miércoles, 26 de octubre de 2011

El campeón. Parte 2.

Escuchas como la gente te abuchea y te molesta gritando el nombre de tu contrincante a tono mientras caminas entre la multitud que trata de provocarte sobre una impresionante infraestructura donde en esta ocasión se lleva a cabo una pelea de box. Te protegen tus entrenadores entre otros tantos de policías que evitan que la gente te logre lastimar. Llegas a las escaleras para poder subir a ese cuadrilátero de cuatro cuerdas de diferentes colores y cuando das el primer paso los gritos incrementan y las piernas empiezan a pesar; ahora el coliseo completo esta en tu contra, como si estuvieras en su propiedad y no tuvieras permiso de estar ahí; pero sigues subiendo las escaleras con si no importara lo que dijeran, pero la verdad es que si.

Te empiezas a mover por la arena y no sabes a dónde mirar por qué no hay lugar donde refugiarse, todos te odian y nadie te apoya y en ese punto deseas no estar en ese lugar en ese instante. De pronto en un sector del edificio se escuchan aplausos y la gente empieza a gritar más fuerte el nombre de tu oponente pero ahora en forma de apoyo y la presión aumenta pero te sigues moviendo ante el apoyo a otra persona.

No lo miras pero sabes que se subió al ring y se declara victorioso por la expresión de la demás gente. Empieza la introducción de la pelea, y cuando dicen tu nombre el mundo se te cae encima, pero aparentas que no te imposta y subes las manos en forma de respeto, pero a nadie le interesa; nombran al sujeto con el que vas a enfrascarte en una pelea pactada a doce rounds pero él asegura que serán tres y saldrá con los brazos arriba y sin daño alguno, y es aclamado como un dios por los espectadores.

Nos piden que nos juntemos en el centro del ring para escuchar las reglas que ya sabemos, pero ese momento, en ese momento todo cambia, la gente se calla y el tiempo se detiene y solo lo miras a los ojos. Chocas los guantes y el ruido regresa y el tiempo vuelve a ser el normal aunque todo cambio; el ruido se escucha, la gente desaparece y las luces se centran en nosotros y todo cae en oscuridad.

Estás en tu esquina y te percatas que solo hay dos sujetos que se van a matar para salir ganadores y un tercero para establecer la ley. No eres el favorito y mucho menos el campeón, pero buscaste el lugar de retador y ahora es tú oportunidad de lograr hacer algo de historia, tú historia.

Y la campana suena, primer round.

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