Una familia.
Un
miembro de una pequeña comunidad que te vio nacer, que te ve crecer y que algún
día te vera morir. Uno nace, crece, se reproduce y muere, es la historia de la
vida. Gracias al amor existes y gracias a eso mismo te logras mover en este
mundo lleno de retos, decepciones y maravillas. Siempre hay un apoyo incondicional
hacia tu persona de parte de los miembros.
Una amistad.
No son
eternas pero algunos logran serlo, son lazos en un momento dado más fuertes que
los de la familia, hay un tipo de confianza hacia tus semejantes y un tipo de
amor que puede llegar al enamoramiento. Una amistad nunca es fácil pero a veces
se consigue sin buscarla; es algo maravilloso y necesario para poder sobrevivir.
Un equipo.
De
trabajo, deportivo, fraternal, etc. Ser parte de uno de estos dedica mucha
perseverancia, esfuerzo, ánimos y hasta desgaste físico y moral, pero una vez
que se logra el objetivo todos los miembros del equipo, conocidos o no, pueden victoria
el fruto de su sus ganas.
Una relación.
Algo…
que muchos se atreven a describir pero lo hacen erróneamente, es algo
indescriptible cuando es verdadero. Lastima y duele hasta el alma, pero nunca
se piensa en eso hasta que llega; mientras tanto no puedo decir nada acerca de
eso, solo que hay que sonreír, disfrutarlo, ser perseverante, honesto, fiel y
entregado. Uno nunca espera el fin de eso, ya que esperamos que nunca acabe.
Ser parte de algo conlleva peleas, discusiones, arrebatos de
ira y frustración; pero es algo hermoso, que seriamos de solo ser felices,
conformistas y hasta hipócritas. Una vez dije que las peleas son necesarias y
lo son; con ellas se llegan a acuerdos, se expresan ideas y hasta llegamos a la
paz interna, descansamos al decir lo que tenemos que decir.
Siempre hay que agradecer.
A la
familia por estar a nuestro lado, por gastar en nosotros, por creer en lo que
hacemos, por aguantarnos día a día y por estar presentes cuando y cuando no los
necesitamos. Por ser nuestra familia que queramos o no, están ahí y siempre lo
van a hacer
A una
amistad por tendernos la mano, por escucharnos, por ayudarnos, por salir juntos
a obtener un poco de diversión que es muy necesaria. Por simplemente ser
nuestros amigos.
A un equipo por el esfuerzo aun
sin haber logrado los objetivos. Ya que todos son parte de algo, todos dependieron
de alguno y si fallaron, no hay que recriminar; somos humanos y nos
equivocamos.
A nuestra pareja por regalarnos
un beso, un abrazo, un te quiero, un te amo, una mano sudada, un hombro al que
llorar, un oído que escucha nuestros problemas, defectos y males; una mano que
nos toca tiernamente, unos ojos que nos ven con orgullo y amor. Por ser nuestro
amor.
Siempre hay un final, nunca hay que desearlo ni prolongarlo.
Llega y lo tenemos que afrontar con la cabeza en alto, con el corazón bien
puesto y con el alma en lo más alto.
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