Mi visión era borrosa y mis sentidos estaban torpes. Cuando quise agarrar a la enfermera para preguntarle cómo había llegado a ese lugar una voz me llamó por mi nombre y agrego un “que bueno que ya despertaste”. Era mi esposa que estaba sentada en una silla situada al otro lado de mi cama, portaba una vestimenta de oficina y lucía cansada por su cabello despeinado y maquillaje corrido.
De pronto la puerta del cuarto del hospital se hiso corrediza y entro el doctor con una bata y una libreta.
-¿Cómo se siente?-
-Como tendría que sentirme si…-y recordé el puñal que la joven hermosa me había enterrado, en ese momento moví mi mano para sentir la herida, pero ahora esta estaba cosida. Como de golpe empecé a sentir el dolor de la cortada y el ardor de la costura.
-¿Aun le duele?-
Intrigado por la situación en la que estaba le pregunta al doctor confundido -¿Qué pasó?-
Asombrado por mi pregunta el doctor me contesto en un tono sarcástico que me molesto -¿Qué no recuerda?- Y preocupada mi esposa me contestó.
-Te asaltaron, la policía recibió una llamada de una mujer que decía que habían asaltado a un hombre en un callejón y que lo habían apuñalado en un costado. Entonces llego una ambulancia y te trajeron aquí ahí es en donde me contactaron y vine lo más rápido posible.-
Y agregando el doctor dijo:
-Tuvo suerte, si la mujer no hubiera llamado a la policía la ambulancia no hubiera llegado a tiempo. Habrá que agradecerle a la mujer.-
Guarde silencio en lo que analizaba la situación y llegue a la conclusión que era una mujer que además de maldita, era muy astuta.
Para romper el silencio de la habitación mi esposa dijo algo que me estremeció y provoco que mi miedo volviera.
-Deja que te presente a tú salvadora- y acercándose a la puerta llamo a una mujer que entro lentamente y siempre con los ojos en los míos. Me estremecí tanto que el aparato de presión cardiaca empezó a sonar estrepitosamente, provocando que el doctor me preguntara si estaba bien, no conteste, estaba metido en los ojos de la mujer que me había apuñalado y besado apasionadamente.
-Amor, quiero que conozcas a Emily, ella llamo a la policía cuando te asaltaron, también te acompaño en la ambulancia y no se quiso ir hasta que despertaras. Es una mujer muy atenta ¿no lo crees?-
Y con apenas un respiro alcance a contestarle a mi mujer –Ya lo creo-
-Un gusto conocerte, me preocupe tanto cuando lo vi desmayado en el callejón y sangrando que no lo pude dejar solo- Parecía tan inofensiva, hasta la impresión de ser ingenua. Se veía tan distinta con ropa que hasta mejor relucían sus ojos cafés y sus labios rojos.
-Bueno, es bastante tarde y ya debo irme, pero fue un placer conocerte-
Y agradeciendo le mi esposa por mi le comento –No, por favor el placer es mío, gracias por salvar a mi esposo-
-No se preocupe, solo hacía lo que cualquier otra hubiera hecho-
Y mirándome mi esposa me dijo – ¿tú no le quieres decir algo?-
La angustia y el nerviosismo me invadió el cuerpo en ese momento, no supe que decir y solo guarde silencio.
-No se preocupe han de ser los sedantes que lo han de traer algo mareado, pero bueno, yo me retiro-
1 comentario:
Gran, pero gran historia... estoy intrigado. De verdad, va de maravilla.
Quiero seguir leyendo.
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