lunes, 22 de julio de 2013

Dentro de mi mente. Parte 2.

Por favor amado mío, dame la respuesta para lo que te está pasando y déjame ver que es lo que está pasando dentro de ti. Espero que aun dentro de ti te acuerdes de mí, no me maltrates mucho y permíteme ayudarte aunque sea una vez, te lo pido con el corazón. Voy a entrar amor y no sé que esperar dentro de ti.

-¿Lista?- me pregunto el doctor mientras me colocaba en la cabeza cables y una enfermera me penetraba con agujas en los brazos.

La verdad es que no.

-Sí, lista doctor.- Estaba en acostada en una silla igual a la de mi amado que se encontraba a lado mío aun inconsciente y dentro de sus pensamientos. Me había cambiado y ahora solo tenía también ropas de hospital pero con algo muy especial. Meses antes habíamos ido a un concierto y nos dieron pulseras igual y él, ahora la tenía puesta y yo igual.

-Empecemos entonces y recuerda, dentro; estas por tu cuenta.- Solo cerré mis ojos, asentí con miedo a lo que ahora fuera a pasar y lo alcance a tomar de la mano con fuerza.

Cuídame por favor.

Del otro lado de mis parpados pasaba la luz de las lámparas encima de mí pero poco a poco fueron desapareciendo y un hormigueo nació en mis pies y fue creciendo por todo mi cuerpo hasta sentir que mi cuerpo temblaba bruscamente. Lo único que hacía era poner mi mandíbula dura y tratar de respirar a pesar de que después empezó a costar trabajo hacerlo.

¡Carajo! Que se detenga esto, ¿cuánto va a tardar? ¡Ah!

Hasta que se detuvo de golpe, deje de sentir todo el hormigueo y de ver las luces a través de mis parpados. Hacía frío y por lo que presentía era que estaba oscuro totalmente y estaba sola.

Fui abriendo los ojos lentamente y ciertamente, estaba sola y todo era oscuridad.

¿Ahora qué?

El silencio era sepulcral hasta que una voz muy familiar se escucho.

-Bienvenida chaparra, es un placer tenerte no solo como un sentimiento sino también en mente propia-

¿Acaso era él? ¿Lo había encontrado?

-Amado mío ¿eres tú?- No sabía a dónde dirigir mis palabras.

-Todos somos él- dijo a secas y seriamente.

-¿Todos? ¿Quiénes son todos?- ¿A qué se estaba refiriendo?

-¡Luces!- grito con fuerza iluminando todo lo que mi vista alcanzaba a ver. Las luces me lastimaban la vista pero alcance a familiarizar el lugar con un sitio real.

-¿Esto acaso es una prisión? ¿Quiénes son los reos?-

¿Qué demonios está pasando? ¿De qué se trata? ¿Es un sueño? ¿Por qué su mente es una prisión?

-Cuidado, detrás de ti- La voz volvía a sonar de manera seria pero ahora identificaba a la persona, si era él y usaba un traje negro ajustado a su cuerpo con una corbata negra y camisa blanca.

Me di la vuelta y de una celda oscura brinco una persona que fue detenida bruscamente por los barrotes y caí al suelo de espaldas.

-¡¿Qué fue eso?! ¡¿Quién es?!- grite mientras no me creía lo que observaba.

El sujeto de traje se acerco lentamente hasta darme la mano y ponerme de pie.

-Es él, tu amado… el asesino- mientras me lo señalaba con la mirada. Tenía botas oscuras, un pantalón café y camisa de manga larga oscura manchada de rojo al igual que sus manos y rostro.

¿Por qué?

-Como te dije antes, bienvenida a la mente de tu novio.- me susurro al oído mi amado vestido de traje mientras que el personaje de la celda se alejaba de los barrotes y se sentaba en su cama desgastada, mirándome; siempre mirándome.


No hay comentarios: