jueves, 31 de enero de 2013

Con el sello de la casa.


“Te amo” era lo último que nos decíamos antes de caer muertos sobre las sabanas de la cama, antes de que nuestros corazones dejaran de palpitar y dieran su último movimiento; sin poder pensar en algo, dejando que el cuerpo se desvaneciera y cayera cansado. Lo último que veríamos sería la luz de la Luna que entraba infraganti por nuestra ventana, sin preguntar y haciendo el favor de iluminar solo lo necesario. Lo último que escucharíamos sería nuestro propio respirar agitado y el de la pareja que estaría igual. Lo último que sentiríamos sobre nuestra piel serían nuestras manos enlazadas con la única fuerza que nos quedaría; sobre nuestro corazón sería el amor que nos tenemos y que nunca nos abandono hasta el fin de nuestros días; sobre nuestras mentes sería la imagen de la primera vez que nos vimos.

Tus labios seductores a la vista y afrodisiacos al tocarlos, una magnitud sin dirección que rondaría por mi corazón al sentirlos. Una experiencia fuera de serie y unas emociones que jamás se repetirían con alguna otra cosa; un éxtasis y una droga que solo mata de amor y deja su rastro en el corazón y en la mente. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tus ojos oscuros como la noche, intrigantes y llenos de un misterio que encanta. Delatores propios de tus sentimientos y emociones. Hermosos sin dudar e hipnotizan tés al ser presa de su mirada. Redondos, chiquitos, cafés, solo tuyos y perfectos. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu piel suave y tersa. Con un sabor exquisito y un aroma que acapara los pensamientos. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tú forma de ser, valiente, fuerte, sensible, agresiva, problemática, agradable, seductora, indirecta, orgullosa, persuasiva, perseverante, obsesiva, poco materialista, materialista, inteligente, simpática, sensual, directa, emotiva, humana, débil, perfecta e imperfecta.  Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu amor verdadero, fiel, honesto, fuerte, perseverante, entregado. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.

Tu, a la que amo con locura y sin descripción alguna. Algo que jamás dejare ir y que siempre amare.


Siempre empieza con un beso tierno que enciende la chispa que colapsa en nuestros cuerpos y nos entrega emociones y sensaciones solo percibidas con tus labios y los míos.

Siempre empieza con un abrazo que nos une y que tiene una fuerza capaz de destruir cualquier barrera que se nos atraviese. Con tu rostro en mi hombro y el mío sobre tu cara, tu escuchando mi corazón que grita a más no poder tu nombre y yo tus pensamientos que piden que ese momento nunca se acabe. Mis lágrimas recorren tu cabellera y las tuyas mi pecho. Nuestros cuerpos piden nunca separarnos.

Siempre empieza con una sonrisa que expresa nuestra felicidad, nuestro amor, nuestra simpatía, nuestros pensamientos, nuestro humor; la forma en la que nos sentimos los dos juntos. Felices, atraídos y enamorados perdidamente.

Siempre empieza con un “buenos días”, como empezó nuestra historia juntos.

Siempre acaba con un “te amo”, la forma en la que decimos lo que sentimos por nosotros, por nuestro amor que se ha vuelto y será eterno.


Besando tu espalda te estremeces y cierras los ojos viendo las sensaciones que pasan por tu mente tratando de explicarte lo que sientes en esos momentos.

Besando tu frente, un símbolo del cuidado que quiero que tengas, de la delicadeza con la que trato, de lo importante que eres para mí.

Besando tu cuello, eso es muy personal; no hay descripción a esa sensación; solo es tentación, adrenalina y una explosión de nuestros cuerpos.

Besando tus labios, algo indescriptible, increíble, emocionante, excitante, fascínate, adictivo; algo que enamora de ti.

Besando tu amor, nuestro amor. Amor que nunca muere y solo crece.


Tú y tu.

Tú y yo.

Yo y tú.

Yo y yo.

Solo nuestro y nada más que nuestro.


Dos fiestas de graduación, una antes que la otra. Un departamento. Un auto para los dos. Una casa. Un perro. Un hijo. Una familia. Un auto familiar. Fiestas infantiles. Fiestas de púberos. Fiestas de adolescentes. Fiestas de graduación. Una mudanza a un pueblito. Una casita. Un par de sillas en el pórtico. Pero siempre una cama donde solo estaremos los dos, excepto cuando tengan miedo nuestros hijos.


Feliz cumpleaños.

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