viernes, 9 de octubre de 2015

Mente vs Cuerpo.

Continua.

No puedo más.

Una más.

¿Cómo quieres que de una más?

Con la misma fuerza que hiciste la anterior.

No estaba tan cansado como ahora.

¿Te canso tanto una?

Fue el conjunto de las anteriores.

¿Y esa es tu excusa? ¿Haber hecho muchas? Y ¿ahora no puedes hacer una más?

Te odio.

Yo te odio más por haberte fallado.

¿A qué te refieres?

A que te venciste. A que dejaste de ser tú por alguien más.

Púdrete.

Púdrete tú primero, ingenuo.

 Ya cállate, deja de pensar en eso.

Deja de pensar que yo deje de pensar en eso; porque no está ayudando mucho amigo mío.

Haces una, dos, tres, cuatro y cinco más.

Listo.

¿Listo qué? ¿Ya te diste cuenta de lo que debiste hacer esa noche?

No lo valía, no hubiera podido, no hubiera sido yo. Así como ese día en las jardineras donde, en verdad si me falle. Hubiera pasado lo mismo. Y, además; si lo hubiera hecho la noche no hubiera transcurrido bien.

¿Y transcurrió bien, para ti? Una más.

Haces una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez más.

¿Cómo te sientes con eso?

Enojado. Debí haberlo hecho.

El hubiera no existe.

Debí haberme dejado llevar.

¿Seguro?

¿No es eso a lo que quieres llegar con esto? A que me dé cuenta que…

¿Qué me dices a mí? Soy tu mente imbécil. ¿A qué te des cuenta de que…?

De que las cosas han cambiado.

¿Y con eso te sientes?

Motivado, fuerte; no lo sé. Diferente.

¿Le hubieras roto la cara?

No, reaccione como debí haberlo hecho. El hubiera no existe. No soy tan mala persona; le hubiera arruinado su noche y la mía y…

Esa mamada. Jeje. ¡Era lo correcto!

Lo correcto era no haber nunca haber enviado ese mensaje.

Ahora, a estas alturas del partido. ¿Te arrepientes de haber regresado en ese entonces con ella?

No, jamás. Sino nunca me hubiera dado cuenta de la persona que soy.

¿Y qué persona eres? Una más.

Haces una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, dieciocho, diecinueve y veinte.

Lo sigo buscando.

Una más.

Haces una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, dieciocho, diecinueve, veinte, veintiuno, veintidós, veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis, veintisiete, veintiocho, veintinueve y treinta.

Para.

No

¿Por qué?

Porque soy más que eso.

¿Cómo estas seguro de eso?

Porque lo siento, idiota.

Pendejo.

Puto.

Asno.

Pero no débil.

Bien dicho.

¿Ahora qué?

¿Unos diez kilómetros?

Porque no.

Haces los diez kilómetros.

Me siento mareado. Voy a vomitar.

Tengo que ir al baño.

No vas a llegar.

Demonios, te odio.

Vomitas.

Mírate en el espejo.

Te miras en el espejo.

¿Qué tengo que ver?

Tú dime.

Veo un joven que no aprende, que no sabe detenerse, por necio, por terco, por… por querer siempre más, por no darse por vencido, por querer ser más fuerte y vencerlos a todos. Y que acaba de vomitar sobre el suelo del gimnasio.

¿Y eso esta mal?

¿Qué haya vomitado en el suelo y que tengo que limpiar? Si. De todo lo demás, claro que no; me siento de maravilla.

Suficiente por hoy.

Ya lo creo.


Sonríes. 

No hay comentarios: