jueves, 29 de octubre de 2015

Media Naranja. Parte 11

-¿Cómo te han tratado?-

-Bastante bien querido, me dieron a escoger la comida de ahorita-

-En serio, que rico; y ¿qué pediste?-

-Pues una tarta de fresa, helado de vainilla, chocolates, pan con mantequilla, fruta; mucha fruta y una fuente de chocolate que ya no debe tardar en llegar.- Me contestaba mientras se llevaba otro chocolate a la boca con sus delgados dedos.

-Esperemos que no se tarden-

-Oye y ¿crees que nos estén viendo?- Me preguntaba mientras observábamos el vidrio oscuro que estaba enfrente de nosotros y ella saludaba con la mano.

-Más les vale- Le contestaba mientras mordía con alegoría la hamburguesa.

A los pocos minutos llego una fuente encendida, empujada por un policía, que derramaba chocolate con varillas de madera de bombón y fruta.

Dejaron la fuente cerca de la mesa de metal en donde estábamos comiendo y cuando salía el oficial entro el señor “licenciado” con una silla que la coloco enfrente de nosotros y pregunto:

-¿Todo muy bien?-

-Sí, muchas gracias. Todo está para chuparse los dedos aunque se tardaron demasiado- Le contestaba mientras me metía los dedos a la boca saboreando la salsa de jitomate que se le había escurrido a la hamburguesa.

-No fue excelente encontrar una fuente de chocolate adecuada para su novia pero que bueno que todo esta bien, ahora ¿qué va a pasar dentro de quince minutos?- De un tono gentil cambio a uno autoritario o eso intentaba hacer.

-Dentro de quince minutos van a ser las siete, tontito- Contestaba mi “novia”.

-¿Y qué va a pasar a las siete?- No se había reído ni un poco.

-Antes de contestarle quisiera preguntarle algo ¿encontraron algo?- Le pregunte.

-Disculpe ¿en dónde teníamos que buscar algo?-

-Pues supongo que se tardaron porque entraron a nuestras vidas, a nuestros hogares, hablaron con nuestros vecinos, vieron nuestros números de cuenta, olieron nuestra basura, metieron la mano en nuestros refrigeradores y hasta durmieron en nuestras camas para encontrar que iba a pasar a las siete o para saber si quiera quienes somos nosotros y… ¿encontraron algo?- Deje la hamburguesa en el plato y me lleve las manos al mentón mientras le explicaba.

-No sé a qué se refiere- Trato de sonar desinteresado.

-Pues entonces es una lástima porque si lo hubieran hecho, aunque sea una de esas cosas que acaba de decir mi esposo, hubieran encontrado que iba a pasar a las siete; que es, dentro de cinco minutos- Contestaba mi ahora “esposa”.

Sin decir una palabra se levantó de su lugar, tomo la silla y se fue arrastrándola cerrando la puerta de metal con fuerza.

No pasaron ni dos segundos cuando con voz enfadada y en tono de reclamación dejaba su rebanada de tarta en el plato

-Novia, esposa y ni siquiera me has besado, ni una vez ¿qué te crees?-

-¿Quieres que te bese?- Ahora la veía a ella con mis manos en el mentón.

-Pues, sí. Sabes que…-dudo unos momentos mirando su plato con comida y en un momento se erguía en su silla y decía con seguridad –Si, si quiero que me beses y como nunca lo has hecho con alguna de tus otras novias-

 Ese último comentario me saco una sonrisa pero ella estaba segura de lo que decía.

-Con cinco minutos bastan- Fue lo último que dije antes de abrir los brazos, tomarla del rostro tiernamente con mis manos y acercarme a velozmente mientras que ella abría los ojos y se tensaba su cuerpo por la sorpresa.

Fue un beso de cinco minutos en la oscuridad de nuestros parpados, en el encuentro de nuestros labios, en el tacto de su rostro en mis manos y de mi cadera en las suyas.

Fueron 300 segundos donde reinaba el silencio. Ni un segundo antes ni un segundo después se sintió una vibración debajo de nosotros seguida por una explosión en la cercanía.

Los primeros segundos fueron de silencio, los siguientes fueron gritos de dolor y agonía, sirenas y alarmas por todos lados y nosotros; abríamos los ojos lentamente mientras nuestros labios seguían juntos hasta unos momentos después.

-Vámonos- Dije con voz calmada y con los ojos enfocados en los suyos; aun sintiendo ese estruendo que había sucedido, del que nadie esperaba y del que nadie nunca está preparado para las consecuencias.

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