jueves, 23 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 5

Un suspiro… fue todo lo que pude hacer en ese momento antes de salir disparado al supermercado.

Una fuerza me invadió mi cuerpo llenando me de adrenalina y provocando mi mente empezara razonar, a crear pensamientos, ideas, juicios y un momento de excitación que se propagaba velozmente en mi cuerpo, de pies a cabeza. Nunca había sentido algo así, era como si algo detonara en mi interior destruyendo todas mis debilidades y emergiendo mis habilidades y sentimientos más maravillosos; fue un momento en que deseé algo y estaba seguro de eso.

Para empezar a crear algo tienes que adueñarte de la situación, y eso fue lo que hice por primera vez. Apague la computadora sin antes eliminar el historial del buscador, luego me levante disimuladamente de la silla y guarde todas esas maravillosas hojas debajo de la cama, como estaban antes de que supiera de su existencia.

Antes de abrir la puerta del cuarto volteé a ver si todo estaba en orden, lo estaba; gire la perilla y salí de la habitación, camine pasivamente por el pasillo buscando a la asesina “amor, donde estas”, decía una y otra vez hasta que me contesto, “aquí abajo, en la cocina”. Bingo.

Baje las escaleras y la vi, parada enfrente del lava platos con sus manos ocupadas, dándome la espalda. Ahora portaba un delantal, estaba lavando los platos luego de cocinar; siempre le gusto el orden y la limpieza, por algo era mi esposa. Me acerque a ella por la espalda, cuando sintió mis manos en su cadera lanzo un suspiro de alivio, luego de sentir un beso en su cuello, cerró los ojos y sonrió.

-Perdón por mi actitud de hace un momento, estaba nervioso. Ahora te quiero recompensar por ser tan cariñosa y amable con un moribundo hombre- Mientras decía esto mis manos se movían sensualmente por su cuerpo llevándola al deseo y mi voz hablaba por sus orejas y conforme decía palabras disminuía y aumentaba su tono, también daba énfasis a palabras como “recompensa” y “cariñosa”.

Dejo lo que tenía en las manos y las enlazo en mi cuello, al mismo tiempo dándome un beso loco de excitación, pero interrumpiendo esto dije:

-Pero antes debo hacer unas compras para que todo salga excelente.-

Exhalaba e inhalaba aire, estaba más que prendida, y con ese tono dijo:

-No te tardes.-

Me solté de sus brazos y me fui directo a la puerta principal para después tomar el auto e irme de shopping.

El trayecto a la plaza fue rápido, en silencio y muy serio. Entre directamente a un supermercado y fui al apartado de cocina, conseguí unos rollos de plástico, de esos para cubrir la comida, y también un cuchillo de cocina profesional, no muy grande pero si muy filoso. Luego fui a farmacias; ahí compre una caja de guantes de látex, alcohol, algodón y jeringas para glucosa, también compre un par de sustancias para hacer un tipo de somnífero que durara por lo menos 2 horas, dependiendo de la sustancia que se le agregara. Es increíble cuantas cosas puedes encontrar en un supermercado sin siquiera la gente te preguntara, eso me facilito las cosas.

Salí con una bolsa de plástico como si hubiera comprado víveres para la familia. Volteé a ver la bolsa y se me hizo algo ridículo; por suerte hoy en día hay una tienda en cada plaza que venda artículos sexuales.

Compre unas esposas para cama y al querer pagar el tipo que atendía el mostrador me dijo un comentario de lo más astuto “hoy abra acción, ¿eh?”, y conteste honestamente “más de lo que te imaginas” y con un gesto de depravación deje al pobre chico que en su vida imaginaria lo que iba a pasar esa noche en mi casa.

Ya con las compras hechas regrese a casa con una bolsa más apropiada y una sonrisa de oreja a oreja.

-Amor, ¿donde estas?- dije arrastrando las palabras al entrar a la casa.

-Aquí arriba- me contesto desde la habitación principal.

Subí tranquilamente las escaleras con la bolsa y entre a la habitación donde ya hacía mi amada acostada en la cama con un mínimo de ropa e invitándome a acompañarla.

-Primero debo entrar al baño a arreglar un par de cosas- al final de la frase hice un gesto mostrando la bolsa que cargaba.

Entre al baño y con la puerta cerrada saque todas las cosas de la bolsa y recordando lo que vi en internet prepare la sustancia que la dejaría dormida, la modifique para que funcionara por un par de horas más. Al finalizar la introduje en el interior de la jeringa y la escondí en la parte baja de mi espalda atorándola con el cinturón de mi pantalón.

De pronto me interrumpió un comentario suyo. “Llamó Emily, que te pongas en contacto con ella y me dio su número. Esta a lado del teléfono”. Eso me ahorraba el trabajo de buscar su número telefónico.

Volví a guardar las cosas en la bolsa pero dejando las esposas a la mano, me quite la playera y salí del baño.

Me moví rápidamente para encontrarme encima de ella y dejando la bolsa a un lado de la cama, la bese e inclinándome a la bolsa saque las esposas que produjeron un pujido de mayor placer en la mujer. Se las puse en ambas manos y piernas atorando un extremo de ellas a una parte de su cuerpo y la otra en los barandales que rodeaban la cama.

-Para que esto comience- dije tranquilamente-debes cerrar los ojos y relajar el cuerpo- una mano empezó a tocar con cuidado su cuerpo, sin exponer las huellas digitales- ¿entiendes lo que digo?

-Si-respondió con un suspiro.

Tome lentamente la aguja y la introduje en su suave cuello. Al sentir la aguja introducirse a su cuello se empezó a revolver en la cama, pero era inútil, estaba esposada; quiso gritar pero a penas alcanzo a susurrar hasta que por fin se dejo de mover.

Saque la aguja y me dispuse a preparar otra sustancia, pero está más suave, para una hora de duración; luego la guarde en un buro que se encontraba a un lado de la cama donde estaba dormida la mujer que aun estaba viva.

Baje por las escaleras rápidamente hasta llegar al teléfono, ahí vi una hoja de papel con el nombre de Emily y un número anotado. Marque los dígitos y escuche por el auricular. “Bueno” me contesto esa voz angelical que me estremeció. “llega en media hora, te tengo un regalo”.

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