Te beso como nunca he besado a alguien más, te toco cada rincón
de tu cuerpo sin ceder a respirar o pensar, su aliento carece de silencio en
cada palabra que nombras y tu corazón deja de latir a cada segundo que
transcurre porque estas a punto de morir en mis brazos, estamos a punto de
dejar este mundo de desastre, irreverencia, carencias, violencia y pobreza, y
ahora nos dejaremos llevar por el momento que se aproxima.
La oscuridad se vuelve luz y el frío se transforma en calor;
algo imposible pero que hoy convergen entre nosotros, entre las caricias, los
abrazos, los gritos y las lagrimas.
Todo deja de existir y te vuelves tú y solo tú la única fuente
de luz de la nueva oscuridad que se expande alrededor de nuestros cuerpos
juntos, fundidos y ardidos por cada minuto que pasamos juntos, amándonos y que
seguiremos pasando mucho más.
Tus ojos oscuros me miran repetitivamente hablándome sin mover
los seductores labios que están ocupados haciendo lo que todos desean tener.
La luz termina y solo estamos los dos, solos, con nuestros
cuerpos unidos, viéndonos mutuamente. No respiramos, no podemos.
Los huesos tiemblan, los músculos se tensan, las pupilas se dilatan,
los labios dejan de saber a un simple beso, nuestra piel deja de sentirnos pero
seguimos aferrados ante la situación, nos vemos, nos besamos, nos acariciamos y
decimos cuanto nos queremos; pero no vemos, no escuchamos, no sentimos. Estamos
solos en cuartos diferentes, llenos de oscuridad, sin un haz de luz, sin nada
que comer, sin nada que beber; pero no necesitamos nada de eso porque estamos
juntos, aferrados a una existencia dramática que solo nosotros entendemos.
Las manos las tenemos
llenas de rojo sangre, vemos nuestros corazones palpitar adentro de nuestros
cuerpos pero no gritamos, ni nos estremecemos sino que nos vemos de frente
dentro de una oscuridad.
Caemos sobre un túnel sin fin, sentimos el aire ir en
contra, como nos adentramos a un territorio desconocido pero aun así nos vemos,
nos agarramos de la mano y sin decir nada esperamos a que el túnel termine y
caigamos muertos sobre un suelo virgen, donde nadie nos encontraría, donde estaríamos
solo, viéndonos con nuestros cuerpo sin vida.
Estamos en la costa sentados sobre la arena, viendo la
puesta de Sol; es algo indescriptible, hermoso y sorprendente pero estoy
contigo, con nuestras manos empalmadas.
Regresamos al cuarto, estamos solos, temblando, llorando,
abrazados; muertos bajo nuestros amor que juramos darnos. Nadie nos encuentra, nadie
nos ve, nadie nos molesta.
Un día nos encontraran y nos verán tomados de las manos viéndonos
mutuamente. No habrá sangre, lágrimas secas o algún rastro que responda a la
pregunta “¿Pero cómo?” sino que simplemente dejamos de existir para poder vivir
juntos, dentro de nuestros corazones palpitantes de amor y eso nadie nos lo podrá
quitar.
Ni4 para Pamela.
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