martes, 29 de enero de 2013

Ser parte de...


Una familia.      
                Un miembro de una pequeña comunidad que te vio nacer, que te ve crecer y que algún día te vera morir. Uno nace, crece, se reproduce y muere, es la historia de la vida. Gracias al amor existes y gracias a eso mismo te logras mover en este mundo lleno de retos, decepciones y maravillas. Siempre hay un apoyo incondicional hacia tu persona de parte de los miembros.

Una amistad.
                No son eternas pero algunos logran serlo, son lazos en un momento dado más fuertes que los de la familia, hay un tipo de confianza hacia tus semejantes y un tipo de amor que puede llegar al enamoramiento. Una amistad nunca es fácil pero a veces se consigue sin buscarla; es algo maravilloso y necesario para poder sobrevivir.

Un equipo.
                De trabajo, deportivo, fraternal, etc. Ser parte de uno de estos dedica mucha perseverancia, esfuerzo, ánimos y hasta desgaste físico y moral, pero una vez que se logra el objetivo todos los miembros del equipo, conocidos o no, pueden victoria el fruto de su sus ganas.

Una relación.
                Algo… que muchos se atreven a describir pero lo hacen erróneamente, es algo indescriptible cuando es verdadero. Lastima y duele hasta el alma, pero nunca se piensa en eso hasta que llega; mientras tanto no puedo decir nada acerca de eso, solo que hay que sonreír, disfrutarlo, ser perseverante, honesto, fiel y entregado. Uno nunca espera el fin de eso, ya que esperamos que nunca acabe.

Ser parte de algo conlleva peleas, discusiones, arrebatos de ira y frustración; pero es algo hermoso, que seriamos de solo ser felices, conformistas y hasta hipócritas. Una vez dije que las peleas son necesarias y lo son; con ellas se llegan a acuerdos, se expresan ideas y hasta llegamos a la paz interna, descansamos al decir lo que tenemos que decir.

Siempre hay que agradecer.

                A la familia por estar a nuestro lado, por gastar en nosotros, por creer en lo que hacemos, por aguantarnos día a día y por estar presentes cuando y cuando no los necesitamos. Por ser nuestra familia que queramos o no, están ahí y siempre lo van a hacer

                A una amistad por tendernos la mano, por escucharnos, por ayudarnos, por salir juntos a obtener un poco de diversión que es muy necesaria. Por simplemente ser nuestros amigos.

A un equipo por el esfuerzo aun sin haber logrado los objetivos. Ya que todos son parte de algo, todos dependieron de alguno y si fallaron, no hay que recriminar; somos humanos y nos equivocamos.

A nuestra pareja por regalarnos un beso, un abrazo, un te quiero, un te amo, una mano sudada, un hombro al que llorar, un oído que escucha nuestros problemas, defectos y males; una mano que nos toca tiernamente, unos ojos que nos ven con orgullo y amor. Por ser nuestro amor.

Siempre hay un final, nunca hay que desearlo ni prolongarlo. Llega y lo tenemos que afrontar con la cabeza en alto, con el corazón bien puesto y con el alma en lo más alto.

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