sábado, 10 de noviembre de 2012

Evidenciarse.


La frustración, el odio, el temor, la angustia, los celos, la envidia, el remordimiento, la tristeza y el egoísmo son una combinación fuerte y dañina. Es algo que te puede lastimar demasiado y dejarte varado en una isla en la que tú mismo te pusiste.

Quieres jalarte el cabello y gritar con todas tus fuerzas al ver a los demás reír, sonreír, tomarse de la mano, besarse, abrazarse y decirse cuanto se quieren. Quieres salir corriendo de ese lugar sin mirar atrás y con solo una cosa en la cabeza; lo que dejaste ir.

Te autodestruyes bajo un pretexto de una gota de alcohol, una probada de tabaco, una aspirada de droga, una sobre dosis de ejercicio, una aguja en tu piel, una canción en tus oídos, un texto ante tus ojos, un recuerdo en tu mente, una persona en tu camino, una soledad que es solo tuya.

Terminas tirado en tu propio caos deseando ser, estar, hacer otra cosa o haber hecho otra cosa en su debido momento; pero no hay vuelta atrás. Lloras por tus propias acciones, te notas inexpresivo ante diversas situaciones, te deja de importar el entorno pero sobre todo te dejas de importar a ti mismo. No hay nada que puedas hacer y te quedas tirado.

Bajo tus sueños están tus temores y tus angustias, tus decepciones y todos tus problemas, tus malas acciones y todo lo que te avergüenza. No dejas nada a relucir ya que lo vives y sufres viendo una y otra y otra vez todo eso. Despiertas bajo la humedad de tu sudor y agradeces el poder dejar ese mundo de tu cabeza.

Miras la noche, el vació  la nada y eso es lo que ves. El vació dentro de ti, la tristeza en tu corazón y tu cabeza es tu verdugo lastimándote con todos tus pensamientos.

Escribes textos de todo lo que pasa por tu cabeza evidenciando tu estado emocional sin importarte lo que piensen las personas. Solo lo haces.

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