sábado, 10 de noviembre de 2012

Una nota de silencio en todo lo que hay.


Miras a la gente pasar mientras bebes tu café caliente. Las personas en la cafetería platican, ríen, sonríen y uno que otro teclea su computadora portátil mientras bebe su café que expulsa humo y escucha música por sus audífonos.

Los padres, los niños, los adolescentes  las parejas caminan por la plaza comercial viendo en los aparadores lo que hay de novedad, criticando y a veces entrando a las tiendas para ver las prendas de más cerca. Algunos compran, algunos solo se prueban y algunos solo ven.

Hay ruido por todos lados y tu solo te escuchas a ti mismo, tus latidos, tus pulsaciones, tus pensamientos y dejas a los demás a un lado haciendo un silencio que nadie puede evitar.

Piensas en todo y en todos, piensas en lo que en un futuro próximo harás y te repites en la mente todo lo que has hecho. Le das un sorbo a tu café, té reclinas en la silla y suspiras esperando que algo extraordinario pase en tu mundo de silencio, en tu vida, en todo lo que has hecho queriendo cambiar tu destino o tu camino; pero simplemente te quedas sentado, pensando y viendo a la gente disfrutar de su sábado por la noche.

Alguien te toma del hombro y el ruido aparece, vuelves al centro comercial. Te levantas de tu lugar y dejas en la silla todo lo que paso por tu cabeza mientras degustabas tu bebida. Tiras el envase vació y caminas entre la multitud, entre su ruido y sus vidas tan simples y complicadas como la tuya.

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