miércoles, 22 de junio de 2011

El inicio de un asesino. Parte 4

Los edificios y la gente pasaban rápidamente junto a mí, de vez en cuando estos se detenían y se movían con normalidad, pero por momentos estos volvían a moverse velozmente.

El silencio permanecía en el auto mientras mi pareja se concentraba en el camino de regreso a casa después de estar en el hospital donde me dieron de baja la mañana siguiente del encuentro con la bella mujer que me había amenazado de matar a mi esposa si yo no hacía.

Solo miraba por la ventana viendo a la gente pasar, con sus problemas y prisas; me pregunto que si alguna de ellas tenía el mismo problema que yo, pero sabía que no era hacía. Estaba confundido de cómo había llegado a ese punto de mi vida, pero no en lo que tenía que hacer.

Mi esposa me volteaba a ver preocupada y preguntaba si estaba bien, no sabía que contestarle, así que mejor guardaba silencio y continuaba viendo por la ventana del auto. Llegamos a la calle en la cual vivía y el móvil se fue deteniendo lentamente hasta quedar quieto, de igual manera, me baje despacio del carro y vi a mí alrededor; todo parecía tan desconocido, como si no hubiera estado en ese lugar por años, y solo fue una noche.

Mi esposa me abrió la puerta de la casa y mientras entraba todo me parecía tan extraño, tan irreal que al ver las escaleras frente a mí decidí subir rápidamente mientras que la mujer que dejaba a bajo me gritaba si quería algo y estrepitosamente le contestaba “quiero estar solo”.

Entre a mi habitación y cerré la puerta de golpe y enseguida puse el seguro para que nadie entrara. Mi corazón palpitaba a mil por hora, las manos me sudaba en exceso, giraba mi cabeza en busca de algo familiar pero todo era diferente, algo había cambiado; empecé a caminar por el cuarto preocupado de forma angustiosa, el aire me faltaba, no podía respirar; quise gritar pero solo salió un susurro de mi boca, mi cuerpo se tensaba hasta que me puse de rodillas. Sujetaba mi cuello como si me fuera a caer la cabeza, la vista se me empezó a nublar y seguía sin poder respirar hasta que, me desvanecí sobre la alfombra que cubría el cuarto.

Los ojos los tenía abiertos viendo por debajo de la cama, seguía con las manos agarrando mi cuello pero mi respiración volvía cada vez más a la normalidad, mi cuerpo estaba inmóvil y todo sudado, el frío se apoderaba de mi y no podía pensar en otra cosa que no fuera en el inmenso dolor de cabeza que tenía. Como si algo me iluminara, alcance a distinguir algo entre la oscuridad de la cama, era algo blanco y delgado, una hoja de papel; con más fuerza de voluntad que energía logre sujetar el objeto blanco, pero debajo de este había más cosas, más hojas. Las sujete con fuerza y las atraje a mi cuerpo hasta que estuvieran perpendiculares con mi pecho.

Las empecé a leer y me empecé a dar cuenta que las palabras “fraude, delito, robo, extorción, etc.…” se encontraban en mayoría de todo ese conjunto de hojas. Acusaban a mi esposa de estos crímenes a otras personas con ingresos menores, hasta denigrantes; resaltaban testimonios que exponían gente a las que les fue robado todo por medio de mi esposa; también resaltaban argumentos de profesionales donde decía que la joven mujer con la que estaba casado era la responsable de dejar a más de una persona en la calle por hacer mal uso de sus bienes y luego desaparecerlos.

La mayoría de las hojas decían lo mismo hasta que encontré a una hoja de periódico entre el bonche; como si todo se me hubiera olvidado, me senté sobre la alfombra y comencé a leer un titular del periódico de hace no más de un mes. Era la fotografía de una casa incendiándose en una zona rural donde el titular exponía todo, “Familia incinerada” y la noticia decía: “Tras quedar en bancarrota, la casa donde habitaba una familia de dos adultos, una niña de dos años y uno bebe de once meses se quemó misteriosamente matando a toda la familia viva. Tras investigaciones, se dedujo que fue un homicidio ya que, los restos de la familia fueron encontrados atados a sillas de metal y se supo que estos estaban vivos al empezarse el incendio. Las autoridades ya empiezan a investigar y se ha llegado a una primera sospechosa con quien la familia tenía relaciones. No es la primera vez que esta mujer es objeto de sospechas, ya que se han dado hechos parecidos y se ha señalado a la misma mujer; sin embargo, nunca se le ha encontrado culpable. Las autoridades seguirán investigando.”

Tras leer la horrible noticia del periódico me volvió a faltar la respiración y la piel se me palideció. Voltee a ver la computadora y de forma automática y me levante a prenderla y buscar información.

Tras una hora de búsqueda, todo era verdad. Mi esposa había tomado los fondos de las familias que habían confiado en ella dejándolas en la quiebra y luego si no podía dar más dinero ella mandaba a matarlas, siempre vivas.

Era la mujer con quien me había casado, era mi esposa, era mi pareja; era la culpable y todos deben pagar una cuenta.

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