Me imaginaba su rostro ya que solo veía su espalda dio
vuelta y la vi de perfil, sus manos las llevo a su cara cubriendo su boca y su
nariz y soltando solo un gemido. El cuerpo seguía colgado, pálido, inmóvil. No
le había hecho nada desde que lo perfore aun con vida, sus pies goteaban sangre
dentro del balde ahora lleno del líquido rojo y sus ojos seguían abiertos, sin
vida alguna.
El silencio se apoderaba del lugar y sabia que no diría nada
acerca de lo que ahora veía así que decidí y como estaba planeado empezar a
explicarle que era lo que estaba enfrente de ella, sin moverme de mi lugar solo
dejando que mi boca hiciera el trabajo.
-Hay cosas a que todos les tememos y creo que yo soy el
conjunto de todas esas fatalidades de este planeta. No sé porque, pero así
nacemos todos, con habilidades y defectos; el mío resulto ser la necesidad de
algo más, una vida que ni yo me imaginaba hasta que un día como estos pero hace
muchos años una persona me cambio y por eso tuvo que pagar. Pero eso ya fue
hace muchos años y el sujeto que ahora está frente a ti no es el primero pero
espero que sea el último.- Aun no dejaba de ver el cadáver colgante ni aun
parpadeaba.
-Todos y todas han sido asesinos a sangre fría. Personas que
presumían una vida normal pero que en verdad mataban por el simple gusto de,
pero yo lo hago como un tipo de venganza
a aquellas personas que como la que transformo no merecerían existir, ni yo- Y
tome el cuchillo que tenía guardado en el pantalón, el mismo con el que mate al
joven ratero. Sus respiraciones eran profundas y temerosas.
-No tenia porque hacer esto, pero es parte de la confianza
¿no?- solté una risa y empecé a caminar hacia donde estaba ella eso la tenso
más y sollozo por unos instantes- pero esto tenía que acabar, algún día iba a
acabar. Él lo iba a hacer-y señale al desangrado con la punta del cuchillo-
estaba seguro de eso hasta que… pensé en ti, en lo que habíamos pasado juntos, en
que te prometí que te iba a decir la verdad y esa es la última de las promesas
que deseaba hacer porque te la merecías. No te pido perdón pero si gracias por
esos momentos…-hubo una leve pausa- y ahora te pido que como acabe con esos
demonios acabes con el mayor de ellos.- al terminar de decir eso sus ojos
cambiaron de dirección y me miraron, eran profundos e hipnóticos.
Después todo lo que paso fue en cámara lenta. Camino a paso
veloz a mi posición hasta ponerse frente a mí y sin dejarme de ver me arrebato
el cuchillo de mi mano, vi el arma punzocortante en su mano y con un movimiento
se paro firme frente a mí, con el cuchillo pegado a su mano y sus ojos en mi y…
-Te amo- cerré los ojos- Gracias-
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