-¿Hola?- me contesto la voz angelical.
-Hola, soy yo; me preguntaba si estabas ocupada y quisieras
venir. Tengo algo importante que decirte y enseñarte- le hablaba con una voz
tranquila dado que tenía un cuerpo lleno de sangre a mis espaldas iluminado por
una luz muy tenue y sobre un edificio abandonado.
-¿Es acerca de lo de la última noche que nos vimos?-
-Sí, es acerca de eso-
-Me parece bien ¿Dónde te veo?- al fondo de su voz se
escuchaban trastes chocar entre ellos. Estaba lavando los platos de su cena.
-¿Conoces el edificio
abandonado de la avenida 5, entre Don Celes y Vasconcelos?-pregunte aunque ya
sabía que la respuesta era…
-Sí, claro-afirmo rápidamente.
-Te veo abajo, donde está la puerta de la reja de seguridad
¿te parece?- y aunque no lo estuviera no iba a cambiar el lugar.
-…ok, tenebroso pero si ahí nos vemos en diez minutos-tardo
en contestar.
-Hasta entonces-
-Bye-
-Bye-
Cerré el celular y lo volví a colocar sobre la mesa.
-Las mentiras matan-dije antes de volverme a poner los
guantes y a coger el cuchillo que ahora había dejado su marca sobre la madera
podrida de la mesa.
Pasaron los diez minutos y yo ya estaba en posición. Vi los
faros de un carro a lo lejos y acercarse velozmente a mí. Se detuvo y salió con
unos pantalones de mezclilla y una blusa roja con una princesa estampada en el
frente (porque tuvo que ser roja).
Camino a un lado mío y dijo:
-He me aquí- pronuncio estas palabras mientras volteaba a su
auto verificando que lo había apagado y con un ademan con sus manos mostrando
su figura, luego me miro esperando algo; yo estaba callado, esperando,
tranquilo.
-Te quiero mostrar algo antes de decirte algo, no quiero
arruinar el momento por que ha sido una buena noche-
-¿Esta en el edificio?-pregunto mirando la figura arquitectónica.
-Si- nunca la deje de ver.
-Pues que estamos esperando- y con un movimiento con mis
manos la deje pasar delante de mí.
Caminamos silenciosamente sobre la calle y la planta baja
del edificio, ella iba sonriendo todo el tiempo. Ojala no esté esperando algo romántico,
no es mi estilo. Presione un botón sobre la pared y las puertas del elevador de
servicio se abrieron instantáneamente, entro en él y después yo.
-¿Subimos?-dijo aun con una sonrisa.
-Pero claro que si-le conteste con una sonrisa también.
Presione otro botón y se cerraron las puertas.
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