de pie y fui directamente al espejo que
estaba a un costado de mi habitación, me reflejado y me di cuenta que estaba pálido
y con un aspecto cansado, sin ver mi rostro más me di vuelta y observe que mi espalda
estaba marcada por ocho líneas bien definidas que ahora eran costras de sangre
seca que había salido de los cortes. Asustado me aleje del espejo caminando de
espaldas hasta que choque con algo, me di vuelta rápidamente y vi a aquella
persona más baja que mi con cabello corto y ojos indescriptibles mirándome tranquilamente,
di un salto que causo que cayera en el piso de sentón, sin levantarme me aleje
de ella hasta tocar pared donde me detuve y me peque a este lo mas que pude con
la espalda aun con el dolor que me causaba.
No podía dejar de verla, no podía tranquilizarme, sentía el
corazón moverse por todo mi sistema queriendo encontrar una salida para salir
expulsado de mi cuerpo, los brazos me temblaban de terror, la boca la tenía
abierta ligeramente y sentía como el aire entraba a ella rápidamente y salía aun
mas rápido.
-Imposible- fue lo único que dije sin poder soltar ningún sonido
por mi boca.
-Lo imposible se vuelve real y yo soy real- pronunciado esas
palabras se acerco a mí y se agacho para seguir hablando –No he dejado de
pensar en ti desde aquella vez en el pasillo, me cautivaste y pudiste ver lo
que en verdad soy; aunque creo que no lo puedes creer. Todo lo que has sentido
y vivido fue real; todo lo que paso anoche fue real.-
Con su mano empezó a tocar mi pecho suavemente y lentamente –Estaba
en mi casa pensando en ti y no sé lo que me hiciste que me encanto, fue ahí cuando
decidí venir a buscarte; no sé cómo llegue aquí ni porque estaba en ese aspecto
pero solo llegue y me di cuenta que lo que me había gustado había sido la forma
en la que me habías visto. Tan real, tan pura e impura a la vez y cuando te empecé
a tocar me encanto tu corazón, tan honesto- Se acerco su rostro al mío y me
beso rápidamente pero deliciosamente.
-Ah, y perdón por tenerme que usar una de tus playeras y
unos bóxers tuyos, es que no quería tener frío- Y con una sonrisa de alejo de
mi y se levanto.
Aun no podía decir nada e inesperadamente me puse de pie y salí
de cuarto sin voltear a verla y empecé a preguntar por mis padres una y otra
vez caminando por la casa.
-No están- me interrumpió.
-¿Cómo que no están? ¿Dónde están? ¿Qué pasó? ¿Quién eres
tú?- Fueron mis primeras palabras que iban dirigidas a ella.
-Se fueron y no importa quién sea yo sino que serás tú-
-¿Quién seré yo?- La puerta de mi casa se abrió y voltee en
dirección a ella y cuando gire mi cuello hacia donde estaba la mujer ya no la
vi, se había ido.
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