domingo, 23 de diciembre de 2012

El 23. La expansión.


El 21 no paso nada. La verdad es que estaba emocionado de que en verdad pasara algo extraordinario, no tal vez que por lo menos la noche durara más o el día o no sé, pero esperaba en serio algo. Nunca creí en esas historias de que los muertos iban a resurgir o que iba a haber una guerra nuclear de la nada o maquinas asesinas, pero esperaba algo; no de ese impacto pero algo. Ese día me decepciono.

El 22 fueron unas 24 horas tranquilas, sin ninguna novedad ni nada que comentar solo los chistes que ahora pasaban de persona en persona acerca del día anterior. Nadie aun lo podía superar. Pero fue hasta las doce de la noche en la que las cosas empezaron a resultar extrañas.

Yo vivo en un pueblo a las afueras de la ciudad de México y las cosas son muy tranquilas a comparación de ese lugar, me acaba de mudar por lo que la falta de ruido y muchas otras cosas como la tranquilidad me molestaban. Estaba en mi computadora hablando con mi novia que vivía en la ciudad; ya saben, por las distancias y para empezarnos a felicitar ya que en unos momentos íbamos a cumplir un año tres meses. Una cosa romántica.

Estaba hablando con ella cuando la luz empezó a fallar en mi calle y en mi hogar, la conexión de internet empezó a fallar; ella me comentaba que lo mismo estaba pasando por su casa, que empezaban a generarse descargas eléctricas. Todo fue así hasta que la luz se fue por completo al igual que el internet.

Vivo con mis padres, mi hermana y un adorable perro. Los cuatro, con excepción de mi mascota, nos extrañamos de que la luz se hubiera ido, nunca había pasado antes y menos en todo el pueblo, ya que al asomarnos por la ventana  todo era oscuridad con excepción de las estrellas y la luna que se imponían en lo alto del cielo. Pasaron unos minutos de silencio entre nosotros hasta que un crujido surgió de afuera de mi hogar; me asome para ver algo, pero obviamente fue algo inútil. Luego se escucharon grandes cristales romperse, cortinas de metal se impactadas y gritos de personas asustadas por los ruidos y por algo que no se alcanzaba a definir que era hasta que lo inminente sonó, un estallido de una pistola que pareciera que estaba muy cerca de mi ventana y más gritos de hombre y mujeres que corrían de un lado a otro de algo que no sabían que era por la falta de luz. Luego otro estallido y otro y otro, así fueron hasta que un grito ahogado sonó de debajo de mi ventana y un haz de luz apareció en las cercanías de esta y lo único que pude ver fue una mancha de sangre en el piso.

Me asuste y caí al piso de mi cuarto alejándome de espaldas de mi ventana. Los gritos seguían al igual que uno que otro disparo hasta que sonó mi celular y logre escucharlo.

Conteste y era mi novia que hablaba asustada y trataba de decirme que era lo que estaba pasando. Ella me comentaba que no se fue toda la luz de la ciudad pero si en la mayoría, que también se escuchaban gritos de personas en las calles tratando de correr de algo que no sabían que era pero solo que las estaba matando o eso gritaban. La traba de tranquilizar pero yo tampoco lo estaba, resultaba de poca ayuda. Lo único que me pedía era que fuera a estar con ella, que me necesitaba y que tenía mucho miedo; yo no pude decir nada en esos momentos. La llamada se empezó a cortar por la falta de crédito de ambos hasta que se perdió por completo.

Estaba solo, mis padres estaban demasiado preocupados junto con mi hermana que no habían tardado en llegar a mi lado para que estuviéramos juntos pero eso no significaba nada. Estábamos en la oscuridad con los gritos de las personas de la calle gritando acerca de la muerte y disparos en el aire hacia objetos que no podía ver. El 21 fue la pantalla de lo que iba a pasar el 23, el día en que el mundo se iba a acabar y el día en el que cumplía con mi novia que ahora estaba sola de igual manera y me necesitaba más que nunca. Tenía que ir con ella sin importar el costo, sin importar lo que estuviera afuera de esa ventana matando gente.

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