jueves, 10 de enero de 2013

El 23. Fin de dos vidas.


Era ella, la que estaba entre mis brazos y sobre mi cuerpo; abrazada contra mi cuerpo, sollozando y diciendo gracias a una divinidad.

Era en verdad ella, la persona por la que había pasado cosas que me marcarían de por vida, la persona que me mantuvo vivo durante un viaje con días oscuros en los que solo había sangre y muerte, la persona que tanto deseaba escuchar, tocar, sentir, oler, saborear, pero sobre todo ver bien y así es como estaba.

Nos levantamos del suelo y volví a sentir una inyección de adrenalina en el corazón al ver sus ojos oscuros de nuevo; esa mirada elegante, honesta, traviesa y seductora invadía mis pensamientos y dominaba mi corazón de principio a fin. Sin dudarlo ni pensarlo la bese atrevidamente como un amante lo hace, como un esposo fiel lo hace, como un novio devoto besa por primera vez a su novia perfecta; ella era perfecta para mi cuerpo, una droga para mi cerebro, una excitación para mi corazón, una belleza para mis ojos y un regalo para mi vida.

No sé cuánto duro el beso, solo se lo único que nos pudo detener fue un grito del joven de la terraza que nos invitaba a entrar al hogar de mi amada para resguardarnos de los males que se aproximaban.

Adentro la casa estaba intacta, como si nada hubiera pasado; los cuadros estaban en su lugar, los sillones estaban bien acomodados, las botellas de la cantina cerradas, los cristales y espejos enteros y limpios. “¿A caso morí?” pregunte en mis adentros pero sin decirlo en voz alta la respuesta llego a mí por la madre de mi novia. Una mujer agradable y divertida, lo seguía haciendo. Me explicaba que no habían bajado a la planta baja de la casa porque se habían dispuesto a refugiarse en lo alto de la casa para evitar que los “muertos” los escucharan y atacaran la casa como en la primera noche.

Le prestaba poca atención a las palabras que iban a mí ya que no dejaba de ver el rostro de mi amada y me convencía mas de que todo había valido la pena hasta que una pregunta llamo mi atención “¿Y tú como llegaste aquí? ¿Qué paso y qué te paso en los brazos?” Eso hiso que todos en la habitación, mi novia, su madre, su padre, su hermano y su hermana, y el joven me miraran con intriga.

“Después de haber tenido comunicación con Pame… y de pronto sentí que algo me tiraba al suelo y me di cuenta que era ella”

Durante la experiencia no se esperaron comentarios, preguntas, reclamos ni halagos de valentía; pero todo se resumía en que había ´pasado muchas cosas para poder ver a esa persona que tanto amaba.

Al final de todo me anime y pregunte acerca del joven que había visto en la terraza, ya que era uno de los más atentos a mis palabras y solo hacía gestos mientras comprehendía las cosas, no comentaba ni hablaba.

Resulta ser que el día después de la expansión el hermano de mi novia se había asomado a la ventana para ver si había algo y de pronto vio al joven perdido caminando por la acerca buscando donde esconderse; había sido víctima del virus en unos cines cercanos a la casa de mi amada y en su huida por sobrevivir había llegado ahí. Me decían que no hablaba mucho y solo se limitaba a comentarios poco oportunos; como si lo que hubiera visto lo traumatizara y lo dejara mudo, no sabían si tenía familia y aun cuando le preguntaban guardaba silencio y decía que no recordaba nada, solo sangre, gritos y de cómo corría de algo que no sabía que era. El joven estaba marcado de por vida.

El resto del día transcurrió tranquilo hasta que cayó la noche sobre nosotros y en ese punto me atrevo a decir que una de las mejor noches de mi vida.

La calle estaba oscura y solo se escuchaban pasos a lo lejos, yo estaba parado en la terraza de la casa viendo las estrellas y la Luna mientras pensaba en mi familia hasta que llego mi amada y me tomo del brazo abrazándolo “Es una lástima que tuvimos que pasar esto para ver tantas estrellas en la ciudad” le dije mientras reía entre palabras, ella solo guardo silencio y me abrazo más fuerte del brazo, lloraba. Le di vuelta para que pudiéramos estar de frente y limpiando su mejilla de las lágrimas le dije “gracias por mantenerme vivo” y nos unimos nuevamente en un beso pero ahora bajo las estrellas y la Luna como espectadores de nuestro amor. Después de eso la joven hermosa comento “mientras haya Luna yo estaré contigo” eso me hiso romper en llanto y volverla a besar pero ahora con más fuerza y pasión, nuestras manos eran exploradoras de los cuerpos que teníamos enfrente, nuestros labios eran dos imanes en los que pasaba energía que llegaba a nuestros corazones y mandaba a los pensamientos a un lugar hermoso.


Despertamos juntos por primera vez a la mañana siguiente.

Al día siguiente se necesitaba comida y víveres, me atreví a salir por ellos. Tome unas bolsas de tela y junto al joven salimos rápidamente a una tienda cercana; llevaba el arma y estaba listo para usarla pero paso algo que me destrozo emocionalmente. En el trayecto vi en una casa blanca a una familia asomada por una ventana pidiendo comida y agua, los padres no podías salir por miedo a dejar a sus hijos pequeños solos y que algo entrara a la casa o que no volvieran y dejaran a sus hijos encerrados; eran un niño de brazos y otro de seis años.

Entramos a la tienda y tomamos todo lo que podíamos, yo ya con la bolsa llena me fui a la casa blanca y les pedí que me abrieran para dejarles comida; así lo hicieron y me agradecieron con lágrimas y bendiciones. 

Regrese a la tienda, volví a llenar la bolsa y regresamos el joven y yo a la casa. No podía dejar de pensar en mi familia que había dejado atrás.

Les conté la historia a la familia de mi novia y ante mi frustración por no saber de mis padres me pidieron que regresara pero no solo, mi novia quería ir conmigo para acompañarme. Al principio me opuse pero después termine accediendo ante sus comentarios. Salimos en la noche, cuando teníamos la ventaja sobre los no vivos.

Hubiera querido que fuera bajo circunstancias diferentes que viajáramos solos, pero aun así me sentí feliz, seguro y acompañado por mi hermosa.

Era el cuarto día y ya estábamos a punto de llegar a casa de mis padres, se veía el fraccionamiento de lejos y parecía estar en buenas condiciones. Conducía rápidamente por la calle convencido de que volvería a ver a mis padres y con mi novia a un lado hasta que por un lado saliendo de los escombros de un edificio pegado a la baqueta salía un muerto que me provoco girar el volante y salir disparados a un sembradío y chocar de frente contra un árbol, teníamos los cinturones de seguridad puestos así que no salimos por el parabrisas, pero estos se atoraron al igual que las bolsas de aire.

Segundos después de habernos impactado recuperamos la conciencia y preguntándonos si estábamos bien tratábamos de zafarnos de los asientos pero era imposible hacerlo manualmente, necesitábamos herramientas para podernos sacar.

Tratamos durante minutos pero todo intento era imposible. Cuando mira a mi novia y tratándola de ayudar me di cuenta que detrás de ella se acercaban una buena cantidad de muertos vivientes; eso me altero y trate de sacarla lo más rápido que pude; ella también alzo la mirada y vi los mismo que yo pero detrás de mí y también la altero. Estábamos rodeados y aun zafándonos no tendríamos a donde correr y los dos nos dimos cuenta de eso.

Dejamos de intentar sacarnos de los asientos y solo nos miramos fijamente a los ojos. No dijimos nada y con lágrimas en las mejillas nos besamos por última vez y así lo seguimos haciendo hasta que sentimos que nos empezaron a jalar afuera del auto, nuestros labios se separaron pero nuestras manos seguían juntas.

Me atreví a abrir los ojos y como si se lo hubiera dicho, ella hiso lo mismo. Sin importar el ruido solo nos miramos y nos dijimos que nos amábamos aunque dentro de mí me arrepentía por haber aceptado que estuviera ahí, por no haber supuesto lo de los escombros, por no haber manejado más lento… por haberla ido a buscar, ya que si no hubiera sido así, ella seguiría viva.

Sabía lo que pensaba por mi expresión y solo me dijo “tranquilo, estoy porque quiero y quería estar contigo hasta la muerte. Te amo” y con una lagrima la sacaron del auto. Grite su nombre cuanto pude pero a mí también ya me habían sacado del auto, me tiraron al suelo y…

Vi mi vida pasar frente a mí, vi los momentos con mi familia, los momentos con mis amigos, los momentos con mi novia. Todos eran momentos de felicidad y risas.

Como ultima voluntad alcance a quitarme las vendas de mis brazos para que quien fuera viera que ame con intensidad a una chica llamada Pame y que hasta mi último respiro era lo único que siempre quise, estar con ella hasta la muerte.


Quisiera contar lo que paso después de eso, pero ahora ya no soy humano ni ella lo es.

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