martes, 17 de mayo de 2016

La prueba. Parte 18

Solo recuerdo que trate de sostenerlos, que con mi brazo estirado trataba de tomar su mano pero no lo alcanzaba y veía como la marea lo alejaba de mí y lo perdía de vista en la oscuridad del mar. Todo fue tan lento que hasta creo que abrió sus ojos y expreso su miedo e impotencia pero nada pude hacer, estábamos a la deriva; solos.

Abrí los ojos y estaba recostado viendo el cielo sobre unas piedras en la orilla del mar, mi cuerpo me dolía y solo escuchaba las olas chocar contra la costa; unas aves pasaban encima de mí volando y sentía esa brisa llena de sal y demás minerales marinos.

Trate de levantarme pero solo logre sentarme y tomar mi cabeza con ambas manos, el dolor era inmenso y no lograba sacarme de la cabeza la imagen de Marco escaparse de mis manos. Levante la vista tratando de buscarlo pero me encontraba solo en la costa, en la misma en la que llegamos en bote los tres estudiantes expectantes de lo que nos iba a pasar; no teníamos ni idea de lo que nos iba a pasar, que solo quedaría uno en pie hasta donde se sabía.

Arena gruesa y piedras grandes en una tarde lluviosa, troncos de madera y basura marina que traían las olas y al fondo, el edificio donde estábamos encerrados con agua saliendo de él y sé que sonaba extraño pero tenía que regresar a buscar algo que me ayudara a salir de aquí.

Caminaba por la playa con mi ropa mojada y heridas en mis extremidades tratando de percatar cualquier ruido y buscando cualquier señal de vida diferente a la mía pero todo se quedaba en cangrejos y pájaros.

Entre al cuarto y estaba con el nivel del agua hasta el ventanal y tratando de encontrar algo útil, mi intento fue una pérdida de tiempo aunque no del todo; me di cuenta que el agua se estaba filtrando por algún lado y fue cuando voltee a ver la puerta, estaba abierta.

-No hay mucho que hacer de todos modos- Y con trabajo fui entrando al pasillo hasta llegar a las escaleras que estaba inundadas, no había manera de que pudiera bajar dada la profundidad y la oscuridad de ahí, no iba a poder encontrar nada.

Salí de la habitación y regrese a la costa en donde me volví a encontrar solo, me tire sobre la arena gruesa y viendo al cielo cerré los ojos.

Trate de sostenerlos, que con mi brazo estirado trataba de tomar su mano pero no lo alcanzaba y veía como la marea lo alejaba de mí y lo perdía de vista en la oscuridad del mar. Todo fue tan lento que hasta creo que abrió sus ojos y expreso su miedo e impotencia pero nada pude hacer, estábamos a la deriva; solos.

Me desperté exaltado sentándome en un instante y moviendo la cabeza tratando de encontrar algo, nada.

Ya era de noche y todo seguía igual. Me limpie el sudor de la frente, suspire y me solté a llorar.

-Ya quedo uno, ya que acabe esto- entre pujidos y lágrimas saladas.

Y a respuesta de mi queja fue el sonido de las olas y un:

-Aun no acaba, aun la prueba sigue en pie- Esa voz, esa voz, ¡Esa voz!

Me levante de mi lugar tratando de encontrarla pero estaba demasiado oscuro.

-¡¿Dónde estás?!- y giraba sobre mi eje tratando de localizar algo pero como un susurro ella contestó:


-Aquí- lo sentí tan cerca que me espantó y tiro al suelo tratándome de dar la vuelta para verla pero no podía observar aun nada y estaba casi seguro de que estaba solo. 

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