lunes, 25 de febrero de 2013

Cazado. Parte 4


-La amo, por favor no le hagan daño- Mi voz mostraba lastima y preocupación; no mentía acerca de lo que sentía solo que necesitaba mostrar algo que muy pocas veces lo hago y en esas ocasiones estoy con mi amada. Necesitaba despertar la ira de aquella mujer enamorada de mi, que sintiera la furia nacer de su corazón y que recorriera por todo su cuerpo hasta que la adrenalina la cegara y echara todo a perder. Tenía que sacar todo lo que sentía acerca de mi novia y futura esposa o ese era el plan ya que aun no estaba seguro de que iba a salir vivo de ahí, eso esperaba ya que quería volverla a ver antes de que me terminara de desangrar, no faltaba mucho para eso. El cuerpo no tenia energía y había dejado de sentir mis extremidades, la visión era borrosa, me costaba hablar con claridad y sostener mi rostro; no podía caer noqueado, tenía que aguantar.

-Por favor, la amo tanto. Es lo único que tengo en la vida, el único sentimiento que en verdad siento, es la persona que me ha guiado y me ha enseñado que no toda la gente es mala; me ayudo a salir del agujero en el que estaba, me ha ayudado a superar todo lo que me ha pasado y siempre ha estado presente. Por favor… la amo tanto- Las lagrimas empezaban a salir de mi rostro, eso era real y verdadero.
No sabían qué hacer, se veían con preocupación y duda hasta que uno de ellos; el que estaba tatuado empezó a gritar desesperadamente.

-No puedes amar a nadie, eres un asesino como nosotros. Lo que sientes es solo una mentira, una necesidad que tu cuerpo necesita para palpitar pero en un momento dado también la mataras y sabes que es verdad. No puedes evitarlo, eres el asesino perfecto, eres un dios; los dioses no aman solo descargan su ira en los humanos. Nosotros somos tus súbditos, te pertenecemos y nos perteneces y… y… no puedes amar. La vas a matar también, quieres sentir su sangre correr por tus manos mientras llora preguntándose qué fue lo que paso, que era lo que estaba mal; pero solo era una ciega al ver que siempre estuvo en tu mente envolverla en plástico, colgarla y con un tajo cortarle la yugular o penetrar su corazón- se acerco a mi rápidamente y me tomo del cuello ahogándome- La amas porque es tu mayor trofeo y va a ser tu mejor asesinato, solo estas esperando- Me soltó del rostro y empecé a recobrar la conciencia, esas palabras, no lo sé… podían ser ciertas o no pero… me habían animado, revivido y sabía porque, habían llamado mi atención y ahora empezaba a pensar en que todo era cierto, que eso era lo que estaba esperando, que en verdad no podía amar a nadie y solo era una ilusión de mi mente para sobrevivir.

Seguía en mi mente pensando en el silencio del bosque hasta que mi predilecta salvadora comenzó a expulsar palabras rápidamente:

-¿La amas? ¿Amas a alguien que no sea yo? ¿Amas a esa, común? ¿Amas a ese ser ordinario que se ha convertido en un borrego en el que tu eres el lobo? ¿No me amas a mí? ¡Cómo te atreves! -empezando con un tono bajo hasta el punto de gritar y soltar una carrera hasta mi persona para tomarme del cuello hablarme al oído –Yo soy como tú, esa cualquiera no puede contigo, eres mucha pieza para ella. Yo soy tu pareja, fuimos creados con el mismo propósito, matar y vivir juntos hasta que la vida nos consuma- Con su otra mano empezó a rosar mi mejilla- Tu y yo, piénsalo; yo te amo como eres y se quién eres en verdad, ella no ve detrás de la máscara, yo sé cosas de ti que te sorprenderían. Sería tu futura esposa, solos tu y yo- Termino de hablar y me beso la mejilla con ternura.

Alce la cara y la vi directamente a los ojos, en ese momento su sonrisa cambio y se volvió seria, veía lo que tenía en mente y en realidad como era. Nunca me había sentido así, nunca mi cuerpo había respondido de esa manera, jamás me imagine tener esa fuerza que ahora se convertía en odio, en furia y sobre todo… en venganza. Se alejo de mi atemorizada y al final solo dije:

-Espero que jamás me sueltes y que me tengas que matar en este momento, porque te voy a matar tan dulcemente que ni en tus peores pesadillas lo habrás pensado. Estas muerta desde este momento.- mi corazón se revolucionaba, pedía a gritos hablar y soltarse para comenzar a sentir el éxtasis y expulsar la adrenalina que me tensaba los músculos aun con poca sangre para responder- Amo a mi novia, a mi mejor amiga, a mi amante, a mi futura esposa, a mi próxima asesina. Tu, tu estas muerta y mi respiración en mi cuello será lo último que sentirás antes de seas convertida en nada-

Caminaba son pasos pequeños hacia atrás, sus ojos estaba abiertos como platos y su boca trataba de decir algo pero no podía, jamás iba a poder volver a hablar sin embargo su reacción continua fue…

-¡Como te atreves!- Dijo el líder arrebatándole el cuchillo al sujeto tatuado empezó a correr hacia mí, se movía raídamente y yo con un movimiento de brazos, usando mi última fuerza me alce y con los brazos protegiéndome el pecho me cubrí hasta que abanico el cuchillo y cortando primero la cuerda de la que estaba detrás alcanzo a cortar un costado de mi cuello. Caí sin preámbulo a la Tierra sucia empezándome a desangrar con velocidad, separe mis brazos y sentí como la sangre salía de mi cuello, era una cortada profunda y si quería salir vio tenía que ser rápido y esperar que Pame no tardara en llegar, ahora la necesitaba más a mi lado que nunca; en realidad la amaba y por ella iba a salir vivo o por lo menos victorioso.

No muy lejos de ese lugar mi amada había encontrado mi auto estacionado y se había parado cerca de él, se había bajado del carro y empezaba a buscar algún indicio de mi presencia, alcanzo a ver unas luces prendidas de una choza a unos kilómetros de distancia y el ruido parecido de unos gritos aun mas lejos de ese lugar.

Un par de gritos se escucharon de las personas paradas y jamás me sentí tan más vivo. Tome una piedra del suelo y la lance al líder golpeándolo en la cabeza haciendo que cayera al suelo inconsciente. Como pude me abalance a él, volví a tomar la piedra y lo volví a golpear en la cabeza destrozándole el cráneo, le arrebate el cuchillo, corte la soga de las piernas y como pude me levante tambaleante.

Estaban atónitos, aterrados de ver a su supuesto dios levantarse del suelo mientras sangraba como un humano y verlos de reojo pero profundamente “estaban acabados” era lo único que podía pensar.

El hombre que se había visto discreto corrió hacia mí con el cuchillo en frente de él como un caballero montado en su caballo esperando que acertara en su impacto, gran error. Con un movimiento de cadera su cuchillo pasó cerca de mi rostro pero lo que me permitió tomar el mío con fuerza y clavarlo en la parte baja de su mandíbula atravesando la piel, los músculos, la lengua y parte del paladar. Lo tome del brazo donde tenía el cuchillo aun con algo de fuerza y doble su brazo para que sus propias manos se lo clavaran en el corazón mientras yo ejercía fuerza y soltaba un grito como un peleador terminando con su contrincante. Lo mire a los ojos y él quiso parpadear pero ya no tuvo vida para hacerlo. Lo deje caer al suelo mientras que la sangre empezaba a absorber su sangre y la mía.

Volví a ver a los dos personajes que aun estaba de pie, ella empezaba a llorar y a querer volver a gritar pero jamás pensó lo que vería y menos lo que diría yo:

-Les aseguro que aun sigue vivo- Los dos se palidecieron aun más- Ahora sigue tu tatuado- Este trago saliva y trato de recuperar la compostura colocándose en posición de combate, este tenía más idea de lo que hacía. Nos quedamos parados hasta que brinco y moviendo el cuchillo de un lado a otro comenzó a tratar de matarme. Las piernas empezaban a doblárseme y la vista perdía esa vida que había recuperado y con un movimiento lento y tonto trate de córtalo pero lo único que logre fue que él lo hiciera haciéndome una cortada de mi hombro izquierdo a mi última costilla en diagonal, era solo una cortada, pero me advertía que debía tener cuidado.


Mi amada se movía en la oscuridad de la ahora madrugada entre los árboles tratando de llegar a los la casa hasta que un destello le llamo la atención y decidió cambiar de rumbo y mejor caminar a ella, era mi lámpara que nos alumbraba luchando. Trato de seguir moviéndose con velocidad hasta que tropezó y cayó en un charco maldiciéndolo y haciendo ruido en el silencio; un ruido que en una noche así cualquiera oiría.

El hombre dejo de mover el cuchillo y giro el cuello para ver qué era lo que se había oído no muy lejos de ahí; imbécil. Con el antebrazo lo tome del cuello y este reacciono soltando el cuchillo y poniendo sus manos en mi brazo tratando de alejarme, tenía más fuerza que yo pero aun así le dije al oído.

-Jamás le pierdas la vista a tu rival, eres un mal aprendiz mi estúpido amigo- Y con mi mano que sostenía el cuchillo lo clave en su espalda girándolo con brusquedad y sacándolo de nuevo para volverlo a meter y sacar y así sucesivamente, expulsaba sangre a chorros manchándome todo lo que restaba de mi persona desnuda y llenaba el suelo de un tono rojo con café. Lo seguí haciendo hasta que sus manos dejaron de  oponerse y cayeron a sus costados al mismo tiempo que su cuerpo se desvanecía en el suelo, lo vi a los ojos y estos ya no tenían color; al final lo deje caer de frente, tenía la espalda hecha un desastre, antes me hubiera disgustado ver tanto desastre pero ahora no me importaba.

Alce la vista y la vi temblando bajo de un árbol llorando de miedo, era su turno y ella lo sabía. Me agache para tomar el cuchillo que estaba en el suelo, este era más grande y me permitiría hacer aun más cosas, pero con ese movimiento cometí mi propio error; la deje de ver. De algún modo había sacado una pistola y cuando me reincorpore tiro del gatillo. El sonido dejo sordo al bosque y a todos los que estaban en él, caí al suelo y sentí la perforación redonda sobre mi pecho, si no salía de ahí rápido iba a morir en cuestión de minutos, coloque mi cabeza en la tierra y gire el cuello y la vi escondida entre los arbustos viendo todo, viéndome caer casi muerto. Alce mi brazo e hice una señal de que guardara silencio y de que se fuera, pero también trate de decir que la amaba, que la amaba no por quererla matar, sino porque quería estar con ella; que quería pasar mi vida a su lado, que jamás me iría de su lado, que siempre la iba a tomar de la mano, que siempre le iba a decir lo hermosa que estaba, que quería que tuviéramos hijos, que cuanto la amaba por la persona que era, que ella si me conocía, que era la única que lo hacía pero solo pude verla desaparecer entre la oscuridad de la noche; la amaba.


Ella vio todo, vio como clavaba al hombre por la espalda, como disfrutaba de ese momento, como perdía la vida el hombre y caía muerto; vio mi rostro, mis expresiones, mis sensaciones, me vio como en realidad era.

También observo como la mujer sacaba un arma de su pierna y me apuntaba, observo cómo me agachaba y como recibía el impacto que me dejaría en el suelo y al final vería todo lo que quería decirle en esos momentos y aun más; vi mi amor a ella, vi que era verdadero y vio como cerraba mis ojos lentamente.

Agacho la mirada mientras escondida de los arbustos lloraba en silencio tratando de gritar y de poder hacer algo, pero solo pensaba en la venganza y en que le quería hacer daño a aquella mujer que se había atrevido a dispararle a su esposo y sin aun saber si ella también me había hecho tantas cortadas, dentro de su ser nació la sensación de asesinar aunque sea por un momento.

Alzo la cara y camino por detrás del árbol en el que estaba la mujer aun llorando y recuperándose de ver lo que acababa de presenciar, tomo una cuerda del piso y decidida se paro detrás de la mujer de cabello corto, tomo la cuerda con ambas manos y la paso sigilosamente por enfrente de su cara y jalo. Lloraba mientras lo hacía y gritaba maldiciones a la mujer que estaba estrangulando; esta se movió zafándose de la cuerda y soltando un tosido, quiso tomar la pistola que estaba su lado pero Pame la empujo tirándola al suelo de espaldas y con cuchillo en mano lo clavo en el pecho de la mujer, esta alcanzo a gritar algo pero mi amada tenía todo su peso sobre el cuchillo que ahora perforaba más que las arterias del corazón sino parte de los nervios de la columna.

Gritaba con furia, con enojo y lloraba por amor mientras trataba de pensar en lo que había visto y en un momento vio mi cuerpo tirado en el suelo y empujo con aun más fuerza hasta que al final vio a la mujer debajo de ella viéndola con terror y acercándose a su cuerpo ahora bañado en sangre le grito:

-¡Es mío y de nadie más! ¡Yo le pertenezco y él me pertenece maldita! ¡Muérete perra!- Alcanzo a oír y cayó muerta con los ojos abiertos y con la cara recostada a un lado.

Después de minutos dejo el cuchillo manchado de sangre y se puso de pie rápidamente para sentarse a mi lado a llorar y a decirme cuanto me amaba y cuanto quería que tratara de seguir con vida, que luchara para abrir los ojos y verla de nuevo para besarla, abrazarla y decirle cuanto le amaba, que en verdad era el amor de mi vida, que quería una familia a su lado, que quería envejecer a su lado y que jamás me iría, que era solo suyo. Solo que en ese momento no paso nada de mi parte.



























Estaba en un cuarto de hospital cuando volví a abrir los ojos, las cortinas estaban cerradas y la televisión apagada, unas flores estaba en una mesa cerca de mi cama, se escuchaba el sonido molesto de las maquinas a mi alrededor  y una persona estaba sujeta de mi mano agarrándole con fuerza. La vi y ella me vio, no sabía que decirle y solo podía recordar la última vez que la vi bajo los arbustos; traía la misma ropa puesta que aquella noche.

No pude decir nada y cuando tuve la fuerza necesaria para hacerlo me callo con su otra mano en mis labios y dijo:

-Espera- dijo con voz pasiva-No tienes que hablar ahora, nunca más vas a tener que hablar de esto de nuevo… sé lo que eres y lo que haces pero por ahora solo quiero que me beses como lo hubieras querido hacer aquella noche. Te amo y jamás lo dejare de hacer sin importar lo que pase por mente o corazón; eres mío, yo soy tuya y esto es…-

Me incline y la bese en los labios como ella me dijo que lo hiciera, como hubiera querido hacerlo en la noche que morí y ahora que volvía a nacer. Sabía quién era, pero eso no me importaba, nunca lo hará. La amo.






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