Una sensación de vacío y soledad esta en el entorno de
todos. La vida dejo de tener sentido para todos los habitantes de un mundo que está
próximo a desaparecer y de solo dejar rastro en un espacio del universo en que
otras civilizaciones pensaran que hay vida pero cuando vayan a buscarlo ya no
este.
La gente se empieza a caer de lo más alto de los edificios dejándose
vencer por la mínima fuerza del viento que sopla sobre sus cabezas, dejándose atraer
por la fuerza de atracción de la tierra hacia los cuerpos. Sus cabellos se
mueven descontroladamente mientras se acercan al suelo, sus ojos están cerrados
viendo pasar una vida y su corazón late por última vez sintiendo el recuerdo más
memorable antes de destrozarse con el suelo.
El sonido de armas tronar ante el silencio no hace que nadie
se esconda o se agite, es algo que se ha vuelto muy común en los últimos días. Las
personas solas en sus habitaciones con fotos alrededor de ellos, tirando lágrimas
y suspirando ante lo que perdieron. Ven a la ventana tratando de imaginar algo pero
solo logran recordar; cogen el arma del mueble más cercano, la colocan en uno de los hemisferios
de su cabeza y empujan con el dedo el gatillo que con una serie de mecanismos hace
chocar una bala alojada en el interior que sale más rápido que el sonido y se impacta.
Nadie ve ni sabe, solo escucha.
La luz del baño blanco parpadea incesantemente. Hombres y
mujeres se meten a sus tinas desnudos, las llenan de agua y respiran
profundamente sintiendo el calor del agua moverse por su piel. Lloran en
silencio y recuerdan a gritos todo lo que vivieron. Mientras ven el azulejo
toman la navaja, se cortan las muñecas y esperan a que todo pase lentamente
volviendo lo blanco en un rojo atrayente.
Se suben en un banco, ponen la cuerda en una viga del techo,
se la amarran al cuello y ven por última vez la foto de ellos con la persona
que aman. Se dejan caer del banco y solo las lágrimas logran caer al suelo; la
foto sigue en su mano aferrada.
Yo camino por la avenida principal escuchando música. Tal
perece que los autos hoy no circulan ya que no hay ni uno, todos están estacionados.
La lluvia cae ligeramente sobre mi frente y sin importarme sigo mi rumbo
lentamente.
No oigo los estallidos de las casas, no veo las personas
caer a mis lados de lo alto de los edificios. Solo cambio de canción y miro mi
reflejo en el charco teñido de rojo. Veo mi celular y espero saber algo de
ella. Vivo en un mundo en el que no salen ni entran llamadas. Miro al frente y sonrió
ante mi suerte y castigo, pero nunca dejo de caminar en este planeta mio y de mis penas.
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