martes, 3 de julio de 2012

El fin del asesino. Parte 12

Fue abriendo los ojos lentamente, su cabeza notaba una cierta desorientación y la luz que estaba por encima de él le molestaba, así que la apague.

Trato de mover sus brazos y no pudo, trato de mover sus piernas y no pudo. La cabeza le pesaba ya que estaba colgado verticalmente del techo formando una estrella con sus extremidades aunque solo estaba treinta centímetros por encima del suelo.

La luz era más tenue y pudo adaptarse rápidamente. Vio que estaba en un cuadro arquitectónico de un edificio que apenas estaba hecho y había sido abandonado por falta de presupuesto, trato de gritar pero no pudo; después trato de moverse y vio su posición, era algo imposible de hacer y más adelante se dio cuenta que estaba desnudo y con el pecho cubierto de platico lo que hacía que sonara al momento de intentarse moverse.

Yo estaba en la sombra viendo como se retorcía y trataba de escapar. Di unos pasos seguidos y aparecí a su vista, en frente de él.

-Te estarás preguntando “¿Cómo es qué estás vivo? Yo te dispare ¿Dónde estoy? ¿Qué me vas a hacer?” todas esas respuestas son simples pero no eres capaz de pensar en estos momentos, colgado de un tubo en el techo.- Mi voz era pasiva y mientras hablaba me acercaba más a su persona.

-Balas de pintura… nunca confíes en el arma de alguien más; estas en un edificio abandonado, en un octavo piso y un dato interesante, en este lugar fue mi primer asesinato investigado, hay muchos recuerdos aquí.- di un suspiro y mira al piso, seguido a mi mano donde tenía un cuchillo.

- “¿Qué te voy a hacer?” es simple, te voy a desangrar hasta que mueras mientras yo mirare tus ojos perder su vida poco a poco- La intensidad de mi voz aumentando mostrando enojo y frustración. Me acerque lo suficiente a él como para sentir su respiración agitada.

-Te voy a decir algo personal y espero que pongas mucha atención porque puede ser de las últimas cosas que escuches en tú vida de asaltante. Estoy enojado, no contigo ni con la vida; sino con lo que me ha pasado últimamente, me he dejado llevar por mis sentimientos; los cuales odio con desprecio- Seguía igual de cerca de él y lo miraba directamente a los ojos. De repente salió una lágrima de mi ojo, algo que nunca había pasado en una situación así.

-Me he dejado llevar por los sentimientos de los demás y he ignorado a los míos, lo que quiero, deseo y lo que adoro. Así que sigamos con esto.- Me aleje de su cuerpo y desparecí ante sus ojos moviéndome a un lado suyo para tomar una tina metálica y colocarla debajo de él y me volví a incorporar. Ahora nuestras narices rosan entre sí.

Hubo un periodo de tiempo en silencio entre nosotros hasta que al final dije:

-Y sabes algo, tal vez deba cambiar, ser alguien más pero no lo voy a hacer o no será permanente. Porque adoro quien soy y lo que hago- Mis ojos se abrían cada vez mas y me acercaba aun mas a su rostro- Y no me importa la demás gente, a lo mejor suena egoísta; pero esta frialdad, mi pensamiento, mi razón es lo mejor que puedo tener- Moví mi rostro y empecé a hablar a su ojera derecha- Y al final de cuentas pagare por todo lo que he hecho y lo que hare en esta vida, pero mientras tanto no debo perderme a mí mismo porque una persona en especial me ha enseñado a valorarme y eso estoy a punto de hacer aunque me cueste la vida entera- Y al terminar estas palabras clave lentamente el cuchillo en su estomago.

Solo se escucharon gemidos en todo el edificio y las gotas que caían en la cubeta de metal. Me separe de su cuerpo y deje el cuchillo perpendicular a él. Tenía los ojos abiertos y me miraban fijamente, su cuerpo trataba de zafarse y el platico chillaba contra su piel que perdía el color.

Al final se quedo quieto y fue agachando la cabeza hasta quedar viendo al suelo, con los ojos cerrados y las gotas cayendo de su tórax.

-Me puede costar la vida… y espero lo haga-

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